Capítulo 2

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Narra Nathaniel

- ¿Esta todo listo para esta noche Rafael? - pregunto a mi beta con la mirada fija.

- Si alpha todo listo, los guerreros están en posiciones y los coches listos para llevar a las damiselas del pueblo, solo falta su aviso de salida.- dijo Rafa serio y con un pequeño brillo en sus ojos al nombrar a las damiselas, ya que traeremos a algunas porque tenemos un presentimiento de que son mates de algunos de mi manada que por cierto se llama LUNA AMANTE.

- Listo, en una hora salimos, espero que todos sepan que si no son sus mates las dejaremos ir y solo vamos por las ofrendas de acuerdo?- reproché con mi voz de alpha.

- De acuerdo alpha Nathan.- dijo Rafael agachando su cabeza y retirándose en silencio.

Me quedé un rato más en mi despacho pensando en encontrar a mi mate, espero encontrarla pronto, estoy harto de tirarme a la primera puta que vea ¡Joder!!!! la quiero ya, ya la quiero marcar, penetrar, la quiero toda MÍA, será mi mujer, mi todo, la madre de mis hijos, no quiero ¡QUE NADIE LA TOQUE!, maldita sea.- pensé lo ultimo golpeando mi escritorio,

- Es hora.- dije en un susurro saliendo de mi despacho.

Al pueblo que vamos siempre esta listo para nosotros, en realidad todos lo conocen menos yo, nunca voy, pero esta vez presiento algo, y no quiero dejarme con la duda...

Espero que la madre luna sea buena conmigo y me entregue hoy o lo mas pronto posible a mi luna, eso espero.

*******
Narra Elizabeth

Junto con mi padre hemos preparado todo para esta noche, en poco tiempo oscurecerá; ya tenemos a niños y mujeres en los refugios, los hombres se encuentran en sus casas por si acaso existe algún ataque hacia estas, así ellos podrán defender y a matar a los lobos.

Las ofrendas están en el patio principal, que consisten en dos ovejas y un caballo, me da pena por ellos, no tienen la culpa, solo son animales indefensos, pero son ellos o nosotros.

Ahora estamos prendiendo las velas en la iglesia para dirigirnos a nuestro pequeño refugio, es el mas chico de todos, pero alcanzamos sin problema mi padre y yo.

- Bien hija, ya es hora, vendrán en cualquier momento- dijo casi en un susurro.

- ¿Padre? - lo llamé pensativa.

- ¿Si princesa?- dijo poniéndome su atención.

- Yo creo que no es necesario matar a los lobos, solo ahuyentarlos, y así no abran muertes ni de lobos, ni de los nuestros, ¿Qué dices?- dije un poco esperanzada a que acepte mi propuesta.

- Hay mi niña tan tierna y bondadosa, ojalá fuera tan fácil, ojalá los lobos fueran así de comprensibles, pero son animales, no son capaces de si quiera entender lo que decimos, te repito son animales que actúan por instinto- dijo mi padre poniendo su mano en mi hombro

Solo asentí con la cabeza mirando al suelo y un poco decepcionada por su respuesta.

- Vamos hija no tenemos tiempo, al refugio- dijo mi padre tomándome de la mano y llevándome hacia allá, entramos en una pequeña puerta y nos sentamos en el suelo rezando a Dios para que todo salga bien, hasta que se escucharon algunos aullidos.

- ¿Escuchaste eso padre?- pregunté aterrorizada.

- Han llegado- dijo mi padre serio.

Respiré profundamente cerrando mis ojos lo más que pude, todo saldrá bien me repetía en la cabeza, todo saldrá bien, todo saldrá bien.

Pasos lentos se escuchaban por toda la zona.

Todo saldrá bien, todo saldrá bien.

Se escuchó otro aullido, uno más fuerte que el anterior.

- Están muy cerca- susurró mi padre con la voz temblorosa y silenciosa.

Eres mía mujer Donde viven las historias. Descúbrelo ahora