Una nueva escuela, nuevos amigos, y muy lejos de los que conocía después de años de sufrir en silencio. Era lo que había deseado, tener la oportunidad de un nuevo inicio y no tener que lidiar con personas que conocieran mi pasado, aunque en el fondo deseaba volver a ver un rostro que seguía brotando en mis pensamientos, demasiado ajeno, pero también muy importante para mí. Y ahí en ese lugar nuevo para mí, esperaba tener que dejar todos los recuerdos atrás, y así fue por un largo tiempo.
Como ser espectral te percibí. Varios metros de distancia nos separaban y aún así fui capaz de fijar mi mirada en ti ¿Por qué? No lo sé y sigo sin comprender, pero había algo en ti que me llamaba la atención.
Los días pasaban, y mi interés en ti crecía, ya no quería más dolor, más burlas, ni más juegos, tan sólo quería ir a ti y hablar contigo, descubrir aquello que tanto me atraía, pero tenía miedo, yo a pesar de todo seguía siendo insegura, mucho menos que antes, pero lo seguía siendo. El miedo era —y será— mi peor enemigo, aunque lo he enfrentado miles de veces sigue teniendo poder sobre mí.
Así que el tiempo transcurría y yo podía asegurar que con él no se esfumaba mi interés en ti. Sin querer te iba conociendo, de lejos, con lentitud, pero lo hacía y eso me alegraba.
Diferentes eramos, nuestros amigos igual, tú actuabas como luciérnaga que ilumina en las noches atrayendo la mirada de todo aquel con quien se cruzara, yo en cambio era nada, podía pasar desapercibida y muy seguro nadie sabría mi nombre. Así fue, así era y así sería por mucho tiempo. Pero yo a pesar de todas esas diferencias quería ir a tu lado y saber de todos los modos por qué me importabas tanto, por qué me fijaba en ti a cada momento, por qué me aferraba a la ilusión de que alguna vez pudiera llegar a ser aunque sea una amiga más para ti.
Cuando me decidí al fin llegar a ti y demostrarte que podía ser incondicional de todas las formas posibles, me di cuenta que tú estabas interesado en alguien más ¿Déjà vu? Claro, ya había pasado por algo igual, pero yo ya sabía que a pesar de querer algo más, con lo único que pudiera obtener al estar cerca de ti, sería feliz.
A pesar de ser diferentes, de ver que no llegaría a ser más que una amiga momentánea para ti, yo era feliz así. Había logrado estar un poco más cerca de ti, te conocí más, y aunque tuve muy pocas oportunidades de demostrártelo, tú estabas muy presente en mis pensamientos.
Dejé de lamentarme por no ser quien compartía el tiempo contigo cuando me di cuenta que tú sufrías más, a pesar de estar con quien querías, no siempre eras feliz, me dolía verte así, quise muchas veces ir a abrazarte y decirte que todo estaría bien, que si me fuera posible trataría de borrar tu sufrimiento, pero no podía hacerlo, no quería provocar un mal entendido que te lastimara más. Así que me limité a verte sufrir, a lamentar no poder ayudarte a mejorar tu situación, a pedir cada noche que al siguiente día todo mejorara para ti.
Y así fue pasando el tiempo, y nada cambiaba, tú seguías igual, y yo me resigné a tener que aceptar que no dejarías de quererla aunque sufrieras.
A pesar de que yo sabía lo que era enamorarse, no sabía lo que significaba hacerlo a primera vista, pero estuve segura que así fue, te amaba y deseaba que fueras feliz, esa era mi muestra más sincera del amor que yo sentía por ti.
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Para mi amor del pasado ©
Non-FictionNo me bastará esta vida pera terminar de saber lo que es el amor. Con cada paso que doy, mi amor se transforma y no volverá a ser lo que fue. «En mi pasado está, lo que mi presente aprenderá, para saber lo que en mi futuro estará». #153 en NO FI...