Hell ; Larry

I. WELCOME TO HELL

Ser un alumno excepcional me había condenado a ser una persona solitaria, "Louis, cuida tus amistades", "creo que puedes hacerlo tú solo", "en ese instituto no hay nadie mejor que tú" estas y muchas frases más acompañaron mi vida desde que entré al Pearce, aunque en un principio me parecieron ilógicas y exageradas terminé por creérmelas antes de darme cuenta y ahora mismo estoy pagando el precio de haberme dejado influenciar por esas voces que a fin de cuentas solo buscaban lo mejor para mí, pero que habían creado un hueco en mi pecho que no sabía cómo llenar.

Afortunadamente apareció él, y transformó mi mundo de presión, obligaciones y exigencias en magia. Me fue fácil perderme bajo su sincera sonrisa, y fue mucho más fácil prenderme de su directa mirada. Él era tan parecido a mí que me hizo sentir que no necesitaba ser como todos los demás para ser especial, me hizo sentir que era más que ese chico perfecto que todos querían. Hizo que me sintiera real, imperfecto, humano, él rápidamente se convirtió en la primera persona de la que perdidamente me enamoré, él por un largo tiempo lo fue todo para mí, y eso era un gran problema, porque él no solo era otro hombre, él era mi profesor de química, Zayn Malik , nueve años mayor que yo.

Desde hacía un par de años atrás había logrado ganarme la confianza y admiración de mi profesor, se había vuelto habitual en ambos encontrarnos en el descanso para compartir la merienda juntos, o hablar a solas en los transcurridos pasillos del instituto, yo era su alumno favorito, todos lo sabían y los rumores de que entre nosotros pasaba algo más nunca faltaron, pero tristemente para mí solo eran rumores, mi profesor me respetaba más de lo que me gustaría, pocas veces nuestros temas de conversación se salieron del plano estudiantil y cuando por casualidad caían en conversaciones comprometedoras mi adorado profesor se encargaba de encarrilar el tema una vez más, a veces ni se tomaba la tarea de disimular un poco su afán de no hablar de otra cosa que no fuesen estudios conmigo, y esa situación siempre me hizo sentir fatal porque aparte de no saber qué esperar de él no encontraba la forma de expresarle lo que yo sentía.

En clases de filosofía, mientras llevábamos a cabo una lectura acerca del Mundo de Sofía mi mente comienza a volar perdiéndose en cosas a las se suponía no debía darle mayor importancia. Mis sentimientos hacia mi docente fueron algo que siempre me inquietaron, pero últimamente estaban llegando al punto de acaparar todos mis pensamientos dejándome completamente perdido del mundo. En las últimas semanas Zayn se había vuelto distante, ya no me buscaba para el descanso, ni tenía tiempo para nuestras habituales conversaciones mientras tomábamos café. Zayn me estaba evitando, y siendo consiente de no haber hecho nada que no hubiese hecho antes, comienzo a preguntarme que si tal vez la razón por la que mi profesor favorito se estuviera alejando de mí se debía a que se había dado cuenta de mis sentimientos hacia él y quería apartarme de su lado para no hacerme mayor daño. Suspiro profundo y alzo mi mirada encontrándome pronto con un par de ojos afianzados en mi persona, eran los de Liam Payne, mi profesor de filosofía.

—Louis... ¿Puedes leer el siguiente párrafo?

Abro mis ojos exaltado al escuchar la voz del docente, tengo el libro abierto pero desde hace muchos minutos atrás me he perdido completamente de lo que sucede en clases, para mi fortuna, un chico no muy lejano a mí me hace claras señales de lo que debo leer, página 23, segundo párrafo. Un tanto extrañado alzo mi voz y sigo las indicaciones de mi compañero.

Siempre fui un chico aislado y por consiguiente no tenía muchos amigos, sumado a esto estaba el hecho de que habían clases en las que destacaba sin hacer mayores esfuerzos y esto había despertado la envidia de no pocos a mi alrededor, efecto que se veía con mayor fuerza en las clases de química, dictadas por mi profesor favorito, quien constantemente me trataba con especial atención. Por esto y más la acción de Josh me había sorprendido, este último no tiene motivo alguno para ayudarme y aun así lo hizo cuando a más de uno le hubiese encantado la idea de verme perdiendo un poco de esa consolidada imagen de estudiante perfecto que me había ganado dentro del Pearce.