6/ Domingos, el hombre de los mil oficios

25 0 0
                                    

Llegué a la Argentina en diciembre de 1910. Partí para Tucumán (Lules) en el mismo mes, para trabajar en un desmonte de San Sugacho. Trabajé dieciocho días porque el trabajo no resultaba. Busqué otro en la hidroeléctrica de Tucumán pero tuve la mala suerte de romperme el dedo pequeño de la mano derecha y estuve nueve meses sin trabajar y a punto de perder el brazo. Perdí el trabajo.

Un día, esperando en la estación el tren que llegaba de Buenos Aires, apareció la familia de mi cuñado y Ana, casada con José Bernardo, adonde venía Antonia de Jesús, hermana de Ana, y los recibí como conciudadanos míos, los llevé al hotel donde yo residía. Para mí fue una alegría que se metió en mi corazón al ver a una señorita que tenía que ser para mí una compañera para toda la vida. Al poco tiempo hicimos una sociedad y compramos un negocio en Lules con los cuñados. Al poco tiempo éramos novios.

Pasaron dos meses. Fue cuando recibí la visita de Julio Pereira, mi cuñado. Me dijo que si quería casarme con Antonia fuera inmediatamente porque dentro de dos días partía para Montevideo. Como es de suponer resolví ir a Lules para casarme; me acompañó el personal que eran 120 hombres. Nos casamos el lunes 26 de agosto de 1912. Nuestra luna de miel fue el regreso al trabajo en Famaillá. Después de dos meses terminamos la construcción.

De allí recibimos un contrato para ir a trabajar al Cadillal en Tucumán, que era un trabajo en el ferrocarril del gobierno para construir un dique para dar agua corriente a Tucumán. Trabajamos allí hasta que se suspendió el trabajo por causa de un despido del director Zino. Nos fuimos luego al trabajo del cultivo de la caña de azúcar.

Mi señora tuvo que dar pecho a un sobrino del patrón, ya que la madre no tenía. Convinimos que me daría una sirvienta para cuidar a mis hijos. Sucedió que la sirvienta, teniendo en brazos al chico, se le fue hacia atrás, rompiéndole la espina dorsal y falleció al otro día.

La tristeza de mi esposa fue tanta que me pidió que nos marcháramos de la estancia, y estuvo por morir de pena. Así fue como decidimos marchar para Rosario de Santa Fe.

Allí recibí una oferta del contratista José Ignacio para construir veinte kilómetros de ferrocarril. Esta carta la recibí en Salta.

Enseguida tomamos el tren para Tucumán y fuimos a visitar una hermana que estaba en Lules. Esa noche se enfermó mi hijo Bernardino y esto nos impidió el viaje hacia Rosario. Tuvimos que permanecer allí quince días.

Despues de dichos días resolvimos ir a Rosario. Llegamos a esa ciudad y tuve la desgracia de que mi esposa enfermó, a tal punto que los médicos dijeron que iba a morir. Es de imaginar que mis recursos se agotaron porque como es de suponer en todo ese tiempo no gané un peso al no poder trabajar.

Mi señora rehusó todos los remedios y no aceptó ningún médico y sólo me pidió que le diese lo que ella me pidiera, y su pedido fue té y caldo de gallina.

Al poco tiempo se notó una leve mejoría que fue aumentando al pasar los días, y así estuvo fuera de peligro. Fue entonces que decidí trasladarme a Zárate. Despues de dos meses conseguí trabajo en los frigoríficos.

Esto duró poco tiempo puesto que pronto no había más trabajo.Tuve ue empeñar los anillos para pagar los boletos del pasaje para Tablada, para entrar de capataz en el Ferrocarril Oeste.

Como hubo huelga no pude entrar en dicho trabajo, pero conseguí un trabajo que era la limpieza de vagones. Pero como no me agradaba y no me alcanzaba el sueldo puesto que la familia había aumentado con otro varón cuyo nombre era Eugenio.

Entonces resolví trabajar de panadero en Aldo Bonzi. Y lo hice hasta que me decidí a poner nuevamente quinta de verduras.

La familia continuó aumentando con varios hijos. Los nombres eran Lucinda, Silvio y Elsa. Después de seis años nos tuvimos que ir por desalojo.

Entonces entré como socio en una nueva quinta, pero dicha sociedad duró poco y, Como teníamos un puesto, me quedé con él.

En el Mercado Spinetto seguí trabajando hasta septiembre de 1930.

Probando suerte, jugando a la lotería tuve la dicha de sacar un primer premio de la Lotería Nacional, ganando $ 10.000.

Como en ese tiempo se inauguró el Mercado Dorrego, resolví venir a trabajar a ese mercado y alquilé el puesto número 142.

Gracias al dinero que había sacado de la "grande" compré una casa en Honduras 5945 por la cantidad de $ 25.000.

Domingos

Otra parte de la historia

Hay una parte de la historia que no sé si alguno lo sabe, y quizas sea el motivo por el cual en los escritos del abuelo no contaba nada de su vida antes de venir a Argentina. Como les pasó a tantos inmigrantes, el abuelo ya estaba casado; ella se llamaba Maria Amalia y vivieron juntos en Monte Margarida (me mostraron su casa), tuvo una hija que se llamaba Maria Purificaçao dos Santos que nacio en 1908 (es decir ella era nuestra tía por parte del abuelo). Es decir que tenia unos veinte años cuando se casó.

Domingos era el mas grande de los hermanos y el padre tenía tierras donde cultivaban verduras y hacían vino como el resto de los habitantes de Monte Margarida.

Quien nos ayudo a encontrar la historia es Antonio Monteiro Correa. El recuerda haber visto una foto de su padre junto a Domingos con un arado tirado por un caballo.

Con este hombre y Antonio dos Santos estuvimos haciendo una recorrida y nos mostro las casas donde habian vivido Lucinda y donde vivio el abuelo antes de casarse, hoy en ruinas.

Fuimos al cementerio, aunque ya no estan las antiguas tumbas de los bisabuelos y de su hermana Lucinda porque reformaron el lugar hace unos años.

Despu+es tomamos vino casero y nos mostraron el lugar donde continuan haciendo el vino casi como hace cien años. Yo les dejé algunas fotos, la copia partida de nacimiento del abuelo y alfajores Havanna.

Andrea Oliva

PORTUGAL QUERIDO / historias de inmigrantes portuguesesOnde histórias criam vida. Descubra agora