Trucos y engaños

Revelaciones

Capitulo 3 Revelaciones

Aquella semana había sido terrible, cansada, tediosa, abrumadora y apenas era miércoles. Pepper continuaba riñéndole por cualquier estupidez del trabajo, justo como Loki había vaticinado parte de la prensa y del gobierno le habían estado causando problemas, y por si eso fuera poco estaba él Loki a quién temía dejar solo en la casa cada vez que tenía que salir, cierto las esposas eran un consuelo agradable pero sabía que el dios encontraría la forma de deshacerse de ellas, sólo era cuestión de tiempo. Y al parecer lo que había dicho era cierto Thor no llegaría pronto por él.

Agotado de trabajar en su laboratorio se lanzó sobre la cama escuchando como su "invitado" continuaba leyendo libros en "su habitación" Parecía nunca cansarse de ellos no sabía si lo hacia por verdadero interés, por matar el tiempo de su cautiverio o lo más preocupante porque esta tramando algo. No quería levantarse e ir a ver lo que hacia, no quería tener que preocuparse en ese momento, solamente quería descansar, olvidarse de todo por unos minutos y dormir, dormir profundamente como hacía tanto no lo hacia.

La oscuridad en su habitación era completa el ruido de la calle ahora se reducía a unos cuantos grillos afuera de la ventana abrió un poco los ojos por un momento se sintió observado al otro lado de su cama vio unos ojos esmeralda fijos en él y algo en su interior tembló, su corazón dio un salto reaccionando rápidamente sentándose en la cama.

-¿Qué haces aquí?

-La pregunta correcta es ¿qué quieres tú que haga?- el pelinegro lo acorraló en la posición en la que estaba subiéndose a la cama y colocando sus brazos a los costados del multimillonario.

-¿Qué pretendes?

-¿Qué es lo que tú pretendes? Me tienes prisionero en tu hogar a sabiendas de que mi querido hermano jamás vendrá a librarte de mi, sabes que estas cadenas no podrán detenerme para siempre pero te rehúsas a llamar a tus compañeros ¿acaso temes que se repita lo mío con Barton? ¿Me quieres sólo para ti?

-No yo...... mmmnnh.- el hechicero lo había atrapado en un beso suave, lento y aun así tan profundo, aquello no era posible, tenía que ser un sueño, era un sueño, un sueño. Esperen "estas cadenas no podrán detenerme" y ¿lo tenía acorralado con sus brazos a los costados?

-¡Ah!- suspiro Tony abriendo lo ojos de par en par, en verdad había sido un sueño.

-¿Algún sueño interesante?- escuchó la voz del protagonista de su pesadilla desde la puerta de su cuarto, el tipo llevaba un vaso con agua en las manos ¿ desde cuando actuaba como si fuera dueño de la casa? Bueno suponía que así era Loki sintiéndose dueño de todo.

-¿Por qué lo dices?- No podía tener idea de lo que había soñado ¿o si? ¿Y si de alguna manera había logrado colocar esas imágenes en su cabeza? ¿y si estaba comenzando a descubrir como liberar un poco de su magia? Enseguida el dios del engaño hizo un gesto mirando hacia su entrepierna, el castaño dirigió también su mirada en esa dirección viendo su más que obvia erección a través de las sabanas.

-Ustedes los humanos son tan ridículos. Dejando que sus emociones los controlen todo el tiempo, incluso en sus sueños.

-Sí claro mejor cállate y déjame solo quieres.

-Como gustes, aunque si me lo pidieras yo podría ayudarte a terminar con el "trabajo"- habló tranquilamente el asgardiando dándole la espalda sin salir por completo de la habitación.

-¿Lárgate ya!- gritó furioso Tony todo ruborizado y lanzando una almohada hacia su espalda lamentablemente no dio en el blanco provocando que Loki se marchara riéndose a carcajadas.

La noche había pasado demasiado rápido se levantó con el cabello algo revuelto se mojo la cara y aun con algo de pereza camino hacia la cocina. Ahí estaba él con el cabello perfectamente peinado hacia atrás, su ropa limpia y zapatos impecables con el porte que se espera de todo príncipe. ¿Cómo rayos lo hacia? Olvidemos que el tipo estaba atado de manos por lo que bañarse él solo seguramente no era sencillo, ya no digamos vestirse o limpiar sus ropas, de hecho no tenía idea de como hacia eso ya que la mayoría de su traje estaba echo de cuero y metal. Él por otra parte aún continuaba despeinado, descalzo y con tan solo un pantalón de una vieja pijama cuyo resorte algo desgastado caía suavemente en sus caderas.