Capitulo 58.

5.1K 205 39
                                    

Después del todo el jaleo fuimos a celebrarlo la gente que me vino a ver y gente del gimnasio también.

No me paraban de felicitar.

Todos estábamos en un tipo de bar de ambiente vitoreandome.

Mis padres estaban orgullosos de mi.

Al igual que Joey.

Estaba cerca de Joey cuando yo aún sostenía mi titulo.

Todos después estaban a su mundo bebiendo y celebrándolo.

Y yo quería hablar con Joey a solas.

—Joey.—Dije.—

—Dime campeón.—

—Gracias por todo.—Agradecí con el título en la mano.—

—A ti.—

—¿a mi porque?—

—Por que le has dado sentido a mi vida.—Dijo con felicidad en sus palabras y sonrió.— Ahora entiendo.. el mismo sentimiento cuando Jefe entrenaba a tu padre, que era sentirse vivo.—

—Mira que eres cursi.—Dije rodando mis ojos y negué.—

—Es la verdad, me has hecho sentir vivo y no se cómo agradecerte eso.—

Reí.

—Yo.. yo te quería dar esto.—Le enteraba de repente el título y me miraba sorprendido.—

—¿Cómo?—

—Se que nunca pudiste cumplir tus sueños y en realidad este título es más tuyo que mio.—

—¿Cuántas copas has bebido?—Se reía levemente negando.—

—Es en serio, tú me entregaste y me acogiste en tu casa sin conocerme sin saber que era el hijo de Andrew, y hacer eso por cualquiera no tiene nombre, tú has puesto más empeño en este título que yo.—Dije mirándolo con orgullo sonriendole.— Has puesto confianza, esfuerzo, y constancia conmigo y esto es tuyo ahora.—

—Yo no puedo aceptar eso..—

—Pero te pertenece a ti.—

Joey miraba el título riéndose y alzaba su ceja.

—Pone tu nombre.—Dijo.—

—Lo mandaré para que lo cambien.—Dije de forma bromista dándoselo.— Cógelo.—

El lo cogía lentamente admirando el título y sonreía felizmente por ello, luego me miro. 

—Tienes un gran corazón, como tu padre.—

—Gracias.—

Joey fue abrazarme fuertemente mientras me seguía el abrazo orgulloso de que haya sido mi entrenador.

Luego me separaba de el sonriendo ampliamente y me giré.

Scott venia con una chica morena.

Era la chica que vimos en la casa.

—Papá, creo que es hora de que aceptes ya a mi novia.—

—Hijo mío es aceptada.—

Me quedaba mirándoles a ellos mientras me reían y seguían hablando.

Gire mi mirada a la puerta y estaba Bárbara.

Mi sonrisa se desvanecía pero no del todo.

Bárbara estaba cruzada de brazos mirándome con una pequeña sonrisa.

Un Golpe Duro 2.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora