-Hemos venido para evitar a gente como tú.
-No te he hecho daño alguno-se fijó en Panda-. ¿No vivías sola?
-Ya ves que no-entró Panda en la conversación-.
-¿Cuál es tu nombre?
-No se lo digas, pertenece al ejercito.
-¿Tiene algo de malo?-oí una voz ronca detrás de mí-Me giré y vi a Zoro. Estaba, imagino, que entrenando pues se encontraba sin camiseta y sudando. Tenía una cicatriz que le cruzaba en diagonal desde el hombro derecho al costado izquierdo. Apoyado en un marco de madera me miraba esperando supongo una respuesta.
-Zoro-aparté la mirada-, no tengo problema con vuestro trabajo pero si con vuestra ética.
Noté como se acercaba lentamente, pasando algo más rápido cuando pasó a mi lado y cómo se apoyó en el hombro de Niall.
-¿Por qué? ¿Por ser malditas aspiraciones? Es nuestro trabajo-se endureció Zoro-.
-Además-objetó Niall-, yo soy una y nos llevamos bien, ¿no lo ves? Queríamos ir a por vosotras para exiliaros aquí o veniros al ejército. Aunque según el informe quedan dos de vuestro grupo.
-Exilio u obligarnos a secuestrar, que buenas opciones-contesté sarcástica y omitiendo la intención de saber dónde estaban mis amigas-. ¿Quién querría vivir aquí? Exiliados como si fuesemos una...plaga-susurré lo último-.
-Krem..-me tocó el hombro Panda-.
-Me importáis lo mismo que nosotras a vosostros, que quede claro-miré a Niall a los ojos-. Y me importa lo menos posible poder causar problemas por vuestra actitud.
-¿Y qué harás? ¿Matarnos?-se burló Zoro-Niall le miró con cierto enfado en los ojos y yo...ni le miré. Me acerqué rápidamente a Zoro y sin que se lo viese venir le di tal puñetazo que se quedó en el suelo sorprendido.
-No hables de matar cuando sois vosotros los que tomáis la decisión de ayudar o matar a alguien, malnacido.
Me giré con la cabeza gacha aún y salí por el portón de madera, no quería ni hablar con Panda y conociéndola se habrá preocupado. Maldita sea... ¿Hace cuánto que no comía almas? ¿Un año? Maldito orgulloso... Solo fue anoche.
-Panda-dije antes de irme-, si están nos vamos esta noche con ellas, y en caso contrario cuando regrese.
No la dejé contestar y seguí mi camino; ¿a dónde? Ni idea, pero necesito pegar algo.
-Perfecto...
Había una pradera. No sé cuántos kilómetros habré caminado pero ya era mediodía. A unos diez metros, en medio de la pradera, había una cabaña bastante pequeña de madera. Me acerqué sin dudar y empecé a golpear sus paredes por fuera.
-No tiene ni idea de esto..-golpeaba de nuevo-. No te preocupes, Krem, saldrá todo bien-respiré hondo-.
Miré la anticuada puerta y me entró curiosidad por verla por dentro. ¿Qué podía salir mal? No hay nadie, los golpes los habría puesto furiosos.
Me sorprendió ver únicamente una cama familiar enfrente de mí y una mesa con dos sillas a su lado derecho; todo, incluso sabanas y pared, tenía un tono amarillento precioso.
-¿Los golpes de afuera son tuyos?
Me giré bruscamente. ¿No podría hacer algo con tu vida?
-Zoro, no quiero hablar contigo.
-Yo diría que si.
-Lo sabre mejor que tú.
-Decía lo de los golpes.Bufé y me dispuse a salir si no fuese porque Zoro me acorraló con los brazos en el marco de la puerta.
-Tengo algo que decirte.
-Me importa poco.
-A mí no.Su expresión era monótonamente igual, le cedí la palabra, con tal de no atenderle estaría todo bien.
-Bueno di, no tengo todo el día.
-Primero dime si has hecho tú los golpes.
-¿Te lo demuestro?
-Venga.Al intentar volver a darle, cogió el puño y lo apresó contra mi pecho por el peso de su cuerpo.
-No eres tú-me sorprendió-; esa persona era mucho más bruta.
Con la mano libre le tiré del pelo hacia atrás dejando mi otro puño libre y a mi adversario sin oportunidades.
-Ya veo-río-.
-¿Qué era lo otro que ibas a decir?
-Eres una chica dura, me gustas-sonrió levemente-.De la sorpresa lo solté, dejando su maniobra totalmente disponible. Me hizo un barrido con la pierna que provocó que cayese a la hierba y no sé muy bien por qué, Zoro se tropezó o algo y acabamos juntos en el cesped.
-Tu pelo casi ni se diferencia-reí mientras se acomodaba a mi lado-.
-Cállate-sentenció él como si de un niño se tratase-.
-¿De qué querías hablar, cesped?
-¿Cesped...? Bueno hablarenos eso luego, quería que supieses que lo que dije antes... Cuando te fuiste Panda nos contó lo de las almas y tu madre, no lo sabía.
-Sé que no lo sabías, no te preocupes-aparté mi mirada al claro cielo-.
-No quería hacerte sentir mal.
-Imagino-me levanté-. No le des más vueltas-volví a la parte de la casa donde había golpeado la pared y volví a la faena. Le perdono el enfado pero recordar a mi madre siempre me ponía nerviosa-.
-No te ayudará golpear.
-Lo sé-no me paré-.
-Entonces para-oí su voz susurrándole a mi oído. Cosa que logró sobresaltarme y hacer que parase-.
-¿Qué haces?
-Hacer que pares.No pude controlarme. Le volví a dar un puñetazo y volvió a caer al suelo.
-¿Siempre harás lo mismo?
-Si haces ese tipo de cosas, si-aparté la mirada-. Me vuelvo.
-Voy contigo-aseguraba mientras se levantaba-.
-Como quieras.Estuvimos caminando por no sé cuánto tiempo, pero todo en silencio. Ya siendo de noche, oímos algo por los arbustos.
-Quédate detrás-se ponía al frente Zoro-.
-No soy una cobarde.De los arbustos salió un oso enorme, uno más grande del que me encontré antes.
-Zoro, es mejor no enfrentarnos sin armas...
-No pienso perder.En ese momento, el oso corrió hacia Zoro. Yo como reflejo me puse enfrente de él plantándole cara a la bestia para mirarlo directo a los ojos, cosa que paró al oso y logró que se marchase.
-¿Cómo lo has...?
No pude oír más. Perdí la conciencia.

ESTÁS LEYENDO
Generación de las Aspiraciones
ParanormalAño de increíble cambio climático, nuclear y a causa de esto, cotidiano; dan como resultado una transformación sobrenatural en los engendrados este año del 3120 sin saber muy bien el por qué. Con solo decir que el ejército no parará hasta tenerlos a...