Reminiscencias.

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Alice y yo habíamos empezado a salir de Ciudad Olivo, el Sol se estaba metiendo, pero no era problema; el Faro de la cuidad iluminaba los alrededores de la zona.

Alice: ¿No te encanta la vista? A veces me gusta ver el Faro por la noche desde la casa de mis abuelos, me hace sentir tranquila.

Bright: ¿Tranquila?

Alice: Sí, es una sensación extraña. Quizá sólo se deba a que la oscuridad no me gusta demasiado.

Bright: Tiene gracia que le tengas miedo a la oscuridad cuando tu tipo preferido es el Fantasma, dulce ironía.

Alice: En realidad no es así, es normal que no me guste. El tipo Fantasma es débil ante Siniestro, y ellos son la representación de lo oscuro. En fin.

Por cierto, hace unas horas, cuando atrapaste a Ralts, me pareció oír que decías "No me siento preparado para hacer esto de nuevo", ¿puedo saber a qué te referías?

-Quedé en silencio unos segundos.-

Bright: *traga saliva* Verás, hace unos años atrás, yo era un Entrenador. Empecé mi viaje junto a un Cyndaquil que luego terminaría por evolucionar a un hermoso Quilava. Pero...

Alice: ¿"Pero..."?

Bright: Una noche, luego de tener una intensa batalla contra la Líder Blanca y su Miltank en el Gimnasio de Ciudad Trigal, yo me disponía a ir al Parque Nacional para capturar un Scyther, dado que mi equipo sólo constaba de mi Pokémon inicial.

No obstante, delante de la fuente del parque, ahí estaban: dos reclutas del Team Rocket.

Alice: Espera, ¿el Team Rocket? Pero si esa panda ya se había disuelto por tercera vez luego de que dos chicos acabaran con ellos.

Bright: Yo pensé lo mismo, estaba confuso. Traté de darme media vuelta y salir de ahí para evitarme problemas, pero no sé cuándo se percataron de mi presencia. Uno de los reclutas alzó la voz y me preguntó: "¿Pero qué haces tan tarde por aquí, muchacho?". Ignoré la pregunta y me dispuse a volver a Ciudad Trigal. La voz del otro recluta se hizo sonar y en tono agresivo me gritó: "¿Es que estás sordo? Te hemos hecho una pregunta.", me giré hacia ellos mientras sacaba la Poké Ball de Quilava. "Veo que piensas enfrentarnos, o eres muy valiente o muy estúpido", replicó el recluta. "Pues bien, será a tu modo", dijo el otro.

Lanzaron las Balls al aire, dejando salir un Sandlash y un Crobat. Yo mandé a mi Quilava, el cual tenía una desventaja frente al armadillo de Tierra. "¡Quilava, usa Ascuas contra Sandlash!", grité. Pero el Sandlash fue más rápido y usó un Excavar, evitando así el ataque. El Crobat por su parte fue directo hacia a Quilava con un potente Veneno X, el cual le hizo bastante daño, Quilava no pudo ni moverse cuando el Sandlash salió por debajo de la tierra y le asestó un golpe efectivo.

Yo creí que habíamos sido vencidos, pero Quilava sacó fuerza de algún lugar y milagrosamente aún seguía en pie. Volteó a mirarme con una cara cansada, pero me hizo una seña de que debíamos seguir. Recuperé la postura y le ordené usar Rueda Fuego contra el Sandlash, el ataque se vio potenciado gracias a la poca vitalidad con la que contaba mi Pokémon sumado a un golpe crítico, la rata arenosa cayó hacia el suelo, debilitándose en el acto.

"Veo que no eres tan débil como creíamos", dijo uno de los reclutas mientras devolvía el Sandlash a su Poké Ball.

"Quizá mi compañero te subestimó, pero no pasará lo mismo conmigo", añadió el otro. Ordenó a su Crobat usar Vuelo, y yo le dije a Quilava que usara Destello para poder ver por dónde vendría el ataque.

Los segundos parecían una eternidad, no lográbamos ver a Crobat por ninguna parte. Hasta que él empezó a bajar pudimos percatarnos de su ubicación, en ese instante creo que Quilava pensó lo mismo que yo.

Esperamos el mejor momento para evitar el Vuelo de Crobat. Y cuando nuestra oportunidad llegó, ordené a Quilava evitar el ataque, haciendo que Crobat se estampara en el suelo. "Quilava, ¡Ascuas a toda potencia!", grité frenéticamente. El movimiento le había causado quemaduras al Crobat, pero aún seguía con ganas de luchar. Retomó el vuelo y su Entrenador volvió a hablar "Quemado, ¿eh? Es una lástima que no te esperaras esto; Crobat, ¡usa Bomba Lodo!", Quilava intentó esquivarlo, pero esa vez no fue capaz... Mi Pokémon perdió el conocimiento y cayó al suelo debilitado. Yo... quedé impactado, no me podía creer que había perdido contra ese canalla.

Me puse de rodillas al lado de mi Quilava y cuando intenté devolverlo a la ball, un golpe del Crobat me echó hacia un lado e hizo que soltara la cápsula. "No creerás que te dejaremos ir así como así luego de ganarle a mi compañero", me dijo el tipo del murciélago. "Crobat, acaba con esa basura".

El Crobat tomó con sus colmillos a mi ya debilitado amigo y lo elevó hacia el oscuro cielo. Yo a punto de romper en llanto sólo podía gritar que se detuviera, que si no lo hacia mi Quilava moriría. Pero ellos sólo reían mientras dirigían su mirada hacia el infinito. Corrí en dirección a ellos dándole una embestida a uno de los Reclutas. Cayó hacia el suelo y conmigo encima. "¡Quítate de encima, estúpido mocoso!", me decía. Sin embargo, yo no hice caso y le di un puñetazo. Su camarada intentó levantarme, pero no pudo. "Así que no quieres entender, ¿eh? Veamos si entiendes de esta forma", sacó un látigo imbuido de una corriente eléctrica y me azotó con él, hizo que cayera hacia un lado. Sentía que iba a desmayarme, pero antes de hacerlo pude ver a mi querido Quilava cayendo en dirección al suelo.

"Avisa a la jefa, no hay ninguna pista de Raikou en este lugar", fue lo último que recuerdo antes de perder el juicio.

Desperté unas horas después en el Centro Pokémon de Ciudad Trigal, había policías corriendo de un lado para otro y mi madre estaba sentada junto a mí con lágrimas en los ojos.

"M-mamá... ¿dónde está él?", pregunté.

Le temblaban los labios y yo me ponía más nervioso con cada segundo que pasaba. "Tu Quilava no... *tartamudeo* n-no pudo sobrevivir al impacto de la caída", dijo ella mientras yo volvía a caer dormido debido al medicamento.

Y bueno, me alargué demasiado. Pero, en resumen, perdí a mi primer y único Pokémon en un combate contra el Team Rocket.

Alice: *entre sollozos* Así que tú eres el niño de las noticias...

Bright: Sí... lo soy.

Alice: Yo... yo, lamento haber preguntado. No debí, lo siento.

Bright: No, está bien. Lo he ido superando, y a veces me hace falta hablar sobre el tema. Gracias por escucharme, Alicia.

Alice: (...)

Bright: ¡Oh! Mira, de aquí se ve la Torre Quemada. Estamos a una Ruta de llegar a Ciudad Iris.

Alice: Lamento hacer que tuvieras que acompañarme, en todo el día no he hecho más que entrometerme contigo.

Bright: Nah, no te preocupes. Al final no me has caído del todo mal.

Alice: ¿Cómo que "no del todo mal"? -Dijo mientras me golpeaba con su brazo.-

Bright: ¡Ay, ay! Para ser una chica tienes bastante fuerza, chica. -siguió golpeando.- ¡Oye, duele! ...Bien, bien. Me agradas, Alice. ¿Es lo que querías oír?

Terminando mi frase noté cómo sus ojos se iluminaron.

ESTA HISTORIA CONTINUARÁ.

Y hasta aquí el nuevo y tardado capítulo, me disculpo si es más largo que los anteriores, pero me sentía obligado luego de no haber actualizado durante meses.

Yo soy Jovan, espero que hayan disfrutado esta nueva parte de la historia. Y ahora, me despido. Hasta la próxima.

Gardevoir, mi guardián.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora