Taís estaba preocupada, el Doctor de su tío la había llamado por teléfono para concretar una reunión. Le había dicho que hacía dos citas que Rafael llegaba con olor a alcohol. El doctor le había preguntado qué estaba sucediendo pero Rafa no quiso decirle nada.
—Si me he tomado la libertad de llamarla es porque sé que ustedes están solos en esto. Sé que es mucha responsabilidad para ti, pero es importante que entiendas que el alcohol no es bueno para una persona en su condición... podría tener otro ataque y no tanta suerte como la vez anterior. Él debe llevar una vida lo más sana posible... —dijo en tono preocupado pero amigable.
—Muchas gracias, Doctor. Veré qué podemos hacer para que entre en razón.
Luego de esa charla, Taís fue a la Academia y ensayó por horas. Necesitaba sacar de dentro toda esa rabia, enojo, cansancio que traía... y no era un cansancio físico sino emocional. Se dejó caer en el suelo sudada y agotada. Extrañaba a Lina, le hubiera encantado poder hablar con ella en esos momentos, como antes cuando se encontraban en la Academia y conversaban.
Se lamentó por haberle insistido a que se hiciera amiga de su tío. Sentía que había contribuido a que la pobre añadiera una experiencia más a su lista de hombres que le habían roto el corazón... y eso no era justo para ella. Sin embargo, ¿quién habría pensado que su tío cambiaría tanto de un día para el otro?
Se sintió confundida y abrumada, no sabía qué hacer ni cómo actuar. Hablar con Carolina habría sido una opción a considerar si ella hubiera estado cerca, pero desde Alemania, ¿qué podría hacer? ¿Y qué caso tendría que se lo contara si solo terminaría por mortificarla? No quedaba de otra que esperar a que ella regresara para contárselo y pedirle alguna clase de ayuda. Después de todo, Taís se sentía demasiado joven para poder lidiar con todo aquello sola, y contárselo a su abuela o a su tía tampoco era una opción. Ellas, en vez de ayudar, empeorarían la situación.
Suspiró y se levantó para tomar sus cosas, se cambió y regresó a su casa. Esa noche Rodrigo no vendría pues estaba estudiando para un examen al día siguiente.
Cuando llegó a la casa vio a Rafael sentado en el sillón, tenía en sus manos una foto suya con Carolina. No era una foto de antes, sino una actual, Taís no la había visto nunca pero supuso que se la tomaron el fin de semana que ella había estado fuera. Vio lágrimas caer de los ojos de Rafael y se sentó a su lado, había mucho dolor en su mirada, en su actitud.
—¿Estás bien, papo? —preguntó con algo de inseguridad.
—No... —aceptó él—. No entiendo por qué pasan las cosas —suspiró y se dejó caer cansado en el respaldo del sofá. Taís no sabiendo qué hacer o qué decir tomó la fotografía en sus manos. Estaban abrazados y sonreían, de fondo se veía un hermoso jardín.
—¿Dónde fue? —Quiso saber.
—En su casa de campo... fuimos allí aquel fin de semana y hablamos... Me contó tantas cosas... si supieras todo lo que tuvo que pasar. —Habló pensativo como si estuviera recordando ese momento.
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Lo que tengo para ti © (#3)
General Fiction*** PUBLICADA POR NOVA CASA EDITORIAL - JULIO 2019 *** Dicen que aquello que cuesta es lo que más se valora. El camino no ha sido fácil para Rafael ni para Carolina, el destino y sus propias decisiones los han separado una vez más. Y aunque ya mucho...