Capitulo 40

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-¡Bienvenida a tu despedida de soltera Lexa! -gritó Anya apenas entre al club de strippers.

-¿Por qué en este lugar?

-Porque es la ultima vez que podrás ver a una mujer que no sea tu esposa desnuda bailándote.

-Pero, pero... -dije mientras Anya me sentaba en una silla.

-Tú solo disfruta... ¡Traigan a las muchachas! -exclamó hacia un grupo de bailarinas que estaban vestidas con faldas de cuero que apenas les cubrian su trasero y en la parte superior solo les tapaban su botón.

-¡Hola bella, bienvenida a tu última noche de soltera! -dijeron al unísono acercándose a mi silla.

-Chicas, les agradezco enormemente esta sorpresa pero de verdad preferiría simplemente estar con mis amigas.

-Eso no será posible Lexy, lamentablemente ya les pagué.

-Y es sin devoluciones -dijo una chica de pelo rubio, alta y de contextura delgada mientras se acercaba a mí y pasaba una pierna por encima de las mías sentándose en estas mientras bailaba al ritmo de la música -Y cuéntame. ¿Quién es la afortunada? ¿Cómo se llama?

-Clarke -dije en un suspiro, la carne es débil.

-¿Clarke? -preguntó sorprendida -¿Clarke cuánto?

-Clarke Griffin -respondí de nuevo en un suspiro mientras está chica me besaba el cuello.

-Bonito nombre, debe ser una buena chica.

-Lo es.

-De todas maneras creo que deberías aprovechar esta última noche, nada le dirá nada, todo quedará aquí.

-No... no puedo hacer nada.

-No es necesario que hagas algo tú.

-¿No me dirás tu nombre aunque sea?

-Al final de la noche te lo digo preciosa -dijo besando mi mandíbula.

-No es como si te fuera a llamar para verte otra vez, simplemente quiero saber quién es la persona que me está bailando.

-Espera un rato preciosa.

-¡Lexy, cierra la boca y disfruta! -gritaba Michelle, una amiga de infancia.

Está chica seguía bailándome mientras otra de ellas me tenía puestas unas esposas en las muñecas, no sabía porque la rubia estaba tan empeñada en hacerme un baile único para mí, hacerme un show privado y personal.  Anya me miraba de manera divertida, con rostro de no saber porque estaba pasando eso, ya que ella le había pagado a las tres para que hicieran lo mismo. De repente la rubia se levantó de mis piernas y se acercó a sus compañeras a susurrarle algo y ellas asentían riendo. La chica volvió hacia donde yo me encontraba y una de ellas soltaba mis amarras, mientras la rubia sensual me daba la espalda y ponía sus piernas alrededor de mi cuerpo. Movía su cuerpo de una manera demasiado sensual, no engañaria jamás a Clarke, nunca podría hacerlo, pero de todas formas algo de razón tenía Anya... Era la ultima vez que podría hacer algo así, y en mirar no hay engaño. No podía evitar que mis ojos se fueran hacia sus largas piernas, hacia su trasero perfectamente tonificado que subía y bajaba rozando mis piernas hasta llegar a mi abdomen, se notaba que hacía mucho deporte; la tercera de las chicas llegó con una botella de chocolate líquido y se lo pasó a la primera.

-¿Para qué es eso? -pregunté con miedo.

-Para que sigas disfrutando.

Abrió la tapa y comenzó a echarse chocolate por su cuerpo, por su abdomen, por sus pechos. Me miró de forma provocativa dándome a entender que debía sacárselo con la boca, miré en dirección donde estaba Anya, ella me miraba con señal de aprobación, mientras las otras dos chicas restantes les bailaban a ella y a mis demás amigas. Las mano de la chica tomaron de mi cabeza empujándola hacia los restos de chocolate que quedaban en su abdomen, yo pasé mi lengua despacio por él, sentí su olor corporal, olía a flores, no pude evitar estremecerme.

Todo lo que sube tiene que bajar - clexa AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora