Nada valgo sin tu amor [II]

Capítulo final
Parte 2

Día siguiente

Luna POV

Me desperté a las seis de la mañana, únicamente logré conciliar el sueño por 4 horas, me siento muy ansiosa pero a la vez muy feliz, hoy es un día especial.

Nina: Luna....Luna...¡LUNA!

Luna: Ay...¿qué pasa?

Nina: Termina de arreglarte que ya tenemos que irnos al club

Y si...la recepción será en un club, uno de los clubes mas lindos de todo Buenos Aires, con un amplio campo de golf, un lago, una fuente, un hall enorme y grandes instalaciones, nos demoramos dos semanas decorando los distintos sitios, el salón y el hall, todos estaban corriendo organizando todo, Nina y yo salimos de casa rumbo al club, llevábamos en el auto todos los vestidos, los bajamos y fuimos al salón que me asignaron, al rato llegó Valentín, mi estilista de toda la vida con todo el maquillaje y accesorios necesarios para prepararme, apagué mi celular para no estresarme con nada, tampoco he hablado con Matteo y mejor no hacerlo hasta el momento de la boda.

Matteo POV

Simón y Gastón se quedaron en mi casa, nos levantamos temprano y nos dirigimos al club, llevábamos los trajes en mano y todo preparado, fuimos al salón en el cual nos prepararíamos, las chicas tienen otro. Me siento muy nervioso y ansioso, ya quiero que llegue el momento de llevar a Luna al altar y hacerla mi esposa, la mujer de mi vida por siempre.

Gastón: ¿y...nervioso?

Matteo: Un poco...pero puedo manejarlo

Simón: *entra*....El salón está genial, de verdad que se pasaron, todo está increíble

Matteo: Sabes como es Luna..no se le escapa nada a mi hermosa

Gastón: Claro que tu suegra estuvo más que pendiente de todo

Matteo: Es un día muy importante, solo quiero verla feliz.

Luna POV

Así pasó la mañana, Valentín arregló a Nina, a Ámbar y a Mar, es medio día y hasta ahora van a comenzar a arreglarme para la ocasión, nos trajeron el almuerzo y las chicas me ayudaban a relajarme, llegó Mía y también se preparó...faltan tres horas.

Matteo POV

La mañana pasó volando, ahora estoy solo a tres horas del gran momento, ya estaba vestido, tenía un frac negro y una camisa blanca, acompañada con un corbatín negro y unos zapatos negros muy bien lustrados, me apliqué la colonia que tanto le gusta y peiné mi cabello, salí al club a dar un paseo, no doy más de la ansiedad, me duele el estómago del hambre.

Mesero: ¿Señor Balsano?

Matteo: Si, digame

Mesero: Su almuerzo está servido en la oficina presidencial

Matteo: Muchas gracias

Estoy que me como siete mil platos de pasta, la ansiedad me vuelve más glotón de lo que ya soy por naturaleza, me dirigí a la oficina presidencial, al entrar divisé mi plato de comida perfectamente servido, al entrar cerré la puerta para no ser interrumpido, la gran silla del escritorio estaba dándome la espalda, justo mirando al gran ventanal, tomé el plato y me dispuse a sentarme hasta que escuché una voz que me hizo estremecer.