Al regresar al castillo, Brunilda había sentido el rechazo por los hijos de una extraña y los había dejado regalos a los cuidados de una vieja sirvienta.
Pero la necesidad hizo que pronto se ganará el amor de los niños; los dejaba dormirse sobre su pecho, les contaba historias, jugaba con ellos y los adormecia con la mirada y el aliento.Lentamente iba extrayendo de los infantes el flujo vital que la mantenía viva y hermosa .
Poco a poco las fuerzas de los chiquillos fueron desapareciendo, sus risas alegres se habían transformado en débiles sonrisas.Las nodrizas estaban preocupadas y temían que todos los rumores fueran verdad.
No se atrevían a decirle nada a su patrón. El varoncito murió primero .
Después su hermanita lo acompañó a la tumba.Walter sé lleno de pena por la muerte de sua hijos y su tristeza disgusto fuertemente a Brunilda, que lo regañaba:
- ¿Por qué lamentarse tanto por esos doa niños? ¡Seguramente te recuerdan a su madre! ¿O ya estás harto de mí? - le decía la hermosa mujer con los ojos inyectados de odio.
Walter era un esclavo. Perdonó las ofensas de su esposa y le pidió que lo disculpara .
Pronto volvían a vivir en la locura del amor de la muerte.Con todo, sólo quedaba el para saciar la sed de aquella bestia infernal.
Las criadas eran demasiadas viejas y su sangre no servía para nada.Brunilda lo sabia y no le importaba, pues pensaba que al morir Walter, conquistaria a otros hombres e iría a nuevos pueblos en búsqueda de sangre joven.
En las noches, cuando dormía profundamente narcotizado, ella adheria los colmillos á su pecho.Walter resentia la falta de sangre y salía a dar largos paseos por la montaña buscando reponer su salud.
Atribuía su debilidad a la mala alimentación; nada sospechaba.Un dia estaba tumbado a la sombra de un árbol y un raro pájaro pasó volando, dejando caer una raíz rosacea a sus pies .
Tenía un aroma delicioso e irresistible. La mastico y sintió que su boca se llenaba de hiel amarga, entonces arrojó lejos la raíz que pudo haberlo salvado del hechizo en el que lo sumia su esposa.Esa misma tarde, Walter regresó al castillo. El mágico perfume de Brunilda no surtió efecto alguno sobre el hombre y por primera vez en muchos meses se durmió de sueño natural. Comenzó a sentir un agudo dolor en el pecho, abrió los ojos y vio la imagen más horrible y aterradora de su vida:los labios de Brunilda succionando la sangre caliente que salía de su pecho. Grito con horror y Brunilda se apartó con la sangre escrurriendole por la boca.
-¡Demonio asqueroso! ¿Así es como me amas? - rugió Walter.
- Te amo como aman los muertos - respondió con frialdad la mujer.
- Sangriento monstruo, ahora comprendo.Tú mataste a mis hijos, tú eres esa peste de la que hablaba el pueblo.
- Yo no los he asesinado. Tuve que sacrificar sus vidas para satisfacer tus placeres. ¡Tú eres el asesino! - grito Brunilda con los ojos helados.
Las sombras amenazadoras de todos los muertos fueron convocadas ante los ojos de Walter por las terribles y verdaderas palabras de Brunilda.
- Querías amar a una muerta, acostarte con ella. ¿ Qué esperabas?
- ¡Maldita! - grito y echó a correr fuera del cuarto mientras se maldecia .
Al amanecer, Walter despertó en los brazos de Brunilda.
Una larga cabellera negra envolvía su cuerpo, la fragancia de su aliento lo condenaba al estupor.
Enseguida se olvidó de todo y se dedicó al placer con la muerta en vida.Cuando el efecto del hechizo pasó, el terror que sentía Walter era diez aveces más fuerte.
Como era de día, Brunilda dormía. El hombre se refugió en las montañas, lejos de la vampiresa. ¡Pero era en vano! Cuando despertó, otra vez estaba en los brazos de Brunilda, comprendiendo que así sería para siempre.Sin embargo, intentaba huir todos los días, luchando contra la muerte que ya pronto tomaría su cuerpo.
Walter se refugió en uno de los rincones más oscuros del bosque, dondela luz nunca llega.
Escaló una roca mientras llovía intensamente y las nubes le enseñaban las caras de las víctimas de su esposa.
En ese instante la luna emergió por atrás de las altas montañas y aquella visión le recordó al hechicero. Se dirigió con decisión a aquel lugar donde se juntan los caminos; no estaba lejos. Cuando llegó, encontró al anciano sentado en una roca, llenó de paz.
Walter le grito, tirándose al pisó:- ¡Salvame, por piedad, Salvame de ese monstruo que sólo sabe sembrar la muerte!
-¿Comprendes ahora cuál importante era mí advertencia de dejar a los muertos en paz? - le dijo el anciano, regañandolo.
-¿Por qué no pusiste ante mis ojos todos los horrores que iban a suceder, todos los asesinatos y la maldad que se estaban desencadenado? - preguntó Walter sollozando.
-¿Es que acaso ecuchabas algo que no fuera tu propia voz, tu pasión desmedida? ¿No recuerdas que me mandaste callar con violencia cuando quería prevenirte? - explicó el hechicero.
-¡Tienes razón, es verdad! Pero ahora te pido, por lo que más quieras, que me ayudes - suplicaba Walter agonizando.
- Bien, te voy a decir lo que debes hacer. Es terrible.
Sólo en las noches de luna llena duerme un vampiro el sueño humano. Es ese momento pierde todos sus poderes y ésa
noche ...¡deberás matarla!
Lo harás con una afilada estaca que yo mismo te daré. Renunciarás para siempre a ella, jurando al cielo no volverá a invocar su recuerdo ni mencionar su nombre o, de lo contrario, la maldición se repetiria, ¿ESTA CLARO? - Preguntó el anciano hablando con autoridad.- Lo haré, noble hechicero, hare todo lo que tú me digas para librarme de ese monstruo, pero
¿Cuando será luna llena?- Faltan quince días.
- ¡Oh será imposible! Sus poderes me arrastrarán hasta ella y me matará.
- Te esconderé en ésta cueva, aquí te quedarás los quince días. En esté tiempo tendrás techo y comida; por ningún motivo debes asomarte fuera de aquí. Yo volveré la noche de luna llena.
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Deja A Los Muertos En Paz [Terminada]
VampirosEsta historia se trata de un amor apasionado. Es una hitoria corta de vampiros, de muerte y amor, de mis favoritas, esta historia es uno de los libros que leí completós. Espero que les guste .♥