Ralts.

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Llegué corriendo al Centro Pokémon de Ciudad Carmín, abrí las puertas de una patada dando un gran susto a la enfermera que parecía tener más o menos mi edad.

Bright: ¡Ayúdame, por favor!—Dije mientras avanzaba con el Pokémon en mis brazos.—

Enfermera: Cálmate, por favor. Tu Pokémon no muestra muchas heridas, mételo en su Poké Ball para colocarlo en la máquina.

Bright: ... Lo cierto es que no es mío, me protegió de un movimiento de parálisis y creí que debía devolverle el favor.

(La enfermera dudó un momento, pero  su expresión cambió en unos instantes.)

Enfermera: Mira, podría darle una Baya Zreza para curar su parálisis. ¿Te parece bien?

Bright: Lo que sea, pero por favor ayúdalo.

(Abrió un pequeño cajón del mostrador y sacó una baya.)

Enfermera: Mira, pequeño Ralts, abre tu boca y come esto.— Dijo mientras le extendía la mano con la baya.— 

El Pokémon atendió la petición de la chica y empezó a comerse la baya.

Bright: ¿Le llamaste Ralts? ¿Es una especie nueva en la región?

Enfermera: No, no. Los Ralts son nativos de la región de Hoenn. Una región un poco distanciada de ésta, ¿cómo llegó a parar aquí?

Bright: Ni idea. Quizá se separó de algún turista. 

Enfermera: Es probable. ¿Quieres que cuide de él para ver si viene su Entrenador?

Bright: La verdad es que sí. No me gustaría que algo le pasara mientras esté conm...

(Ralts me impidió terminar la frase saltando a mi cara.)

Bright: ¡¿Eh?! ¡¿Qué haces?! ¡Baja de mi cabeza!

Enfermera: Jaja, parece que alguien no quiere separarse de ti. ¿Sabes cómo podemos comprobar si ya tiene Entrenador?—Preguntó mientras se giraba para hablarle al Chansey a su lado.— Chansey, ¿puedes ir a la tienda de al lado por una Ball, por favor?

(El Chansey aceptó y salió del edificio.) (Tomé al Ralts de mi cara y lo puse en mis brazos.)

Enfermera: Hay algo más interesante en este Pokémon. Su color es diferente a los de otros Ralts.

Creo que es un ejemplar variocolor.

Bright: ¿En serio? Al no conocerlo di por hecho que todos eran así. Es un color bonito.

Enfermera: Un Ralts hembra variocolor en Kanto, qué intriga, ¿no?

Bright: En efecto. Aunque no sería la primera vez que Pokémon de otras regiones emigran. Oí de un caso parecido en Unova.

Enfermera: Cierto. Pero prefiero creer que no es algo tan simple.

Bright: ¿Te gustan los misterios o qué, niña?

Enfermera: ¡¿Niña!? ¡Pero si tengo 15! *suspiro* Sí, siempre me he sentido atraída a ello. Quizá por eso mi tipo preferido es el Fantasma.

(De pronto la puerta se abrió y el Chansey entró con una Luna Ball.)

Enfermera: Vaya, Chansey. Tan rápido como siempre.—Tomó la ball y se acercó demasiado a mí.— Mira, intenta atraparlo.

Bright: ¿Qué dices? N-no...  No me siento preparado para hacer esto de nuevo...

Enfermera: ¡Tonterías! ¡Anda, intentálo!—Cogió mi mano a la fuerza y me dio la ball mientras me daba empujones.)

Bright: ¡Agh, está bien, pero deja de empujarme!

(Me agaché y me puse de puntillas.)

Bright: Bien, amigo. Aquí vamos.—Dije estirando mi brazo con la ball en la mano hacia su cabeza.—

(La ball se abrió introduciendo a Ralts en ella. Empezó a moverse y de pronto... se capturó.) (La chica dio un grito y saltó de la emoción.)

Enfermera: ¿Lo ves? ¡Te lo dije! 

Bright: Eh... sí, ya... ya lo veo. Gracias, eh...

Enfermera: Alicia, llámame Alicia. O Alice, como quieras.

Bright: Bien.

Ah, sí. Casi lo olvido. Alice, ¿podrías decirme a qué hora sale el próximo ferry hacia Ciudad Olivo?

Alice: ¿Tú también vas a Olivo? Déjame mirarlo.— Contestó mientras revisaba unos papeles.—Hum... en 20 minutos, al final de mi turno. Podríamos ir juntos, eh...

Bright: Bright, Bright Stray. Lamento no haberme presentado antes.

Y, bueno, sí. Supongo que sí, mientras no me lleves a empujones.

Alice: ¡Andando, entonces!

Bright: ¿Qué? ¿Y tu trabajo?

Alice: Si nos quedamos aquí, no alcanzaremos el ferry. 

¡Te lo encargo, Chansey!—Gritó mientras me sacaba del edificio a empujones.—

Seguimos hablando mientras caminábamos por la ciudad hacia nuestro destino, pasamos por el Club de fans de Pokémon y un nuevo edificio que supuestamente estuvo en construcción por un anciano y su Machop durante años. 

Hasta que llegamos al puerto de la ciudad.


|Y bueno, este es el segundo capítulo. Si bien las vistas son prácticamente nulas, yo seguiré escribiendo porque es lo que me gusta. A cualquier lector: nos vemos en dos o tres días.|

Gardevoir, mi guardián.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora