Prologo

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El viento matutino hacia danzar hábilmente los cabellos del joven príncipe vestido de azul que se encontraba en el jardín observando las rosas.

Cabello rubio algo desordenado, ojos verdes que sobre ellos habían unos lentes azules cejas gruesas y un tono de piel, claro ligeramente bronceado; tenia unos dieciséis años, rozando las diecisiete.

El silencio del lugar fue roto por el sonido de unos pasos.

-¡Joven Leonard, joven Leonard!-

El chico volteo al escuchar su nombre, encontrándose con una esbelta figura que estaba recuperando el aire por venir corriendo.

-¿Estas bien, Yao?-

Preguntó entre preocupado y asombrado el de orbes verdes, el sota no solía aparecer por este lugar del castillo, su rutina consistía en ir por los diferentes pasillos del palacio o si no cerca de sus padres.

-No se preocupe príncipe... Estoy bien, aru~ Lo importante es que sus padres lo están buscando, tienen algo que decirle, aru~-

Yao recupero su postura, dio una pequeña reverencia y se retiró del jardín.

Leonard volvió a mirar las rosas, rojo... Amaba ese color... Era distinto en un mundo azul como el suyo, ni siquiera le gustaba el azul... Le parecía aburrido verlo todos los días... Por eso le gustaba estar aquí... Con sus rosas rojas...

Cortó con cuidado una de esas rosas, la colocó en su saco y salió del jardín.

Camino por los pasillos del palacio; a pesar de llevar viviendo dieciséis años ahí sentía que no conocía todo el lugar, pero el camino del jardín hacia sus padres se lo sabía de memoria.

Llego al salón principal y si que se sorprendió al ver a la familia real del reino de corazones.

El rey y la reina conversaban, la hija miraba por una ventana y el hijo no más lo vio le sonrió y comenzó a mover frenéticamente su mano en forma de saludo.

Sin ningún tipo de modales, pensó el príncipe del reino azul.

Dante; príncipe del reino del corazones, alto, de cabello castaño peinado hacía atrás pero con un rulo rebelde, ojos celestes, de piel un poco mas clara que la suya.

Respecto a su personalidad no sabía mucho, ¿Alegre y extrovertido? No lo había visto muchas veces, las ocasiones las podía contar con los dedos de sus manos, todas ellas fueron en reuniones, festivales o bailes organizados por los monarcas.

Casi no había cruzado palabra alguna con él o su hermana, pero en sus recuerdos estaba su sonrisa.

Ahora que lo piensa... ¿Qué estarán haciendo ahí la familia real del corazones?

Se acerca a ellos.

-Majestades-

Saludo con una reverencia el rubio príncipe haciendo gala de sus impecable modales.

-Joven príncipe-

Le saludaron igualmente los reyes, el rey con una mirada seria y la reina con una tímida sonrisa.

-¡Tu eres Leonard!-

Recalcó lo obvio el príncipe castaño.

-Que útil hermano, obviamente el no sabía su propio nombre-

Dijo con una burlona la princesa del reino rojo.

-¡Helga!-

Le reclamó algo avergonzado Dante, Leonard se aguantaba las ganas de reír, no se dio cuenta de que el de ojos celestes tenía fija su vista en la flor de su saco.

-¡Que bonita flor!-

-Gracias, la plante y cuide yo mismo-

Le respondió el ojiverde mirando con cariño a la rosa de su saco.

-Es hermosa, me recuerda a mi hogar-

Le comentó el futuro heredero del reino de corazones regalándole una cálida sonrisa.

Y es que efectivamente, el color de esa rosa describía perfectamente al hogar de los visitantes.

Las mejillas de Leonard cobraron un tono rosa como el de la rosa de su saco cuando era un capullo.

Entonces recordó que buscaba a sus padres, dio una reverencia y se despidió para luego desaparecer por alguna puerta.

Varios cuadros familiares lo recibieron en ese pasillo, fotos de antiguos reyes y reinas, duques y otros nobles.

Entonces se detuvo frente a una gran puerta de roble con un gran reloj en ella.

Golpeo la puerta tres veces que fue abierta casi inmediatamente por el sota, al parecer él llego antes.

Al entrar a la habitación vio a sus padres frente a un gran escritorio al tiempo que revisaban unos documentos con unas manos, las otras estaban entrelazadas.

-¿Padres? ¿Me llamaron?-

-Oh, Leonard...-

La reina se paró soltando la mano del rey y dirigiéndose a su hijo.

-Tu corbata esta torcida-

Como buena madre observadora se dio cuenta de ese detalle y arreglo el moño del príncipe.

Leonard dio una pequeña sonrisa y luego se acomodo sus lentes con la mano en la cual tenía la marca de la realeza del reino de pica.

-Hijo, hay algo importante que debemos decirte...-

Hablo esta vez el rey.

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Laura: Bueno aquí esta el primer cap!

TeaParadise: Al fin el primer capítulo, espero les guste :D

Laura: Esta Unikornia se despide.

TeaParadise: Hasta la pasta!

Matrimonio arreglado (Cardverse/Dannard)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora