Me fui-Capítulo 6

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Estaba agotada pero eso mismo impedía que pudiera conciliar el sueño, se giró mirando nuevamente el reloj de su mesilla, marcaba las cuatro de la madrugada, llevaba más de una hora en aquella cama y Morfeo la ignoraba.

Volvió a girarse, le gustaba verlo dormir, tan solo con ver a su escritor favorito allí junto a ella en su rostro se dibujaba una sonrisa. Una de sus manos comenzó a dibujar el contorno de su rostro, sin llegar a rozarle, no quería despertarlo, se acercó y dejó un tierno beso en la mejilla de él. Despacio fue saliendo de la cama, ella no dormía pero no quería que él despertase.

Con sus pies descalzos, salió del dormitorio y se dirigió hacia la terraza, allí se sentó en una de las hamacas, tomó la manta y se la puso por encima, aún hacía algo de fresco. Las luces de la ciudad iluminaban la noche, se tumbó clavando sus ojos en el cielo estrellado al tiempo que su dedo pulgar comenzaba a jugar con su anillo de boda. Sonrió, como la primera vez que fue consciente de lo que sentía por él, como la primera vez que se amaron, posó sus manos sobre su tripa, y su sonrisa aumentó. Dejó volar sus recuerdos.

-¿Qué haces aquí? – su voz sonaba soñolienta aún, ella le miró, llevaba el pelo alborotado y frotaba sus ojos intentando despertarse.

-No podía dormir y no quise despertarte – abrió la manta invitándolo a acompañarla- Veo que no evité que despertases.

-Sentí tu ausencia – se tumbaba junto a ella tapando a ambos- Parecías muy concentrada – ella tomó su mano y la posó sobre su vientre junto a las suyas, sonriendo y apoyando la cabeza en el pecho de él.

-Recordaba.

-¿El qué? - pasaba su brazo por encima de ella haciendo que el abrazo fuera más profundo.

-Nuestra vida, los años que hemos pasado juntos. Recordaba el día que llegaste a mi vida, lo que sentí.

-Te enamoraste – dijo él con suficiencia.

-Ya te hubiera gustado. Te odie, me pareciste tan frívolo, egocéntrico, niñato, estúpido.

-Ya, eso es lo que tú dices pero ambos sabemos que te enamoré – dijo él picándola.

-No, no me enamoré ahí, ahí te odie.

-Menos mal que cambiaste de opinión.

-¿Quién ha dicho que cambiara? – pregunto ella sonriendo.

-Oye, eso ha dolido. Al menos ahora sabes que no soy frívolo, lo de egocéntrico y algo niño no ha cambiado.

- Recordaba lo mal que lo pasé cuando te fuiste con Gina, iba a decirte que me iba contigo, me iba a abrir, pero entonces apareció ella y dijo que os ibas juntos. Mi mundo se paró, mi corazón rompió en millones de trozos.

-Cariño, no lo sabía, tú estabas con el poli aquel. Si lo hubiera sabido ella nunca habría regresado a mi vida. Fue un error.

-Debí haber roto con él mucho antes, lo siento. Fue mi culpa, mi maldito miedo que hacía que negase mis sentimientos por ti – Se abrazaba aún más a él.

-No fue culpa tuya, al menos no sólo tuya. Pude haberte dicho que me había enamorado de ti, pero preferí callar. Y salir huyendo. No quería volver a verte, porque no quería continuar sufriendo, por eso mi silencio al regresar a NY.

-Ya, me dolió mucho el saber que habías regresado pero no habías dado señales de vida. Se suponía que en otoño regresarías a mí, pero tuvo que ser por un caso – le golpeo suevamente en el pecho.

-Lo siento, no sabía cómo regresar y enfrentarme a verte con tu novio. Y al final me tuve que tragar al médico.

-Culpa tuya. Josh fue culpa tuya.

-Mejor no hablemos de él, que a día de hoy aún me entran ganas de matarle.

-¿Celoso de mi pasado? – se incorporó un poco para ver su mirada.

-Sí, él te tuvo casi un año. Aquel año debió haber sido nuestro, pero fue suyo. Encima era un buen tío, aquello me jodía más aún. Si al menos hubiera sido un gilipollas, pero no.

-Tú a él no le caías muy bien, la mayoría de las discusiones que tuvimos fueron por ti.

-¿Por mi? – preguntó extrañado.

-Sí, por ti. Siempre estaba diciendo Castle esto, Castle lo otro, y Josh estaba harto.

-¿Cómo de cerca estuviste? – preguntó de repente él.

-¿Perdona?

-En L.A. ¿Cómo de cerca estuviste?

-Ah, eso. Salí, pero estabas cerrando la puerta de tu habitación.

-¿En serio saliste? – Ella asintió- Me fui porque pensé que jamás lo harías, que pese a que era obvio lo que ambos sentíamos jamás le harías eso a tu pareja.

-Nunca he sido infiel, lo odio. Pero aquella noche, no me hubiera importado. Te quería, te amaba, te necesitaba. Pero tardé tanto en vencer mis miedos que cuando salí no estabas.

-Mejor – ella le miró sorprendida- No era nuestro momento, si hubiera pasado algo, tú te habrías sentido culpable, y eso seguro que te habría alejado de mi.

-Sabes, pese a todo lo mal que lo hemos pasado. Creo que no cambiaría nada, porque todo lo que vivimos nos ha traído hasta aquí. Y ahora estamos juntos, somos felices, lo hemos logrado.

-Cierto, todo ha merecido la pena. Pero yo sí hay cosas que cambiaría, las dos veces que has recibido un disparo, eso lo borraría. Estuve a punto de perderte, creía morir al ver como tu vida escapaba con cada latido. Anda vamos a la cama, al final cojeras frio, y te pondrás malita – y ahí estaba su escapatoria, cuando algo le hacía realmente daño terminaba el tema.

-Lo siento mi amor, siento lo que sufriste viéndome así. Siento todo lo que vino después. Es la vez que más cerca estuve de perderte.

-Pero luchaste.

-Sí pero me tuvieron que volver a pegar un tiro para que regresases a mí.

-Lo siento, siento lo estúpido, cabezota e infantil que fui. Debí haber dicho que te amaba, que me moría por pasar el resto de mi vida junto a ti la noche de La Guarida, no debí salir huyendo. Realmente no se cual de los dos tenía el muro más alto.

-Ha merecido la pena, todo ha merecido la pena. Ahora estamos juntos, casados y además, vamos a ser padres – una inmensa sonrisa volvió a dibujarse en su rostro.

-Sí, una Kate pequeña a la que mimar y consentir, con su pelo castaño y sus ojos verdes – sonreía feliz imaginado. Mi princesita.

- Vaya, ¿ya me va a quitar el puesto de princesa? – decía ella con fingido enfado.

-Tú siempre serás mi reina, mi musa, mi amor, la mujer que hace que mi corazón lata. Pero ella será mi princesita – besaba los labios de su esposa.

-O será mi pequeño príncipe – contestó ella guiñando el ojo- Sólo tenemos que esperar seis meses para saberlo.

Trilogía "Me fui"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora