Capítulo 11

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Isabella Heard

Llego a mi casa, introduzco mi llave en la perilla, al abrirla un cachorro de tan solo 3 meses me recibe, con sus pequeños ladridos, lo cargo y le dejo un beso en su pequeña cabeza, éste me lame el cachete, cierro la puerta y dejo a mi adorable cachorro en el piso.

Cuando miro a mi al rededor, me doy cuenta que no nadie en casa.

- pfff...como siempre los viejos no están-

Subo las escaleras de mi casa y me adentro a mi cuarto, junto con mi cachorro que me perseguía por detrás, me saco los lentes oscuros y los dejo en mi mesa, me dirijo a mi cama, para luego recostarme, ayudo a mi cachorro a subirse, para luego acomodarse en mi brazo derecho y finalmente quedarse dormido, aún no sé que nombre ponerle.

Resoplo con frustración.

Hoy no tenía pensado tener algún contacto visual con alguna persona o si quiera hablar con alguien, pero no, como mi vida es una mierda y el universo me odia con ganas, paso lo que no quería que pasara.

Estúpido viejo decrépito, ¿Qué rayos tiene?, maldito cara de papa.

Rayos, estoy muy exaltada.

A ver, Isabella, respira profundo y no amargues tu vida por algo tan insignificante

Inhala... Exhala... Inhala....Exhala...

Mucho mejor, muy bien hecho, Isabella.

Bueno al menos los demás profesores le restaron importancia por tener estos lentes, como siempre debo ser invisible para los demás.... pero ese chico, hay que darle crédito por ser el primero en dignarse a hablar conmigo. Ni siquiera me acuerdo de su nombre, aunque fue amable conmigo, no me fío, lo hice una vez y fue un gran error, cosa que hizo que me cambiaran de colegio.

Estúpidos falsos amigos, estúpidos padres, estúpido cara de papa, estúpida casa vacía, estúpidos psicólogos, estúpidos ojos horribles, estúpida vida.... Agh necesito relajarme o me dolerá la estúpida cabeza.

Me levanto, sin hacer despertar al pequeño cachorrito, me acerco a una esquina de mi cuarto y saco el estuche de un violín, lo abro y saco mi instrumento, me acerco al balcón de mi cuarto, saco unas partituras y los acomodo en un soporte , me pongo el instrumento en el hombro y apoyo parte de mi mentón en la barbera; así como las cerdas del arco sobre las cuerdas del violín. Respiro profundo; y muevo el arco. Suena la melodía. Me siento invadida por una, ya tan conocida, sensación tranquilizadora. Cada vez que toco el violín me siento tan relajada, que me siento flotar. Me funda en la fantasía de la música, que me hace no querer despertar de esta pesadilla llamada realidad.

***

Luego de un largo rato, deje de tocar.

El hombro me duele, pero le resto importancia. A veces cuando me quedo tocando por mucho tiempo sucede esto, aunque supongo que es normal.

Me adentro a mi habitación y cómodo correctamente el violín en su estuche; y finalmente lo guardo.

Cierro la puerta corrediza que da al balcón, ya que el frío de la noche me erizaba la piel. Veo que mi cachorrito se despertó, al parecer tiene hambre; bueno, yo también, ya que me la he pasado tocando mi violín toda la tarde. Miro el reloj que está colgado a mi pared.

- 7:15pm - susurro -

Me acerco a mi escritorio y agarro mi monedero de mano y mis llaves.

- Regreso enseguida, ya cachorrito - y este solo se limita a mover la cola-

Salgo de mi cuarto, bajo las escaleras con algo de rapidez, para finalmente salir de mi casa y cerrarlo con llave, que después de hacer ese acto lo guardo en mis bolsillos.

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