Todos alguna vez, grandes o chicos escuchamos la historia del plato que se rompe, moraleja que refleja que con una disculpa no ser repara lo que ya esta hecho.
De igual forma sucede con nosotros, puesto que una vez que estamos rotos, difícilmente volvemos a repararnos.
Cuando se está roto es complicado comprender las cosas que pasan alrededor, ves todo, pero es como si no estuvieras es ese lugar, te pierdes. Dicen muchos que la respuesta es seguir al corazón pero, si este está en miles incluso millones de pedazos, ¿Qué pedazo sigues?.
Romperse equivale a perderse, es el sinónimo que describe a la perfección ester momento en el que, sin querer el corazón y la mente por fin se unen pero, solo para irsen y dejar sin nada que sentir o pensar a quien se ha roto.
Aveces nos rompemos de a pocos, cuando notamos que alguien en quien creíamos tener se ha ido. Cuando confiamos pero, este alguien hace caso omiso y no tiende la mano. Es decir, nos rompemos al ver que no tenemos lo que creímos tener. Que no somos quienes creíamos ser. Cuando esto ocurre el romperse es muy fácil.
Se está muriendo, pero no lo nota. Es allí cuando se debe elegir, la vida consiste en elegir, e incluso romperse se elige, puesto que a pesar de que el plato no se pega con una disculpa, con la propia elección nisiquiera se rompe pero, bien se ha dicho, es una elección.
Así pues nadie comprenderá el sentimiento de quien se desangra, de quien no habla porque no comprende lo que le ocurre, del que se ha roto y no lo sabe, nadie lo comprenderá hasta que ó se quebrante también, o vea todo desde el punto de vista del otro, pues al igual que con lo de la elección, la vida también es de pura perspectiva.
Se puede hablar mucho de la palabra roto, lo complejo aquí, es saber como se repara a la persona, que cantidad de amor o pegante se le debe dar para que sane, para que cada trozo de una nuevamente, para que ya no ese roto.
