Cinco

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Las clases transcurrieron normales. La profesora de Geografía explicando un tema nuevo, algunos compañeros atentos y callados; mientras que a otros no les interesaba en lo mas mínimo estar escuchando lo que decía la docente.

Micaela, se hacia la que prestaba atención, pero no podía concentrarse. Algo estaba pasando por su cabeza que no la dejaba pensar con claridad.

― Mica... estas actuando algo raro, ¿qué te pasa?― susurro Luciana, que estaba sentada a su lado, tomando apuntes en su cuaderno.

― Tengo sueño― mintió― Además, no me gusta este tema, es aburrido.

― Si, tienes razón, es aburrido pero... ¿que se le va hacer?― dijo.

― A la salida, quiero que me acompañes a un lugar― dijo Micaela levantándose de su asiento con su cuaderno en mano.

― ¿Ah?, ¿adónde?, ¿Mica?...

― Solo hazlo, por favor― le respondió con una pequeña sonrisa, yéndose hacia la profesora para que le explique algo que no había entendido.

― Esta bien...― dijo Luciana casi en un susurro.

Micaela estaba totalmente nerviosa, ― y mas al recordar lo que había pasado camino a la escuela, no se había recuperado aún―; no sabía cómo actuar frente a ella y la carta en mano. Si la rechazaba, quería que lo haga de una manera tierna y que todo eso no afectara su larga amistad.

Lo que menos quería era perderla, así como también perder la nueva explicación que le daba su docente de Geografía.

Maldita ella, por pensar en aquellas cosas. Cosas sin sentido alguno.

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