Cap 2: Cuenta regresiva

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Caminando por los largos pasillos; pasando los dedos por el perfecto tapizado azul y visualizando los miles de retratos, Leonard se dirigía al salón de banquetes, todavía había cierta distancia desde donde él estaba a donde se dirigía, a pesar de ello se escuchaba el bullicio que hacían al hablar.

Acomodó un poco sus lentes, que se resbalaban hacia la punta de su nariz y abrió la puerta perezosamente, adentrándose en la sala con la mirada de todos posada en él, que al momento que lo vieron entrar guardaron silencio.

Maldición, ¿por qué tuvieron que callarse todos? Pensaba mientras avanzaba bastante avergonzado.

Dante le dedicó una deslumbrante sonrisa agitando su mano nuevamente, su hermana solo reía.

Yao lo guió hasta su sitio en la mesa, al lado de sus padres y... Justo en frente de Dante. El sota se alejó guiñándole un ojo ¡Lo había hecho a propósito!

El rey se pone de pie para comenzar la cena formalmente y darle la bienvenida a los invitados.

-¡Sean bienvenidos a nuestro humilde palacio!-

Que en realidad de humilde no tiene nada.

-¡Espero sus majestades puedan sentirse a gusto durante su estadía, y nuestros acuerdos puedan cerrarse trayendo bien a nuestros reinos!-

Concluyó con una leve risa, volviendo a sentarse.

De inmediato ingresaron los criados con toda la exquisita comida tradicional de Espadas y una que otra de Corazones, junto con una tarta, si se le puede llamar así, que parecía estar hecha por la misma reina.

Intento no mirar hacia el frente, pero la curiosidad y su impulso pudo mas que el, y terminó observando al príncipe, el cual parecía bastante feliz, llenando su plato de pasta, una comida típica en su país.

Estaba sentado al lado de su madre y reina de Corazones.

Pero algo parecía no encajar... Miró a la reina, de piel blanca como la leche y el cabello negro junto a sus ojos castaños, pero el ojiazul tenía el cabello castaño, y su padre lo tenía rubio.

Luego miró a la izquierda de Dante, donde el sota de Corazones peinaba con cuidado el cabello de la princesa, haciéndole elaboradas trenzas. En cierta manera, su cabello se parecía mas al de aquel sota, cuyo nombre no sabía.

Entonces una idea de forma en su cabeza, pero es tan estúpida y descabellada que decidió desecharla de su mente.

El castaño se da cuenta de que lo esta mirando, y le regala una sonrisa.

El ojiverde se pregunta si él está enterado del acuerdo, si no es así ¿como reaccionará? Y si ya lo sabe... ¿Por qué parece tan feliz?

Acaso él... Sacudió su cabeza casi de manera imperceptible, mientras aparta la mirada sonrojado, últimamente tenía pensamientos muy estúpidos...

Terminada la cena, ambas parejas reales se levantaron de sus sillas haciendo una leve reverencia.

- Entonces... ¿El trato queda sellado?-

Insistió Alfred con una sonrisa.

-Si, bueno, supongo que así es -

Confirmó Ludwig, rey de Corazónes.

-Muy bien -

El monarca de azul estiró su mano, que fue estrechada por la del contrario, sellando el trato.

-La boda será en tres semanas-

A Leonard se le calló el alma al suelo, ahora ya sabía cuanto tiempo le quedaba de vida: tres semanas...

Tres semanas para conocer a su futuro esposo...

Tres semana para tener que atarse...

Matrimonio arreglado (Cardverse/Dannard)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora