Seúl. Julio 05 de 2014, sábado.
Un mes y unos tantos días habían pasado más rápido de lo que esperó. Su pie ya no dolía —a excepción de cuando se duchaba con agua fría debido al sofocante calor del verano que apenas comenzaba— y las muletas habían desaparecido de su vista cuando le quitaron la férula días después de que hospitalizaran a Jimin. Tomó el teléfono móvil que Seokjin le había obsequiado una semana antes por haber terminado su semestre académico sin problemas. Aquel día se sintió como cuando estaba en el instituto. Su madre siempre le obsequiaba lo que deseara al finalizar cada semestre como premio por encabezar la lista de mejores estudiantes del instituto.
Sin marcar aún, se quedó admirando el aparato, sonrió complacido al recordar el amorfo empaque en el cual había encontrado el teléfono envuelto.
—Lo siento. Quería empacarlo por mi cuenta —Jin sonrió apenado—. No lo logré a pesar de que seguí los pasos de un largo video de Youtube. Iba a regresar a la tienda y pedirle a la chica que lo empacara pero llegaste cuando tomaba las llaves y no tuve tiempo de esconderme en otro lugar.
El teléfono vibró sacándolo de sus pensamientos y la pantalla se encendió con la notificación de un mensaje de texto, y luego volvió a apagarse impidiéndole echarle una mirada a la vista rápida de la pantalla. El cuerpo de Jungkook se tensó. Todo aquel tiempo había percibido una extraña tranquilidad. Hunchul no se había aparecido, no había llamado ni enviado alguna carta viéndose demasiado sospechoso, logrando que su miedo cada día se engrandeciera tanto como su amor por Seokjin. Le costaba dormir, y a pesar de siempre ir protegido por Yongguk y sus chicos no podía caminar sin revisar cada espacio que cruzaba con la mirada. A simple vista Jungkook podía verse bien pero estaba atemorizado. Cada que escuchaba el tono del teléfono móvil de Jin quería gritarle que no contestara. Estaba llegando a su límite, tal y como lo había hecho cuando golpearon a Sungjae.
—Debes dejar de exagerar, no seas tonto —se reprendió. Luego desbloqueó el teléfono con manos temblorosas ignorando lo que recién se había dicho. El cuerpo se le destensó al ver que era un mensaje de Jin.
No sé cómo pero Jimin ha logrado adelantar todo el trabajo que tenía pendiente desde casa. ¡Podremos hacer la fiesta! Comienza con los preparativos. En pocos minutos saldré de la empresa. Te amo, Kook.
Olvidando sus temores quiso gritar de la emoción. Dejó el móvil sobre la cama y corrió hacia la puerta sin saber qué hacer, y se devolvió de nuevo al recordar lo que tenía planeado. Quería agradecerle a los chicos de Yongguk y obvio al mismo Yongguk por haberlo salvado la vez que Hunchul lo había secuestrado. De la misma forma, quería invitar a sus amigos a casa ya que en ningún momento Seokjin le había permitido ir a visitarlos. Además, y a pesar de que aún fuera incómodo, quería celebrar que Jimin ya se encontraba en casa —luego de tres largas semanas en el hospital— y se encontraba más sano que nunca.
A su novio no le había molestado aquella idea hasta que el montón de trabajo no realizado por Jimin le cayó encima, obligándolo a pedirle a Jungkook que planeara aquel evento para otra fecha en la cual estuviera libre y pudiese obligar a Jimin a regresar al trabajo. Jungkook no se enojó, al contrario, vio aquello como una oportunidad para planear con más tiempo una divertida reunión.
Buscó entre sus cosas el cuaderno en el que había anotado todo lo que necesitaba. Nunca había planeado una fiesta, por lo que se sentía torpe revisando lo que había escrito una semana antes.
—Tal vez debería pedirle ayuda a Yoongi —musitó apretando la punta del lapicero color café entre sus labios—. No, debe estar ocupado con Jimin. Además estoy seguro que lo obligó a trabajar toda la semana día y noche para que estuviera al día con las tareas de la empresa —asintió confirmándose de que había sido así—. Tal vez están durmiendo —se encogió de hombros planeando ir a avisarles un poco más tarde.
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Threesome
Fanfiction-¿Cuánto quieres? -soltó de la nada el pelinegro sin dejar de sonreír mientras el castaño miraba la hora en su reloj. Jungkook miró hacia ambos lados y luego atrás percatándose de que le hablaban a él. -¿Disculpa? -no entendía a qué se referían...