II

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Martes 3 de Octubre

“Pasar” es una palabra, que realmente sea una línea de acción, lo veía difícil. Tuve problemas en el examen físico, marchó peor de lo que esperaba. Tengo que tomar vitaminas (sin receta médica), ya que al parecer no basta con todas las mierdas que trago a diario. Lo curioso es que Zayn no se presentó al examen. Más bien, luego de la primera clase no lo volví a ver.

Vagar por los pasillos se ha convertido en una costumbre para mí, no me incomoda andar solo la mayor parte del tiempo (distinto es que me incomode a que me guste), es una situación que aprendí a aceptar.

Lejos lo más curioso sucedió cuando llegué a casa. Tuve una especie de pelea con mamá, en la cual ella decía que me cambiaría de escuela. En vez de alterarme, gritar o contradecirle, me reí, siempre he creído que es imposible que mi madre ejecute algo de lo que diga. Pero su convicción esta vez fue distinta, y a los minutos me asusté. No quería irme de allí, con lo que me cuesta adaptarme y pretende llevarme a otro lugar ¿Qué piensa? ¿Que el hecho de cambiarme a otro establecimiento hará que todos los problemas se solucionen? Mark, mátame ahora.

Sábado 7 de Octubre

Mark, esto está del terror. Michael me ha pedido el diario para poder profundizar más sus percepciones sobre mí ¡Jamás mencionó algo como eso! Además es poco ético, es por eso que los diarios de vida son privados ¿Me parece? Es realmente increíble lo que ese tal Michael pretende hacer (y no se lo permitiré). Hasta empiezo a dudar de la veracidad de ese psicólogo (ya pillé la diferencia), quién sabe si ha conseguido un título falso o algo así ¡Son situaciones que no solo pasan en las películas! Y es que mi “progreso” no se nota desde que me medico con él. Por un lado, le agradezco la idea de este diario, así voy recordando el por qué sigo con vida o el por qué muchas veces he querido quitármela. Ni de broma le permitiré que revise tus páginas, Mark ¡Sobre mi cadáver!

Miércoles 11 de Octubre

Quise escribir ayer, pero mi mano flaqueaba de un leve temblor y mis nervios estaban de punta. Realmente no sé qué mierda pensar todavía (siendo que todo pasó hace exactamente 24 horas). Me enteré de que Zayn ya no pertenece al equipo de baloncesto. Le pregunté, y no obtuve respuesta. Nadie quiere responder a mi pregunta, es una circunstancia que todos lamentan ya que, al parecer era un muy buen jugador. Fuera de eso, es la clase de Literatura la que quiero comentar.

Las mesas están juntas, pero los segmentos van de a dos personas. Lo que supone que mi segmento es compartido con Zayn. Juro que nadie, ni siquiera el más estudioso de la clase, tomaba en cuenta las palabras de la maestra que nos cultivaba con la estructura arquetípica del Don Quijote y mierdas varias. Cada uno en su sitio hacía lo que le convenía; por mi parte, miraba hacia un punto imaginario en el pizarrón, casi creerías que prestaba atención. De un segundo a otro, una mano se colaba en mi espacio personal a la altura de la rodilla: la mano de Zayn. Era cálido, compasivo y piadoso, un simple gesto. Pero sus delgados dedos se abrían y cerraban en un suave movimiento, similar a un cariño. Lo único que atiné a hacer es sonreír casi diminutamente. Su extremidad fue subiendo poco a poco por mi muslo, era como una chica cualquiera emocionada porque su chico ideal le estaba tocando, la emoción era tan plena que ni podía reaccionar. Las cosas se salieron de control cuando la tela de mi pantalón se convirtió en el único impedimento para que la piel de la mano de Zayn tomara contacto con mi parte íntima. Me preguntaba en qué minuto Zayn se hallaba acariciando mi miembro, en qué planeta sucedía todo realmente, y lo más inquietante, cuáles eran sus intenciones. Mi mirada paralizada pudo rotar en noventa grados, localizando la contraria. Esos ojos perdidos, viajeros, rojos como la ira misma, presentes otra vez. Pareciera que hubiera llorado mucho, sus ojeras estaban marcadas, sus transcendencias hinchadas y sus pupilas sobresalían del tamaño usual. Zayn Malik no detenía su toqueteo, y yo no pude hacer nada para impedirlo.

Paraíso oscuro: El diario de un chico solitario - Ziall HorlikDonde viven las historias. Descúbrelo ahora