Lucharemos juntos.

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James esto no es gracioso, cuéntame de una santa vez lo que te pasa. –Él me dio la espalda, se colocó una mano en su boca y pude escuchar un gemido de tristeza, estaba intentando frenar su llanto. –Me estoy preocupando. ¿Qué tienes?

Se sorbió la nariz varias veces y volvió a posicionar su vista en mí. Se acercó rápidamente hacia donde me encontraba y me besó la frente mientras sus brazos rodeaban mi cuerpo, reduciendo fuertemente el espacio que nos separaba. –Antes de que te lo cuente prométeme que no va a cambiar nada entre nosotros. –Me miró directamente a los ojos y susurró cerca de mis labios—Prométemelo.

Yo asentí como una niña pequeña después de recibir una orden. Y es que las palabras no eran capaces de salir de mi boca, la situación me estaba poniendo de los nervios. No comprendía nada. Mi pulso nervioso se aceleró abruptamente y un estado de nerviosismo se apoderó de mí.

-Yo…esto es tan difícil… --Se separó de mí unos cuantos centímetros y me observó durante unos pocos segundos que a mí se me hicieron eternos. –Anthea, me han diagnosticado Alzheimer en un estado realmente avanzado. Al principio los médicos pensaron que eran pequeñas pérdidas de memoria a causa de la edad, pero las pérdidas han ido a más y me han confirmado la peor de mis pesadillas. Es tan horrible pensar que en algún momento no voy a recordar prácticamente nada de nada… --Paró un instante. –Pero lo más horrible es que en algún momento olvidaré todos los momentos vividos junto a ti.

No recuerdo exactamente como reaccioné en aquellos momentos. Lo que sí que sé es que necesitaba abrazarlo, sentirle cerca de mí y decirle que todo iba a salir bien. Que no le abandonaría ni por todo el oro del mundo. Cerré los ojos fuertemente pensando que así despertaría de esa pesadilla pero cuando volví a abrirlos la situación no había cambiado.

Los ojos de James se tornaron color carmín y fuertes sollozos se escaparon de su boca.  El cuerpo le falló y con las manos sujetas a su cabello, cayó de rodillas. Yo le observé sin saber qué hacer. ¿Qué es lo que le tenía que decir en esos momentos? ¿Que se curaría? No quise ser negativa pensando en que tenía razón, que en algún momento de su vida olvidaría todos los momentos junto a mí. En esos momentos pensaba en luchar junto a él, ganar la batalla que tenía que luchar contra el Alzheimer. Porque él era fuerte y podía con todo.

Cautelosamente y sin querer hacer ningún movimiento en falso me acerqué donde estaba agachado, le imité poniéndome de cuclillas para que estuviéramos en la misma altura y le comencé a acariciar el cabello. Siempre le gustó que lo hiciera cuando era momento de dormir o incluso aprovechaba cualquier momento del día para pedirme un masaje capilar.

Como si se tratara de un gatito, James agradeció mi acto y pude ver como sus músculos se relajaron un poco.

-¿Tan mala me consideras que creías que contándome esto te abandonaría? –Le susurré sin dejar de acariciar su cabello, seguido de sus mejillas que estaban considerablemente humedecidas. Él abrió los ojos y miró directamente hacia mis ojos. –Esto que me acabas de contar no ha debilitado nuestra relación, sino todo lo contrario. –Le cogí de su precioso rostro y acerqué sus labios hacia los míos, quedando estos a poca distancia. –Tu enfermedad, o como quieras llamarlo, nos acaba de hacer más fuertes. Y antes me muero que yo te abandono, porque James, estoy completamente enamorada de ti. Eres mi vida.

Entonces le abracé, descargando todo mi apoyo en ese minúsculo gesto. Él lo agradeció y aprisionó mi pecho contra el suyo. Pude escuchar sus, cada vez más rápidos, latidos del corazón y me estremecí.

Una lágrima cayó de mis ojos y en seguida la paré. No podía llorar, no en esos momentos. Tenía que ser fuerte y ayudarle en todo, darle mi máximo apoyo.

Lo imposible atrae (PRIMERA Y SEGUNDA VERSIÓN) l EDITANDO lDonde viven las historias. Descúbrelo ahora