V. BROKEN SOUL

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Pasadas dos semanas de mi incidente en el baño todo en mi vida transcurría con perturbadora tranquilidad, no podía llamar a eso de otra manera. Todo iba igual que siempre, o bueno, igual a como comenzaron a marchar las cosas tras enterarme que mi profesor favorito hacía planes para ser feliz, planes que no me incluían pero que tristemente día tras día tenía que presenciar, no era solo verles en el descanso, era saber que estaban juntos y que cuando la luz caía ellos estaban más juntos todavía, era tener que admitir que él era por lejos mucho mejor para Zayn de lo que yo hubiese sido, por otra parte las cosas no marchaban mucho mejor, no pensar en Zayn o mis estudios me llevaba a recordarlo a él, al chico de cabello rizado, sonrisa inquietante y ojos cargados de deseo. Mi subconsciente tenía el descaro de reclamarme por haber huido de Harry la última vez que nos vimos y yo tenía que recordarme a mí mismo, muchas veces, quien era antes de conocerle y por qué no podía acceder a jugar el juego que él me proponía.

Harry era una persona directa, que sabía con claridad lo que quería, él buscaba satisfacer el momento, pasiones efímeras, por más atractivo que me pareciese, él no tenía lo que yo buscaba, yo quería una persona para compartir momentos, tomarme el atrevimiento de saberlo mío, solo mío, quería algo inocente y cargado de pequeñas sorpresas. Lucas llamaba a eso "romanticismo", y aunque en un principio siempre lo negué ahora debo aceptar que mi gran amigo de tiempo atrás tenía toda la razón. Era duro admitir también, que yo buscaba algo tan perfecto como lo que Zayn tenía con Liam, y si incluía a mi profe favorito mucho mejor..., suspiré cansado y me abrigué muy bien bajo mis gruesas sábanas, a veces no podía entender por qué mi cabeza se negaba a aceptar que Zayn no era mío, que nunca lo fue y que jamás lo sería.

Ese fin de semana desperté con una gran noticia y sonreí amplio alistándome enseguida para bajar a recibirles decentemente, mis padres, ambos, se habían tomado un tiempo en sus respectivos trabajos para volver a casa, eso siempre era bueno, significaba comer en familia, salidas a centros comerciales juntos y lo mejor de todo, poder verles y no sentirme solo, puesto que la casa de mis padres no era inmensa, solo era una casa bonita en un sector acomodado, pero para mí y mi solitario corazón era una estancia gigantesca con demasiados espacio que sabía no podía llenar.

Bajé con una gran sonrisa dibujada en mis labios y me encontré con mamá en la cocina, cuando estuve a punto de saludarla como siempre lo hacía, esta me dirigió una dura mirada y cerró la nevera de un portazo, en esos momentos todas mis positivas expectativas de su repentina visita cayeron de golpe, mamá estaba furiosa y seguramente papá también lo estaría.

—Bienvenida a casa —susurré despacio y agaché mi rostro al sentirme incapaz de sostenerle la mirada.

—Tenemos que hablar —con pasos firmes ella caminó hasta el comedor y yo me quedé observándola por unos segundos, volví a acomodar el pijama que usaba y tras un largo y sonoro suspiro caminé tras ella, ocupando mi lugar en la mesa, dando el respectivo "buenos días" a mi padre, que casualmente tampoco fue respondido.

—La señora Devine, por si no lo recuerdas, fue quien nos tendió la mano en los momentos que más lo necesitábamos, si no fuera por ella y su benevolencia yo no tendría este trabajo, no tendríamos un techo donde dormir y tú no estarías dándote el lujo de estar estudiando en ese importante instituto —mi padre me hablaba con rostro inexpresivo, sin dedicarme una mirada siquiera, él estaba furioso, y los motivos le sobraban, por eso solo guardé silencio y agaché un poco más mi cabeza—. ¿Qué mierdas fue lo que dijiste de ella?

—No creo que valga la pena recordarlo —me atreví a pronunciar con voz temblorosa—, lo siento, fue un acto impulsivo, yo no buscaba ofender a la madre de Josh, yo solo pretend... —mi padre me interrumpió tirando parte de los platos ya servidos al suelo, cuando se enojaba él solía ser muy agresivo, no era de maltratar ni nada de eso, pero sí se ensañaba contra objetos y hasta parecía perder la noción de lo que hacía por momentos—. Lo siento —susurré, no atreviéndome a elevar mucho el tono de mi voz, él se paró de la mesa y de paso arrojó al suelo la silla en la que estaba sentado, se paró ante mí, me tomó de mis hombros y siguió con una larga lista de dolorosos y duros reclamos donde salía a destacar lo más importante, yo no solo había arremetido contra la madre de Josh, los había ofendido a todos.

Hell ; Larry Donde viven las historias. Descúbrelo ahora