Me fui-Capítulo 5

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N/A: Intentando volver a la normalidad me he decidido a "coger" nuevamente la pluma, me cuesta pero al menos algo ha salido. Espero que os guste, ya me lo diréis en vuestros comentarios. No es gran cosa, pero es lo que he logrado escribir.

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Cuan equivocado había estado al decir que nada cambiaría, desde su regreso, hacía ya seis meses, nada había sido igual que allí.

En aquella casa ambos habían tenido claro lo que sentían, lo que anhelaban, pero al regresar a la gran urbe todo aquello fue difuminándose.

Ella inmersa en su trabajo en la 12th, él escribiendo a todas horas para cumplir con los plazos, lenta pero inexorablemente él se iba alenjando.

-No sé qué nos ha pasado. Lo siento tan lejos de mí.

-Cariño, seguro que no es nada.

-Lanie, no trates de ser condescendiente, soy una persona adulta, soy capaz de saber si mi relación de pareja va bien o mal, y te digo que bien no va.

-¿Lo has hablado con Castle? – Kate negó agachando la cabeza- Ah no, de eso nada, otra vez pasando cosas y vosotros sin hablar no. ¿Y dices que eres adulta? Ni Castle no tú lo parecéis en esta relación.

-Hablaré con él – La detective conocía bien a dónde les había llevado otras veces el silencio.

Richard caminaba por aquellas calles que le vieron nacer, las calles donde comenzó a volar su imaginación, las calles dónde se creó un personaje para no dejar ver a la persona.

Había sufrido tantas vejaciones por ser hijo de madre soltera, que terminó por crearse un nuevo yo, bromista, despreocupado al que nada le afectaba porque nada era tomado en serio, sólo él sabía lo que aquellos golpes dolían.

Y ahora entre sus manos estaba la solución a cada pregunta no formulada, pero después de tres meses aún no había sido capaz de tomar una decisión.

Sin saber muy bien cómo había llegado se encontró frente a la puerta de la morgue, entró caminado por aquellos largos pasillos, pegado a la pared como hacía en su época escolar para sentirse seguro, abrió la puerta de una de las salas y allí estaba ella.

-Lanie, ¿vengo en mal momento? – preguntó casi en un susurro.

-Vaya Castle, no estaba sólo con papeleo. ¿Qué haces tú aquí?

Rick tomó uno de los taburetes metálicos y se sentó frente a su amiga. Ella miró disimuladamente hacia la puerta del fondo de la sala.

-Tengo un problema – contestaba él mirando los informes que había sobre la mesa.

-¿Y? – le preguntaba ella.

-Necesito hablar con alguien.

-¿No sería mejor hablar con tu novia? – decía la forense alzando la ceja.

-Sería, pero no sé qué decirle. A estas alturas debe pensar que algo no va bien en nuestra relación…

-¿Y no es así? – directa siempre era Lanie.

-¡No! No tiene nada que ver con ella. Soy yo – Lanie le miró abriendo los ojos de golpe – me refiero, es algo que me pasa pero no por nuestra relación. Es una decisión que debo tomar y no sé cómo encararla.

-Castle, sea lo que sea, habla con Kate – decía ella apoyando su mano sobre la del escritor.

-Ya, eso tendría que hacer, pero tengo miedo – miraba fijamente a los ojos de la forense.

-¿Miedo?

-Sí, miedo a que ella me vea como lo hago yo – La forense entre cerró sus ojos al tiempo que pronunciaba un tímido ¿qué?- Me da miedo que vea lo débil, inseguro, frágil que soy y salga corriendo. Miedo que descubra que cada sonrisa, o cada broma que hago esconden un ser pequeño lleno de complejos, y eso la aleje de mí. Lanie, no podría vivir si ella me deja. Es mi vida, es todo lo que quiero – rompía en llanto.

Aquella puerta a la que Lanie miró se abrió completamente dando paso a una mujer segura de lo que iba hacer, aquella se fue acercando hasta el escritor, y tomando su cara entre sus manos posó sus labios sobre cada lágrima que la recorría.

-Mi amor, no hay nada que pueda alejarme de ti. Levanta, vamos a casa y hablemos – entrelazaba sus dedos con los de él y tirando un poco lograba que se pusiera en pie- Lanie, te llamo mañana.

Ambos salían de aquella sala, caminando con pasos lentos, pero firmes, sabiendo que al llegar a casa y sentirse a salvo deberían hablar de todos esos miedos que estaban atenazando al escritor.

Una vez llegaron a su casa, a su hogar, a su fortaleza, él soltó un gran suspiro.

-¿Quieres un café? – Preguntaba ella mientras le sacaba la cazadora y el jersey, él negaba- ¿Vino? –Nueva negación por parte del escritor- ¿Te apetece algo? – prefirió decir ella antes de continuar con la lista, obteniendo la misma respuesta.

Él comenzó a caminar llegando hasta las escaleras, las cuales comenzó a subir. A mitad de las mismas se paró, se giró y tendió su brazo hacia ella. Kate le alcanzó, se aferró a su mano y juntos llegaron al final de aquella escalera. Él la miró y dibujó en su rostro una pequeña sonrisa al tiempo que continuaba caminando.

Salieron a la gran terraza superior. Él metió su mano en el bolsillo del pantalón, sacando del mismo un papel bastante arrugado y se lo tendió a ella. Soltó la mano de Kate y se dirigió a la barandilla, apoyando sus manos sobre la misma.

-Quiere conocerme – fue lo primero que dijo perdiendo su mirada en el horizonte. Kate abrió aquel papel y comenzó a leer.

Él sintió los pasos de ella acercándose, la sintió en su espalda, casi pegada a la suya, suspiró incluso antes de sentir sus brazos rodear su cintura.

-Quiere llenar mis huecos, explicar porque no estuvo en mi vida. Kate no sé qué debo hacer. He vivido toda mi vida sin una figura paterna, he creado un personaje al que esa ausencia no le dolía, pero la realidad es que Richard Rodgers lloraba cada noche por no tenerlo al lado – ella apoyaba su cabeza en la espalda de él, pegaba más aún ambos cuerpos- Hace tres meses que llegó su carta, y aún no sé la respuesta.

-Rick, no tienes que hacer nada que no quieras – Kate meditaba cada palabra antes de decirla - Castle no necesita conocer a su padre, él en su mente de escritor le hace ser un espía, un astronauta, un pintor, un inventor, pero Rodgers sí lo necesita. Rodgers necesita encontrar una explicación a cada cumpleaños sin su padre, a cada navidad que vivió sin él, a cada primer día de colegio en el que no fue acompañado. ¿Quién quieres ser ahora? – preguntó ella separándose de él y poniéndose a su lado.

Silencio, el escritor trataba de encontrar una respuesta, cerraba sus ojos y negaba con la cabeza.

-Decidas lo que decidas, yo estaré a tu lado. Seas Castle, o Rodgers me da lo mismo, serás de todas formas el hombre al que amo, al que nunca, escúchame bien – tomándolo del mentón hacia que ambas caras quedaran enfrentadas- nunca voy a abandonar.

-Te quiero Kate. Siento haber estado ausente estos meses, siento el daño que mi silencio te ha hecho, pero me daba miedo – comenzaba a sincerarse nuevamente quedando enganchado de la mirada de su novia- Miedo a que al descubrir todos mis traumas te alejases. No puedo imaginarme una vida en la que tú no estés.

-Mi amor, nunca me alejaré de ti y mucho menos por demostrarme una vez más lo mucho que me amas – Él la miró sin entender- Nunca has dejado que ninguna mujer entrase tanto en tu "burbuja" para poder saber lo vulnerable que eres, nunca hasta hoy que te has abierto ante mí. Es una nueva forma de demostrarme que soy única para ti. Te amo Richard, te amo por cómo eres. Te amo cuando eres fuerte y cuando eres un niño asustado como hoy. Te amo – terminaba besando aquellos labios a los que se había vuelto adicta.

- Al menos ahora sé que está vivo – dijo él tras aquel perdiéndose en los ojos de ella- ¿Vendrás conmigo?

-Siempre – contestó ella abrazando con fuerza a su pareja.

Trilogía "Me fui"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora