Capítulo IX:La maldición de la selva

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Después de un mes, ya me acostumbré a esta nueva vida.
Me gustaría saber como estará mi familia en estos momentos, seguramente destrozada...
Si pudiese decirles por señales que estoy bien...
Hoy Alba se levanta con buen pie y me hace el desayuno. Me trajo a la cama(el suelo) un coco con trozos de plátano. Los desayunos no son muy lujosos que digamos ya que no tenemos muchos alimentos que conozcamos y que sepamos que no están envenenados.
Le doy un gran abrazo  por todo lo que hace por mí.
Hemos pasado muchos días llorando en nuestra casa solas, incluso a veces he visto a Alba sollozando cuando cree que no hay nadie en casa.
Yo también lloro, es una situación muy delicada. A todos nos vienen preguntas:¿Algún día alguien nos encontrará y nos llevará de vuelta? ¿Nos quedaremos para siempre aquí?
Son muchas preguntas que por desgracia se quedan sin respuesta.
Me toca cocinar a mí .
Alba se va a duchar al lago y yo mientras busco comida. Estamos muy delgados y débiles, debido a que no hay suficiente comida con distintos tipos de nutrientes.
Estoy preparando una raya que he aliñado con sal y una especia parecida al perejil.Jessica me recomendó esa nueva especia.
Mientras cocino me transporto a otro lugar en mi mente, tan distraída estoy que cuando me doy cuenta casi quemo la raya en la hoguera.
Ya está echa.
Me caen gotas de sudor, hace un calor inmenso, aquí siempre hace calor pero hoy es excesivo.
Se nota que llega el verano.
Ahora mismo sería verano en España.
Alba se sienta y comemos.
Se ha encontrado a Alan medio llorando pero no le ha querido preguntar ya que todos necesitamos intimidad.Es normal que llore sabiendo la situación a la que nos vemos sometidos.
Pero lo que nuestras queridas protagonistas no saben es que están sucediendo catástrofes ...

Abandonados en la nadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora