Capítulo 8.

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Entraba junto a Joey metiendo mis manos en mis bolsillos de la sudadera.

Él se acercaba a la barra.

Yo me quedaba alejado de la barra.

Me sentía un tanto incómodo estando aquí con la que forme.

No suelo ser tan agresivo ni sacarme de quicio tan rápido.

Pero odio la gente antipática.

Me supera.

Joey parecía amable ante la camarera.

La chica morena.

Observaba como hablaban y ella asentía.

Apenas tardo en segundos viendo que Joey sostenía su café y le pagaba.

Luego se giraba, viniendo a mi.

—Ya estoy, ¿Tu quieres algo?—

Asentía.

—Pero yo me comeré alguna cosa, a si que, puedes irte tu y luego iré yo.—

—Puedo esperar.—

—No hace falta.—

—Pues te veo ahora.—

Miraba como se iba asintiendo y luego la miraba a ella que estaba limpiando la barra.

Me acercaba ahí sentándome en el taburete y aclaraba mi garganta.

Ella subía su mirada a mí.

—¿Vas a pedir algo?—Preguntaba en un tono tranquila.—

—No.—

—Vale, pues, perdón.—Susurraba quitando su rostro de mi y seguía limpiando.—

—¿Que has dicho?—

—He dicho que perdón.—Subió su tono de voz y dejaba de limpiar, me miraba rodando sus ojos.—

—Gracias, ¿Por qué?—

—Por como te he tratado, ahora venga, vete si no vas a pedir nada.—

Se giraba dándome la espalda y bajaba una botella de alcohol poniéndose de puntillas.

Me apoyaba en la barra y mis ojos bajaban hacia su trasero.

Me quedaba mirándolo viendo que tenía un buen culo y ella se giraba pillandome.

Empezaba a reírse negando.

—Que niñato eres.—

Miré de repente a su rostro.

—Ni que tu fueras madura, me tiraste un vaso de agua.—

—Que rencoroso.—

—No, estas perdonada por ello, pero aún no entiendo por qué eres tan borde.—

—Por que soy a sí.—Repetía cansada de repetirlo y dejaba la botella encima de la barra.— Lo que hice esta mal, y como te dije yo trabajo muchas horas, me desquicio muy rápido.—

—Entonces, ¿Asi tratas a todos los clientes?—

—Solo cuando son como tú.—

—¿Cómo?—

—Críos.—

—Eso es por que no me conoces.—Dije molesto por lo que dijo y me quedaba mirándola.—

—Tampoco tengo intención de conocerte.—

—Yo tampoco, sólo vine para pedirte perdón, por lo que hice ayer.—

Un Golpe Duro 2.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora