LA LISTA

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LA LISTA

AÑO 2017


Regrese sudado, como era de esperarse después de haber corrido como nunca antes para quitarme las ganas de hacer con Mia cosas que jamás imagine seis años atrás. Recordé la lista, esa lista que ahora quería cumplir y no me animaba a hacerla realidad por el hecho que tenía una novia y jamás caería en el juego de la infidelidad.

—¡Vaya! —dijo Mia aun en cama —¿Fuiste a correr?

Aun con la respiración entrecortada, el pecho me subía a toda velocidad anunciando a mis pulmones que ya podían respirar con tranquilidad. Estaba cansado pero con la adrenalina al mil. Con ganas de tirarme a la cama después de darme una ducha fría y cálida.

—Sí, necesitaba despejarme un poco. Tomare una ducha rápida y después iremos por tu ropa —tomé una toalla del ropero.

—Acabo de tener un maldito deja vu —Mia se tomó la frente con su mano derecha negando como si el deja vu fuera real.

—Vamos por tu ropa de playa. No es para que te vengas a vivir aquí, bebe.

Mia levanto la mirada con un destello de decepción enorme en sus ojos. Aun cuando podía decirle que se quedara en el apartamento no podía simplemente darle todo esto. Aun me quedaba aquí de momentos cuando la extrañaba y tenerla aquí no era lo correcto, no cuando aun tenía ciertos sentimientos por ella.

No podía estar demasiado cerca de ella sin romper mi promesa. Entre más lejos estuviéramos sería mejor. Sí verla no implicara meterle la lengua hasta la garganta y besar cada centímetro de su cuerpo lo haría.

Nos tardamos una hora y media exacta en que yo me arreglara y bajáramos a Finikia por sus cosas. Esa casa me traía recuerdos. Me parecía estúpido que caminara media hora todos los días para el trabajo en este sol tan intenso. Por eso me la lleve a vivir a la habitación donde pasamos la noche.

Era mucho más céntrico y cómodo, sin mencionar que podría estar mucho más tiempo con ella.

—Haber si entendí —dijo Mia desabrochando su cinturón —¿Vamos a la playa?

—Exacto —respondí viéndola ponerse de pie en el Jeep. Saco medio cuerpo de la parte de arriba y entendí lo que estaba haciendo.

Cambie de canción. Era su play list por lo que la canción que colocara seria de su agrado, jamás imagine que sería su canción favorita de One Republic. La escuche gritar y mover las manos. El aire pegaba en su cara, haciendo que su cabello se balanceara de forma escandalosa por todos lados.

Parecía no importarle al tiempo que gritaba la canción a todo pulmón. Subí el volumen, grabando cada segundo de este momento en mi mente y grité junto a ella "Everybody knows, everybody knows where we're going.
Yeah, we're going down".

Ella bajo la mirada, bajando a su asiento otra vez. La manera en que me veía era como si no supiera que demonio se había metido en mí. Con ella no era tímido y todo se perdía en la isla y en su mirada. Así que seguí cantando. Ella siguió la canción llenándome de su voz al tiempo que manejábamos y repetíamos la canción una y otra vez.

Y la canción era tan correcta como una maldita señal. "Todo mundo sabe que vamos para abajo". La pregunta es ¿Qué tan profundo vamos a caer con esta relación tan imposible? Y si era tan imposible ¿Por qué sonaba tan correcta?

—Escucha esta otra —tomó su teléfono cambiando de canción.

Reí al escuchar mi canción favorita de su banda favorita.

LA PROMESA QUE NUNCA HICIMOS ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora