Quien eres

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... Mayra estaba horrorizada sin poder mover sus piernas

-Corre Mayra!!!! Correeeeee!!!!!

Me incorpore en la cama mientras mi respiración se tornaba forzosa, estaba empapada de sudor, lloraba desesperadamente y mi cuerpo temblaba sin control

-No te muevas

Me helé al escuchar nuevamente esa voz, la primera vez fue en las escaleras junto a mi hermana, luego cuando escuche el disparo y ahora de nuevo ahí estaba, mire al lado derecho de la cama ya que de allí provino la voz y apenas vi una silueta masculina sentada en el regazo con su rostro hacia un lado, creo que miraba hacia la mesita de noche, había despertado tan asustada y nerviosa que no me había percatado de su presencia hasta que el habló

-Quien eres?— pregunte con voz débil

-Solo deja de moverte, cierra los ojos, no te atrevas a mirarme y acuéstate de una buena vez

-No haré nada hasta que me digas quien eres!!!

-Bien, es eso o seguir desangrandote, tu eliges— dijo totalmente calmado

Baje mi rostro y fue cuando pude notar que lo que empapaba mi cuerpo no era sudor sino que era sangre.

Cerré mis ojos y sin más volví a acostarme porque la verdad es que me sentía muy débil, adolorida y cansada como para interrogar a uno de los gorilas de Blas, porque eso debía ser, uno de sus horribles y asquerosos gorilas.

Comenzó a limpiar con delicadeza la sangre de mi cuerpo, y poco a poco curaba cada una de mis heridas, y antes de pensar en lo que decia hable

-Eres un ángel?—Pregunté

Al escuchar mi pregunta se paralizo y su respiración se volvió irregular, abrí los ojos y por primera vez lo  ví de cerca y directamente al rostro, quizás no fuese un ángel pero si que parecía uno, era un hombre blanco, de unos veinte y tantos, su pelo era negro azabache, tenía unos hermosos ojos azules, sus labios carnosos con un tono rosado y su cuerpo desde mi posición se veía corpulento de pronto hablo y me saco de mis pensamientos

-Te advertí que no abrieras los ojos, que parte de no me mires no entendiste!!

Volví a fijar mi mirada en su rostro y pude notar que estaba tenso, sus puños estaban cerrados con fuerza y por un momento me sentí tan intimidada como cuando Blas estaba cerca.

-Lo Si sie siento—Dije en un hilo de voz, mientras cerraba los ojos a la espera de un puñetazo

Dió un suspiro, mientras que poco a poco comenzaba a relajarse y su respiración volvía a la normalidad. Comenzó a vendar mi cabeza mientras que palpaba mi mejilla, abrí los ojos y allí estaba mirando fijamente como si mil pensamientos pasaran por su cabeza.

Me sentí más calmada, cuando desvié la mirada hacia mi brazo y vi que lo había cocido, al menos ya no sangraría más, las sábanas aún estaban sucias de sangre pero me sentía mucho mejor que antes, no se que puso en mis heridas pero definitivamente el dolor se había calmado un poco, vilví a mirarlo y le hablé

-Gracias!

Se paró rápidamente y tomo el botiquín de primeros auxilios, se acercó a la puerta y sin mirar atrás habló

-Matt

-Que haz dicho?

-Matt, he dicho que soy Matt— y sin más desapareció de mi vista dando un portazo

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