Jack se sobresaltó. "¿Qué es todo ese humo?" Repetía una y otra vez, un tanto histérico.
- Solo es humo, tranquilízate -le dije un poco borde-.
- Pero es tu casa, ¿no tienes miedo a que se te queme algo? ¡a lo mejor tienes otros calzoncillos sensuales esperándome!
Sonó un golpe seco, había atizado a Jack en la cara. No fue con rabia ni con odio, pero fue lo suficientemente liberador como para reírme después de eso y no sentir culpa.
-Jack se tocó la cara ahí donde le había golpeado-. Es por lo del álbum, ¿verdad? -me sorprendí y le miré un tanto ruborizado-. Sé que estás enfadado -continuó-. No lo hice a malas, no quería ofender... ni siquiera quería ponerte en el álbum, solo era una mentira blanca para poder tener una foto contigo, aunque sales como si te hubiesen roto el corazón, a pesar de que estabas rojo por el vino.
Me atreví a hablar, aunque al principio tartamudeé.
- No estaba rojo por el vino, estaba rojo porque me habías besado y porque con ese sencillo beso me habías hecho sentir cosas que Annie no me hizo sentir nunca -sus ojos brillaron al oír eso, pero pasé de ese detalle y continué-. Y no, Annie no está fuera de la ciudad, está en casa. He roto con ella y ese humo se debe a que está quemando mis cosas... seguramente a Bigotitos también. -me puse triste de pensar en ello-
- ¡Pero si esa foca adorable era tu preferida!
- ¡No hables así de Annie!
- Hablaba de tu peluche.
- Oh, Bigotitos... sí. Bueno, a lo que iba, la he dejado porque por primera vez en mi vida me estoy planteando mi sexualidad por culpa de un estúpido que me agredió sexualmente y apareció desnudo frente a mi puerta. Por tu culpa -sonrió culpable pero feliz-. Podría haberte denunciado sin más, habría sido más fácil. Pero es que la idea de aceptar a tus peticiones, de pasar tiempo contigo no solo me excitaba, sino que me llenaba de una felicidad inexplicable -ahí fue cuando vi por primera vez a Jack sonrojado. Parecía tan vulnerable que comprendí por qué siempre intentaba ser un "rompe corazones".
Me senté en la cama y le observaba. Le observaba con sumo cuidado, como si del hallazgo más precioso e increíble se tratase. Se sentó a mi lado y olvidamos lo ocurrido anteriormente.
Estuvimos hablando largo y tendido de tonterías, anécdotas, cosas personales; compartimos risas, algún que otro secreto insignificante y... le besé, me atreví. Me lancé a aquel pozo sin fondo que eran sus ojos, a ese oscuro lugar que parecía la entrada a su mente.
Noté la dulzura en cada beso, lo saboreaba. Era tierno, cálido y estaba desbordando amor... por mí. Latía su corazón encarcelado en su pecho, notaba sus pulmones subir y bajar con cada respiración. Poco a poco empecé a sentir como si nuestros corazones flotasen por encima de nosotros, a un mismo ritmo iban y se sumergian en las aguas de la imaginación que creaban nuestras pervertidas y cariñosas mentes. Nos besábamos como si fuésemos el amor de nuestras vidas, esta vez sin vino de por medio y parecía que con cada beso me consumiera, como si me hiciese desaparecer de este mundo para llevarme al suyo. Lejos, muy lejos, en otra galaxia.
Poco a poco sentí mi cuerpo levitar y entre una neblina de pasión y amor me dormí entre sus brazos.
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¡¿Yo, enamorado de él?!
RomansaEsta es una historia yaoi (género chico x chico para quiénes no lo sepan), si no les gusta no lean. Espero que les guste la historia! "Matthew es un chico que siempre quiso casarse, formar una familia, tener una mujer... O al menos eso pensaba hasta...