Capítulo 4: Botella infinita.

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El joven de cabellera negra, Licht Jekylland Todoroki, quien quería ser un pianista mundialmente conocido, había salido aprovechando que aquel rubio se encontraba dormido, sin vacilar fue directamente a una tienda especifica de curación y entro a ella.

-Bienvenido -escuchó una voz muy familiar.

En el mostrador se encontraba un chico de cabellera verde.

-¿Dónde está tu jefe? -se acercó al joven.

-Tsubaki ha salido a por repuestos, ¿qué se te ofrece?

-¿Tienes sangre especial fresca?

-JAJAJAJA -interrumpió una risa maniática proveniente de sus espaldas.

El dueño de aquellas carcajadas se acercó a ambos chicos.

-¿Cuál quieres Licht? -sonrió ampliamente el jefe.

-La botella infinita. La que por mucho que bebas la sangre no se agote con facilidad -respondió muy seguro de sí mismo.

-¿Y eso? Esa es muy cara para ti -intervino el joven de pelo verde curioso.

-Sakuya tiene razón, antes tendrás que ofrecer algo de igual o mayor valor -añadió Tsubaki.

-En ese caso dejarme ver una muestra de todos vuestros productos.

-De acuerdo. -Tsubaki sacó una llave de su bolsillo abriendo con ella la puerta que había detrás de Sakuya- Sigueme.

El pianista obedeció adentrándose en un pasillo totalmente oscuro, iluminado tan solo con sus mejores productos embotellados de todo tipo: sangre, anticoagulantes, pócimas, órganos... Pero entre todo Licht encontró una cosa curiosa, era una bebida extraña:

-¿Para qué es esto? -cogió la botella del suelo.

-No hemos podido saberlo, todos los que la prueban mueren en pocos minutos.

-¿Si la pruebo y sobrevivo...me darás lo que quiero? -susurró destapando la botella.

-¿Buscas algo más aparte de la botella infinita?

-Puede -sonrió y volcó el contenido en su boca para probar.

Tsubaki sonrió divertido.

-Esta bien, si aguantas el poder te daré lo que me pidas JAJAJA -rió a carcajadas- pero has de tener mucha fuerza de voluntad.

Sin pensarlo Licht bebió un trago del contenido y una fuerza increíble se apoderó de su cuerpo, su corazón en cualquier momento estallaría por la velocidad a la que latía, su mente se nublaba poco a poco, la sangre en su cuerpo hervía tanto que le obligó a arrodillarse, su cabeza parecía que le iba a estallar y un sin fin de cosas más le ocurrieron, pero se mantuvo firme con un único deseo en todo momento aguantando el dolor hasta que al fin terminó.

-*¿Pero...cómo...?* -pensó Tsubaki sorprendido mientras le miraba.

Licht había aguantado todo sin morir, su voluntad era increíble, pero lo que más impresionaba es que aún después de todo aquel joven era capaz de ponerse en pie.

-¿Cómo has aguantado? -se sorprendió más al ver que el pianista podía caminar sin problemas.

-Tengo a alguien quién proteger -susurró muy bajito sin que se le oyera.

-JAJAJA ¡que divertido! -estalló a carcajadas- Está bien, -sacó una botella especial de su ropa para entregársela- toma, está solo se agota si quien la bebe no puede controlarse. Es la más alta calidad, y al poco se llenará por si sola de nuevo.

Licht la tomó con una sonrisa en su rostro, dispuesto a salir de allí pero Tsubaki le detuvo para darle un papel.

-Es el número del trabajo, -se lo metió en el bolsillo de la sudadera negra- llamame si sientes algo raro.

-Lo haré, por cierto ¿Mikumi está al corriente? -volteó la cabeza para mirarle.

-Oh sí, es quien realiza los experimentos de este tipo con el Doctor Jonnes -contestó sonriente.

El joven pianista satisfecho se fue hacía su casa apretando un poco el paso. Entró a su casa y fue al dormitorio, abrió la puerta con cuidado de no despertarle entrando con el mismo sigilo.

-Ya nos conocemos ¿verdad? -habló el vampiro tumbado en la cama mirando al techo.

-Algo así -Licht se sonrojó y agradeció que estuviera todo oscuro- pero no hace falta que lo recuerdes ahora.

Licht se acercó a él abriendo la botella, la cual brillaba de un rojo intenso.

-Toma, bebe hasta que te recuperes, -se la dio- puedes quedartela.

-Licht -los ojos de Lawless se iluminaron.

El vampiro no se resistió más y empezó a beber con grandes tragos de aquel líquido idéntico a la sangre el cual parecía no acabarse por más que bebía, cuando estuvo satisfecho cerró la botella poniéndola a un lado de la cama y sentándose en el cómodo colchón siguió hablando sobre lo que quería el joven con cabello negro.

-Puedo darte un piano mejor al que tienes en mente -susurró el rubio.

Licht sonrió al oír eso.

-Bueno ya lo hablaremos, de todos modos soy quien tiene que pagarte ¿no? -se sentó a su lado.

-Sí pero...

-No te preocupes, tengo amigos que me ayudarán volver a poner en flote tu tienda por muy destruida que este -intentó animarle- ¿ya te encuentras mejor?

Lawlees se puso en pie sin contestar y ando un poco tratando de salir de allí pero Licht no le dejó hacerlo.

-Cuando te vistas avisa -le dio ropa y salió de la habitación.

Después de un rato al fin el rubio pudo salir viendo que tenía la misma ropa de la última vez que se encontró con ese ángel, gafas amarillas, pantalones negros, camisa blanca y zapatillas rojas con color marrón, su especie de chaleco fino también era marrón.

-*Apuesto a que ya nos hemos encontrado en otra ocasión* -pensó para sí el vampiro.

De lo agotado que estaba al llorar y recordar todo lo de Ophelia no quiso dar muchas vueltas del tema de Licht, el joven pianista, quien ahora se encontraba escuchando música de piano en su móvil.

-*Aún no puedo decirle de qué nos conocemos* -pensó en joven pianista al ver vestido de cerca al vampiro- *se parece mucho a aquella vez...* -sonrojándose.

La historia de Lich y Lawlees.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora