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Pasó Walter el tiempo convenido en la cueva, sin moverse de su sitio, pues el inmenso temor que sentía paralizaba sus miembros. Todas las noches se le aparecía Brunilda como en sueños llamándolo por su nombre, prometiendole que todo iba a cambiar, pidiéndole que regresará a ella y diciendo que le ocasionaria la muerte si no volvía.

De esté modo lo abrumaba sin césar, sumiendo a Walter en la locura. Hasta que por fín llegó la luna nueva.
El hechicero entró en la caverna alumbrado por el astro y tomó a Walter por el brazo. Se dirigieron caminando al castillo en medio de la horrible noche.
Todas las puertas del palacio se abrían a su pasó sin necesidad de tocarlas, tal era la magia del hechicero.
Llegaron al aposento de Brunilda.
Dormía, bella, hermosa, con un sueño ligero. ¿Quien podría pensar que aquella adorable criatura era un pavoroso vampiro?

Walter tenía los ojos llenos de amor. Levantó la estaca sobre su cabeza y, asentando un golpe tremendo, la hundió en el pecho de la vampiresa hasta atravesarla por completo, mientras le gritaba:

-  ¡Te condenó para siempre! -  ya la sangre helada salpicaba sus manos y su rostro.

Brunilda alcanzó a abrir los ojos y decirle a Walter:

-  Conmigo te condenas.

El hombre colocó su mano sobre el pecho de la mujer pronunciando el juramento que le había dicho el anciano:

-Jamás evocare tu amor, jamás pronunciaré tu nombre ... te condenó.

- Muy bien  -  le dijo el hechicero  -  todo ha terminado. Ahora debemos devolverla a dónde pertenece y de donde no debió haber salido.
Nunca olvides tu juramento. No volverás a verme jamás  -  y, diciendo esto, desapareció de improviso ante los ojos del hombre.

La espantosa difunta estaba otra vez en su tumba, pero su imagen perseguía sin descanso a Walter, convirtiendo su vida en un eterno combate.
La muerte le decía todo el tiempo:

-¿Perturbaste mi sueño eterno para asesinarme?

Walter siempre debía responderle: "Te condenó para siempre".
Pero la imagen no se iba y aquel juramento estaba todo el tiempo sobre sus labios.
Vivía afligido por el miedo de despertar un dia y verse en brazos de la vampiresa.
Además de esto, las imágenes de las víctimas de Brunilda se le aparecían gritándole:

- ¡Conmigo te condenaras!

El castillo de Walter estaba completamente desierto y en ruinas, como si la guerra y la peste hubieran pasado por ahí.
En medio de su soledad, quiso pedir perdón a Swanhilde y regresar con ella, pero la bella dama sabía que sus hijos habían muerto y lo despreciaba con rencor.

Así, Walter, solo como un perro, vagaba dia y noche por los alrededores de su castillo.

Una mañana vio pasar varios jinetes cabalgando.
A la cabeza iba una bella mujer montada en un caballo negro y detrás de ella venían con alegría damas y caballeros.
Walter los llamó y, después de saludarlos con agrado, los invitó a comer al castillo.
Aceptaron gustosos.

Parecía que la vida había regresado al palacio.
Todo era júbilo y gozo. Walter insistió en que se quedaran con él una semana;ya había contratado un nuevo Ejército de criados que cuidaban todos los caprichos de cada invitado, e igualmente no dudaron en decirle que si.

Walter sentía tanta confianza por la mujer del caballo negro, que le había contado su historia y la de Brunilda.
Ella lo consolaba con toda clase de palabras y frases de efecto.
Asi transcurrieron los días, hasta que le pidió a la extraña que se casará con él.
Ella accedió de inmediato y siete días después se celebró la boda con una gran fiesta, qué duro cuatro días con sus noches.

El castillo se vio envuelto en un salvaje desenfreno de alcohol y lujuria. Parecía que el demonio mismo asistía a aquella celebración.

Walter condujo a su mujer al cuarto de los esposos. Cuando la recortó sobre la cama, ella transformó sus brazos en una gigantesca serpiente que con sussiete anillos  envolvió el cuerpo del pobre hombre triturandole los huesos, al tiempo que comenzaba el fuego en la habitación.
Pronto todo quedó en llamas, la torre del castillo se desmoronó sepultando bajó sus escombros al agonizante Walter y, cuando estaba a punto de morir, una voz atronadora grito:

-  ¡Deja a los muertos en paz!

Fin.
Esperó que les guste.
Es de mis historias favoritas.
Voten por favor, si les gusta.

Que la pacen vien, besos. ♥♥♥:-)

Deja A Los Muertos En Paz  [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora