Capitulo 11.

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De repente la sala de mi apartamento se siente demasiado pequeña al punto que me siento completamente ahogada.

Harry continua mirándome fijamente, con la diversión presente en sus ojos.

Se burla de mi.

De la manera en la que reacciono ante su presencia.

Él es tan abrumador que cuando esta presente realmente me siento tan pequeña e insignificante.

-¿Así que vamos a jugar a quien dura en silencio más tiempo?- Pregunta con sorna.

Yo trato de articular palabra pero nada sala de mi garganta... Al menos nada coherente.

-Bueno Lucy lamento informarte que me estoy empezando a aburrir por aqui.

Yo entrelazó mis manos con la intención de mantener mis indomables y temblorosos dedos.

Entonces desvía su mirada hacia él lado opuesto del espacio.

Me toma de los hombros suavemente y me planta un pico.

-Ahora si parece que estas viva, te has puesto como un tomate- Suelta una carcajada.

-No es gracioso.

-Por supuesto que lo es... Mirate no más como un tomatico.

No puedo evitar soltar una risa.

- Veamos Lucinda.

-No me llames así- Interrumpo.

-¿Porque? Así te llamas ¿no?.

-Solo es que no me agrada.

Justo así es como me llamaba mi padre... Lucinda.

-Como estaba diciendo... Lucy, ¿donde esta la cocina?

- A la derecha.

¿La cocina? ¿para que?

De repente su gran figura se mueve hacia la cocina y yo a un paso más pequeño lo sigo.

Con toda la confianza del mundo toma un bowl, un lapicero y un papel.

Empieza a marcar todo él abecedario y luego corta los pequeños pedacitos poniéndolos en él bowl.

Yo lo miro por encima del hombro y él mueve su rostro hacía mi dirección.

Cuando nuestras miradas se encuentran eboza una tierna sonrisa.

-Esta bien señorita si ya termino de hacerle una minuciosa revisión a mi cara podríamos continuar con lo que tenia planeado.

Oh que idiota me he quedado mirándole por demasiado rato... Usualmente sucede, de hecho es bastante común que lo haga.

Siempre he sentido la necesidad de analizar las cosas con detalle.

Pero bueno lo que tengo al frente es un Dios del olimpo así que tengo él derecho a mirarle cuanto se me de la gana.

-Un dolar por tus pensamientos.

-No es nada.

Él toma él bowl en una mano y con la otra me toma de la muñeca y me conduce a la sala de estar.

De repente estoy muy avergonzada con mi desorden... Los sweeters, los libros y papeles que tengo desperdigados a lo largo de los sillones y las múltiples tazas de café vacías.

-¿Eres así de vergonsoza siempre? ¿o es solo conmigo?

-Bueno pues yo... Emm siempre he sido bastante tímida.

Él sonríe y al ver los sillones ocupados con mil cosas se sienta en él suelo.

Es muy extraño ver a Harry Styles él ejecutivo prestigioso completamente relajado, sin esa constante mueca de enfado que lo hace ver tan guapo.

Él al ver que no me siento en él suelo levanta la mirada hacia mi y me muestra uno de sus hoyuelos.

- Si continuas como una estatua ahí seguramente te cansaras.

-Si si lo lamento.

Me siento en él piso con torpeza.

-Venga empezemos, yo voy a decir él abedecedario completo mentalmente... Vas a decirme cuando me detenga. Luego tomaremos las letras y preguntáremos cualquier cosa hasta que salga la letra que ha salido al principio.

Yo asiento y él cierra los ojos como señal de que ya comenzó.

-Para- le digo luego de unos cuantos segundos.

- H... De Harry- Dice con picardía- Vale yo hago la primera... ¿ Eres virgen?

Los colores se me suben de repente y él suelta una enorme carcajada.

Dance With the Devil.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora