Tampoco sabes tan mal.

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Ahí os dejo una foto de como sería el apartamento de James.

*Sigue narrando James*

Anthea dudó unos segundos. Me miraba como si necesitara mi consentimiento para hacerlo. Volví a asentir y ella cerró sus ojos dirigiendo su mano izquierda  hacia abajo. Puso dos de sus dedos en forma de “V” para separar sus labios vaginales y así tener mejor comodidad y acceso. Con su mano derecha acercó su dedo índice hasta el centro de su sexo y empezó a moverlo desde arriba hacia abajo. Sus movimientos eran lentos al principio, con el paso de los minutos aumentaba el ritmo. Yo me moría de placer, me encantaba verla así, tan indefensa, solo para mí. Me senté en el suelo dado que los dos no cabíamos en el sofá, observé cada pequeño detalle de sus mágicos movimientos. Cerró los ojos cuando uno de sus dedos entró en su interior, lamiéndose los labios que estaban totalmente secos. No podía más, necesitaba tocarla. Quería compartir esa dosis de placer con ella, venirnos juntos.

Con una mano toqué su pecho izquierdo, agarrándolo con la palma de mi mano. Apretando su pequeño y cada vez más duro pezón entre mis dedos. Mordiéndolo. Ella abrió los ojos y me miró sorprendida, no se lo esperaba, pero pareció que no le había importado y continuó con lo suyo pero ahora era ella la que me observaba a mí. Nuestras miradas estaban cargadas de lujuria y en la habitación hacia un calor que ni en el mismísimo infierno.  Anthea movía con gran rapidez sus caderas, parecía que estuviera ansiosa de que su dedo y ella conectaran lo más rápido posible. Cambió la mano con la que se estaba dando placer, para hacer un gesto que me subió hasta el cielo. Cogió mi miembro que ya estaba considerablemente duro, le dio rápidos movimientos hacia arriba y hacia abajo. Con urgencia, dándome un desgarrador  placer. Yo me estremecí y levanté mi mentón, mirando hacia el techo. Intentado coger aire, pero la oleada de placer me interrumpía.

-¿Te gusta James? – Ella me preguntó entrecortadamente, con un hilo de voz. Su voz estaba cargada de dudas, era normal ya que nunca se había encontrado en tal situación como esta. Pero lo que ella no sabía es que lo estaba hacia como una experta.

-Cla-claro que me gusta. No lo dudes nunca, Anth. –No sé ni cómo pude hablar, las palabras salieron inconscientemente de mi boca.

Y era cierto. Ante el mínimo contacto físico con ella mis terminaciones nerviosas  se paralizaban, no sabía cómo reaccionar. Cierto era que yo disfrutaba mucho ver a las chicas que traía a mi cama como se daban placer ellas mismas pero con Anthea era diferente. Ella en general era diferente. Sus manos eran inexpertas, su cuerpo era inexperto también en el tema del sexo y eso la hacía extremadamente especial. Y me hacia especial a mí también. Me agradaba el hecho de pensar que solo yo la había visto desnuda, solo yo le había propinado tal placer que hizo que se corriera la primera vez, ser el primero en su vida, y si me dejaba, el último. Ser el primero en muchos aspectos de su vida, marcando cada recuerdo, haciéndolo único.

Noté como Anthea posicionaba su cabeza mirando hacia el techo dando un pequeño grito de placer. Sabía el significado que tenía, se había corrido con fuerza, manchando inclusive el sofá seguido de un largo orgasmo. Su respiración era fuerte, su pecho se movía con brutalidad, parecía que le costara respirar. Repetía incontables veces mi nombre, saliendo en pequeños susurros.

-Anthea, estoy muy cerca de… de correrme.

Como si se lo hubiera ordenado se levantó del sofá tambaleándose por efecto del tan placentero orgasmo y se sentó a mi lado, en el frio suelo de madera. Arrimó su hermoso rostro hacia mi pene y lamió la substancia que se encontraba en la punta. Tarde cero coma en correrme gracias a su acción. No apartó la cara y me dejé llevar con gran fuerza, arqueando mi espalda, levantando las caderas. Cuando abrí los ojos me encontré con la cara de Anthea llena de mis fluidos. Tenía los ojos cerrados y su boca formaba una gran línea recta.

Lo imposible atrae (PRIMERA Y SEGUNDA VERSIÓN) l EDITANDO lDonde viven las historias. Descúbrelo ahora