Capitulo 1

1.1K 75 6
                                    

Por las calles, descalzo, corría un chico de pelo negro y ojos azul eléctricos, que alrededor de sus párpados se dibujaran rayos azules. Estaba confundido, no lograba recordar nada, ni nada se lo hacía familiar o conocido; no sabía qué hacer, solo corría mientras la lluvia le empapaba. Entonces pudo ver una tienda, con zapatos y rebecas colgadas por afuera debajo de un protector; mientras paso por el, con un sigilo que él no sabía que tenía, pudo coger unos tenis rojos y blancos y con la otra mano agarrar una rebeca negra. Nadie notó, que había robado ropa, y a unos metros de la tienda giro a un callejón y se paró. Descanso un poco, respiro con tranquilidad, se apoyó en la pared y se puso la rebeca, y poner la capucha; se fue sentando y se puso los tenis.

 Descanso un poco, respiro con tranquilidad, se apoyó en la pared y se puso la rebeca, y poner la capucha; se fue sentando y se puso los tenis

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Noto como tenía un rajón en sus pantalones, seguramente cuando luchó con esa rata gigante. No podía entender nada, no podía recordar nada, ni reconocer algo; sentía como algo pasaba por sus venas, algo que le daba calambres una que otra vez. Se dejaba empapar por la lluvia, se dejaba llevar por sus pensamientos, sin saber cómo tres figuras masculinas se acercaban a él.
-Mira a quién tenemos aquí. Es un chico callejero, en nuestro territorio-, dijo el hombre en el medio.
-Me pido romperle las piernas, para que no huya, Fog-, dijo uno más grande a la izquierda. Entonces el chico que se encontraba sentado en el suelo, se recuperó de sus pensamientos, y miro fijamente a los hombres, que le miraban amenazadoramente.
-Venga ponte de pie chico, o si no nos perderemos nuestra diversión-, dijo de nuevo el del medio. Él pelinegro se puso de pie lentamente, sin quitar la mirada a sus agresores y sin decir palabra alguna. Cuando el chico ya estaba totalmente de pie, le empezaron a atacar, y como una reacción empezó a esquivar los golpes que intentaban darle. Los tres hombres, recordaban esos movimientos, eran los mismos que usaba la tortuga con máscara azul, la tortuga llamada, Leonardo. Pero se confundían al ver a un humano, en vez de esa tortuga, pero que se movía de la misma manera y tenía cosas que le caracterizaban.
Pero entonces salieron de sus pensamientos, al quedar noqueados por uno movimiento inesperado por el chico de ojos azules eléctricos, que ni siquiera el mismo sabía que podía hacer.
-Wuaw, no sabía que podía hacer eso-
Se comentó, el chico a sí mismo, sin saber que unos robots le vigilaban y le grababan desde los tejados. Él pelinegro al ver ya a los hombres inconscientes, se puso de nuevo la capucha, de una manera que solo se pudiera ver su boca y barbilla, puso sus manos en los bolsillos de su pantalón y se fue caminando fuera del callejón.

Mientras los robots que habían grabado la pelea, se fueron corriendo a una iglesia abandonada y vieja, por fuera. Aparecieron en el centro de una sala, en el que se encontraba un hombre sentado en un trono.
-¿Qué habéis encontrado, robots insolentes?-
Entonces uno de los robots, creo una pantalla producidas por sus ojos. El hombre junto sus manos, y sonrío al ver al chico de pelo negro y ojos azul eléctricos; era un buen luchador y aunque hubiera perdido toda memoria, seguía recordando ataques poderosos. Si alguien le enseñase, lo que le faltaba y le llenará de odio y sed de venganza, se convertiría en un ser muy poderoso. Lo podría poner a contra de su familia, y el propio hijo de su enemigo podría destrozar a su Maestro padre. El vídeo, al terminar, hizo que el hombre sentado en el trono, reír malvadamente.
-Quiero que le vigiléis, por la noche y el día. Descubrir cualquier paso que de con su memoria, o cada retraso. Dadme más vídeos de luchas que haga Leonardo. Ahora quiero que os vayáis. ¡YA!-
Y con ese mismo grito, los robots desaparecieron, dejando solo al que disfrutaba de su plan. Entonces por la puerta pasó un tigre a dos patas, con un parche en el ojo y con una cola cortada; se arrodilló en frente del hombre y empezó a hablar:
-Maestro, no entiendo lo que le llama la atención de ese chico. Tienes a un arsenal lleno de robots, y unos cuantos mutantes a sus pies. ¿Qué tiene el de especial?-
Le pregunto sin quitar la vista del suelo.
-Ese chico, fue lo que cree. Ese chico puede dar un giro a la batalla. Leonardo, no puede recordar nada si siquiera algo se lo hace familiar o conocido; si le tenemos de nuestro lado y le llenamos de ira y venganza, podremos hacer que ataque a sus hermanos y padre. Además he descubierto que esa mutación, no solo le convertido en humano, le dio un don especial, que usado en nuestras manos, es un arma de destrucción. Solo tenemos que hacer que tenga confianza en alguien de aquí y tengo a la persona perfecta-
Le explico, orgulloso de sus propias palabras, y pensando en la persona que estaba hablando.
-Maestro, por favor, dime que no vas a llamar a Él. ¿Verdad?-
Le pidió el tigre, mirando a su maestro.
-Ve preparando el cuarto de invitados, Coshi va a volver. Mi hijo va a volver-
Le ordenó y el tigre solo afirmó con la cabeza y desapareció tras las puertas de la sala.

¿Quién soy? ¿Qué soy?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora