Capítulo 3

172 7 0
                                    

Aprendí que, todos nos equivocamos, todos tenemos derecho a errar pero, algunos errores son más caros que otros; descuidar lo que realmente importa, dar por hecho las cosas, no tomar con responsabilidad nuestras obligaciones, herir a alguien, decir algo que no debías, no hacer lo que tenías que hacer.

Con ello aprendí el valor del tiempo, cuando eres infeliz, un día parece una eternidad y al contrario, cuando eres feliz, un año parece semanas; siempre todo desde la perspectiva de cada persona; lo único 'seguro' que tenemos es el ahora, nos pasamos la vida pensando en el '¿qué pasará?', '¿y si hago tal o cuál?', y dejamos pasar la vida y, un día, nos damos cuenta que ya no tenemos la edad que teníamos, que se nos fue el tiempo, que nos aprovechamos, que debimos haber hecho.

Tomar riesgos es un albur, puede o no salir como esperamos, puede o no resultar de la forma en que la planeamos. Si aprendemos a ser personas que se arriesgan, tendremos el mundo en nuestras manos, es normal tener miedo de lo que pueda pasar, pero ¿por qué no tenemos terror de lo que podría no pasar si no lo intentamos?

Lo conocí una mañana, por casualidad, cuando esperaba nada, supongo que eso es el amor: esperar nada y que, de pronto, te llegue todo. Revolucionó mi vida por completo, le dio un nuevo significado al concepto que tenía del amor.

Sobra contar lo que vivimos, pero pueden imaginarlo, vivimos lo que toda persona sueña vivir con quien ama, vivimos algunas de esas historias que seguramente les harían llorar, compartimos sueños, metas, ilusiones, nos entregamos el alma y el corazón, nos dimos todo lo que teníamos, nos quisimos con todo lo que éramos y podíamos ser. Aprendimos el uno del otro y cada día encontrábamos una nueva razón, por mínima que fuera, para seguir dándonos, el uno al otro, todo el amor que teníamos. Le hicimos ver al otro lo que valía, la maravillosa persona que teníamos a nuestro lado, y atesorábamos cada detalle, cada momento. Tal vez ustedes pensarán que esto es un cliché y, sí, lo es, pero ¿qué acaso el amor no es todo un cliché?, toda una historia ya contada: conoces a quien te cambia la vida, caes perdidamente enamorada/o, viven momentos increíbles, inimaginables e inolvidables...

Claro que, el amor no es un cuento de hadas, ¿cierto?, así que, un día, sin que la vida te de un aviso, todo acaba, el amor se acaba o cambia en todo caso, o simplemente, un día cualquiera, por casualidad, la persona con quien compartías todo, se va. La vida, el destino, o cualquier Dios que quieran inventar decide arrancarle el último aliento a quien te lo quitaba a ti con su mera existencia.

La vida nos da muchísimas sorpresas, de algún modo es cierto que: lo que la vida da, la vida quita.

Y bien, ¿qué tiene que ver la conducta errante de ser humano con el valor del tiempo?, tal vez se asocian porque, un grave error que todo cometemos, es pensar que las cosas están aseguradas, que la vida es constante, que a todos les puede ocurrir algo así, menos a ti. Y el valor del tiempo, bien, van de la mano, ya que, si no hubiese sabido cómo disfrutar cada milésima de segundo a tu lado, hoy no podría decir que aún te amo, te extraño, me haces falta pero, que no cometeré el error de dejarme vencer, aún hay vida en mi, aún hay recuerdos tuyos en mi mente y corazón que debo llorar y debo contar.

Está bien ser humanos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora