Recuerdos del pasado (parte 2).

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Narra Lawlees.

Estaba en un lugar completamente de madera, una puerta enfrente mía que al abrirla entraron los soldados enemigos que me perseguían, también había velas en el suelo para iluminar aquella habitación, me fijé en que todos vestían túnicas marrones y la tuya era blanca, aparte de eso todos me rodearon por fuera del extraño círculo que había dibujado en el suelo, pero lo que me hizo ponerme en alerta era el hecho de encontrarme desnudo con las manos a la espalda sujetas por un cepo de madera, y a pesar de todo me seguía sintiendo un poco débil. Busqué lo más rápido que pude el agua bendita pero no la encontraba y mis energías fallaban.

-Romeo -oí tu voz a pesar de encontrarme débil- dinos la manera de transferir un contrato -te acercaste a mí haciéndote un pequeño corte en el dedo y dejando que la sangre cayera en mi cara.

-¿Transferir? -susurre aún débil.

Me encontraba de rodillas en el suelo, con las piernas un poco abiertas y mirándote. Solo había una manera efectiva de hacerme hablar en todo y era esa, dejaste que lamiera tu sangre y me recupere, aunque seguía débil pero al menos mis sentidos estaban en perfecto estado. Todos esperaban a que lo revelara pero yo me negaba, si lo hacía todo habría acabado, debía aguantar un poco más aunque una pequeña información me mantendría a salvo por lo menos un tiempo.

-Para eso es muy importante que el vampiro siga virgen -hablé bajando la cabeza- y si abusan de él no funcionará -me mordí los labios.

-Entonces  funcionara -hablaste.

Esas palabras me calmaron, al menos me mantendría virgen si en verdad deseaba que transfiriera su contrato conmigo.

-Puede ser una estrategia para ganar tiempo -habló un soldado.

-Lo sea o no ¿os vais arriesgar? -le desafie- Yo soy el vampiro, solo yo sé la verdad. No tenéis opción.

Me sentía mal pero al menos sabría que no me tocarían debido a que yo era el único vampiro que habían visto, si yo me encontraba entre la espada y la pared entonces ellos también al no saber nada sobre mí.

-Tienes razón, pero verdad o no, es imposible huir para tí. Todo el lugar se encuentra rociado con agua bendita, asíque no intentes nada -hablaste captando mi atención y advirtiéndome.

-¿Y no vas a alimentarme? -te miré con los ojos confusos.

Te fuiste sin responder dejándome a solas con los soldados que me atraparon gracias a tí y uno de ellos se me acercó.

-Nosotros no te creemos vampiro -agarró mi cabello con fuerza consiguiendo que me pusiera en pie.

-Eso no me importa -aparte la mirada.

Al momento sentí mis manos y espalda contra la pared mientras una mano extraña recorria mis músculos, aquel soldado pensaba desvirgarme en aquel lugar a pesar de lo que había dicho momentos antes, eso me alarmó y con la fuerza que tenía le di una patada apartandole enseguida de mí.

-¿Sabéis lo qué os pasará si os acercais a mí? -miré a todos con una mirada hambrienta.

-El agua bendita te debilita vampiro, no nos asustas -dijo otro soldado.

-Y también me provoca hambre -caí de rodillas.

Las ganas de comer se me estaban haciendo más intensas pero debía controlarme porque una vez que comenzaba era imposible detenerme. Uno puso su pie en mi cabeza haciendo que mi rostro tocara el suelo mientras los demás se acercaban más a mí.

-¿Dónde está tu arma vampiro?

-*Aún no la han encontrado ¿eh?* -pensé sonriendo para mí.

Otro sin esperarse apartó a quien me tenía contra el suelo para arrodillarse enfrente mía, mientras que yo apoyaba la espalda en la pared notando una vela y acerqué el cepo a ella, y este sin mucho esfuerzo logró abrirme las piernas para posicionarse entre ellas, en pocos minutos me libere, el mismo tiempo que este uso para observar todo mi cuerpo y movimientos.

-Sé bueno y no te haré nada -tocó con una mano mi rostro.

Aparté su mano con una de las mías y él me sujetó ambas por encima de la cabeza.

-Entonces será por las malas -sonrió y mordió mi cuello.

Los colmillos se clavaron en mi piel y comenzó a succionar mis energías más vitales mientras los demás solo observaban la escena sin inmutarse. Estaba realmente sorprendido pero no había manera de salir de esta, debía esperar a que se saciara y aguantar hasta ese momento.

-¿No conoces el punto débil de los subclases?

Los demás se sorprendieron al oírme hablar tan confiado a pesar de que estuvieran absorbiendo mi energía vital.

-¿Por qué no puedo matarte? -se despegó de mi cuello.

-Un subclase no puede hacer nada contra un servamp original.

Sin darle tiempo a reaccionar clave mis colmillos en su carne paralizandole, succione primero toda la energía vital robada ampliando su angonia, pude ver a través de su propia energía que él ya sabía cual sería su final y para intentar detenerme me dijo que tenía información sobre la princesa, pero eso era mentira y absorvi completamente su energía mientras que la mía comenzaba a recuperarse muy lentamente, y por fín llegué a su sangre, encuanto la probé me dieron ganas de vomitar pero aún así le sujeté más fuerte hasta que el soldado se convirtió en cenizas. Lamí lo que quedaba en mis labios antes de hablar.

-Tengo más hambre.

Los demás me miraron con miedo, su compañero estaba muerto y yo aún seguía con ganas de más, sin esperar me lancé a por el que estaba más cerca de la puerta mientras que los demás trataban de detenerme pero les era imposible. Después de un rato de lucha y caza en aquella habitación terminé con casi todos, solo quedaba uno vivo, me acerqué a él mientras este temblaba.

-¿Me ayudarás a salir o prefieres morir? -susurre muy cercar de su cuello.

-Dame tu palabra -tartamudeo.

-Si me ayudas a salir no te mataré, te doy mi palabra.

Decidí dejarle vivo pero le advertí que si no lograba salir de allí él moriría.

La historia de Lich y Lawlees.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora