Capítulo 3: Recuerdos del pasado (parte 1).

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Narra Lawlees en todo el capítulo.

Todo sucedió tan rápido sin que pudiera verlo que a pesar de los años he seguido llorando, perdí lo que más me importaba, te perdí a tí, y aún puedo recordar claramente cada detalle del recuerdo que me atormenta constantemente desde aquel día.

Tú eras una princesa en esas tierras y la reina de mi corazón, lo que sentía por tí debía ocultarlo pero se me hacía difícil porque cada día a tu lado era único para mí, te amaba, aunque tú no lo supieras y por eso cuando tú me recogiste herido en mi forma animal me transforme en humano enseguida al momento que pronunciadas mi nuevo nombre, Romeo, el contrato temporal se hizo y tú te sorprendiste, pero ahora debía beber tu sangre para firmarlo y hacerlo estable para toda la vida. No pude creer la suerte que tuve, al asustarte sin querer te cortaste, por puro instinto lamí de tu herida mientras tú me dejabas y el contrato se firmó. A partir de aquel día escondí mis sentimientos hacia tí, sabía que no tenía oportunidad pero me tratabas como si fuera tu pareja y eso me hacía feliz, quería vivir contigo y aunque sabía que llegaría el día en que deberías partir al otro mundo, no podía evitar desear que me ordenaras que te convirtiera en mi subclase, pero ese era un sueño que debí abandonar a tiempo.

Un día el castillo fue atacado, los enemigos te reclamaban y yo luché contra todos por tí, no quería perderte, pero ellos eran muchos y terminaste saliendo, lo que aprovecharon para tirarme al suelo sujetándome bien fuerte, aunque se notaba en parte que me dejaba porque tenía más fuerza que cualquier humano, pero también fue allí donde descubrí tu traición más rastrera:

-Podéis hacerle lo que queráis, -sonreiste a los soldados enemigos- él es mi sirviente vampiro -terminaste susurrando la última palabra con maldad.

-Princesa... -te miré confundido.

Tus pasos se acercaron a mí, tenías algo en mente que me producía escalofríos y tu voz no era la dulce melodía que siempre oía, en tu rostro solo había maldad. Con mi fuerza me libere del soldado con facilidad, ibas a dar tu orden que yo como servamp tuyo debía obedecer o el contrato me obligaba de todos modos.

-Antes dime el por qué haces esto...Ophelia... -me mordí los labios dejando correr mi sangre mientras miraba al suelo por la impotencia.

-Eres mi esclavo ¿no? Deberías saberlo Romeo.

Esa frase llegó a lo más profundo de mi corazón, sin poder contener más esto lloré delante de todos, ya sabía que mi amor por tí era imposible, hasta había llegado a pensar que tan solo me utilizabas, pero eso era demasiado, no podía aguantar el dolor y antes de que hablaras lance mi última pero arriesgada carta:

-Seré tu juguete sexual -pronuncie dejándolos sin habla.

-Ellos me han ofrecido una vida llena de lujos y fuera de gente como tú, ¿en serio crees poder igualarlo? -se rió de mí.

No quería hacerlo pero si quería seguir virgen debía jugarme lo mejor que tenía.

-Puedo superarlo -sonreí de medio lado.

-¡No estás en posición de darte aires, solo eres un esclavo! -me gritó uno de los soldados enemigos.

-¿Y tú qué eres? -le miré sonriendo- Podrás tener todo lo que desees ahora pero no eres nadie, solo tienes falsedad.

-Romeo ¿qué me ofreces? -preguntaste sonriendo curiosa.

-La inmortalidad a mi lado, -capte tu atención al completo y seguí- podrás tener todo lo que quieras: Dinero, fama, tierras... Lo que desees será tuyo.

Todo era verdad pero no quería seguir hablando para que aceptaras mi oferta, si te decía todo seguramente aquella noche la cosa acabaría mal y volverías a irte de mi vida.

-¿A cambio de qué?

-Lo sabrás si vienes conmigo -me acerqué a tí extendido mi mano.

Dudaste unos segundos si aceptar o no, pero como supuse, la curiosidad te pudo y cogiste mi mano. En aquel momento no podía saltar de alegría pero tampoco entristecerme, era verdad que tu traición me dolía pero prefería jugarmelo todo antes que perderte. En aquel momento no veía mi grave error al volverquerer confiar en tí y seguir amandote.

Te llevé a la colina más alta en mi forma humana con la velocidad que poseía, detrás mía sin que me diera cuenta me perseguían los soldados de antes.

-¿Puedes lograr la inmortalidad absoluta? -me preguntaste cuando llegamos.

Los enemigos se escondieron a muy corta distancia debido a los numerosos árboles que había, rodearon el lugar y me tenían acorralado, pero yo estaba demasiado ocupado solucionando el desamor por tí como para percatarme de la situación.

*Idiota, solo necesito saber como conseguir tu inmortalidad...en el momento que sea mía será tu fin...*

Pude percibir tu pensamiento con claridad y seguí escuchando a pesar de que no me gustaba.

*Te encuentras rodeado y no lo sabes. Oh Romeo ansío tu final.*

Te miré con los ojos llorosos, no podía asimilar todo tan rápido, en verdad te amaba y que yo no valiera nada para tí dolía demasiado, esas eran tus verdaderas intenciones ¿verdad? Solo querías que te volviera inmortal, querías huir de la muerte y estar segura de no morir. Estaba paralizado y tú cansada diste la señal, todos los soldados aparecieron, me tenían rodeado, uno de ellos consiguió con tu ayuda acorralarme en el árbol de mi espalda.

-Ya eres nuestro, vampiro.

Sentí como tú me hechabas agua bendita debilitándome, solo tú sabías que eso me podía desmayar, me hacía perder la conciencia unos momentos pero contaba con mi inmortalidad.

Cuando me sentí mejor vi que estaba en una situación peor.

-Chicos ya despertó -hablaste y abriste la puerta.

¿Cuánto tiempo había pasado desmayado? ¿Qué hacía allí? No podía pensar con mucha claridad, primero debía averiguar todo lo posible o ganar tiempo hasta que se me ocurriera algo, mi instinto me gritaba a voces algo pero no podía hacer absolutamente nada sin la información que necesitaba.

La historia de Lich y Lawlees.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora