Capítulo 42.

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Pasaríamos la noche vieja en casa de Joey y.. Sheila vendría la ex mujer de Joey.

Era raro por que ya están divorciados y pasar una noche vieja juntos, no se, sería raro.

Igualmente Hannah vendría y Scott también estaría.

Todos ya tenían trajes que ponerse y yo... Ni tenía ni idea.

Tal vez un vaquero y una camiseta básica.. estaría bien ¿no?

Me miraba en el espejo del cuarto del baño mirándome y suspiraba.

¿Que haría?

Escuché la puerta de casa que la abrían y decidí salir del baño.

Iba al salón que Joey estaba entrando junto a una mujer morena.

Los dos ya parecían pelear y me quedaba mirándoles.

—El niño está durmiendo, calla.—Decía la mujer morena mirando mal a Joey y entraba a la cocina.—

—A si tienes a nuestro hijo mal criado.—Decía Joey entrando tras ella.—

—Obivamente ¿no? Tú no te hiciste cargo.—

—Vivíamos en ciudades lejanas.—

Me ponía en la puerta de la cocina mirándolos, se que estaba mal pero era la primera vez que tenía curiosidad.

—Pues te podrías a verte trasladado pero tú estabas obsesionado con ese maldito gimnasio.—

—Sheila.—

Carraspee mi garganta haciendo que parasen y ambos me miraban.

—Hola.—Dije, interviniendo.—

Joey me miraba al igual que la mujer morena y Joey parecía estar más tranquilo.

—Hola ¿Acabas de despertar?—Preguntaba Joey.—

Asentí lentamente y me fijaba en la mujer morena.

—¿Cuando habéis venido?—Pregunté.—

—Muy temprano, sobre las nueve, fuimos a comprar la comida para esta noche y volvimos pero se nos olvidó..—

—Se te olvidó.—Interrumpía la mujer morena.—

—Se me olvidó.—Dijo Joey, de malas maneras y suspiro.— Se me olvidó el postre.—

—Siempre tiene que estar distraído.—Decía ella rodando sus ojos e iba hacia la nevera.—

Joey suspiraba y me miraba.

—Ella es Sheila, mi ex-mujer.—

—Ah, bien.—

—Si, afortunadamente.—Decía Sheila, con ironía.—

Alce una ceja.

—Yo soy.. A-...—Me calle.—

—Alex.—Decía Joey, echándome un cable.—

—Bien, pues.—Se giraba Sheila mirándonos a ambos.—Ustedes hacer la cena y yo me iré a dormir.—

Sheila salía de la cocina dejándonos solos y fruncía el ceño.

—¿Estas seguro de que esto es una buena idea?—Pregunté susurrando para que ella no me oyera.—

—Para nada.—Negaba, suspirando.— Pero es por Scott, por los hijos se hace sacrificio.—

Hice una mueca.

—Es un poco... Insoportable ¿no?—Dije queriendo no sonar tan despetivo.—

—Es mucho, al principio gustaba, cuando éramos jóvenes pero luego... Era imposible de entenderla.—

Un Golpe Duro 2.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora