La lluvia cae, mientras la gente se esconde, pareciera que estuvieran huyendo de alguien, o quizás de si mismos.
Al ver al horizonte nada se percibe, nada mas que la niebla abrumadora, que no nos deja ver más allá de nuestros propios ojos.
El suelo parece un cielo estrellado cada vez que las gotas caen, parece noche y ni siquiera es medio día. La naturaleza deja de percibirse muerta y renace, mares y ríos se forman en las calles.
No hay nadie, absolutamente nadie, todos se ocultan y vale la pena decir que es perfecto, perfecto porque es en este momento en el que puedes caminar sin que te vean, sin paraguas que te protejan, solo tu y la lluvia, y ese tipo de cosas valen la pena ser vividas, para no huir de ti mismo, de nadie, solo caminar entre la lluvia e incluso, llorar con ella.