Sombras rojas en los arboles
Cap 3: Un viaje a Tulipa
Pasó el mes, y luego el siguiente. Así sucesivamente, el dolor fue atenuado por el paso del tiempo y mis ilusiones re acrecentaron. Llegó una carta, dónde expresaba que el teniente general y suboficial del liceo me invitaba de manera cordial a unirme al Rojo Libertad. La carta estimaba que requería conocerme en persona, para asegurarse de que los rumores fueran ciertos y si cabía la posibilidad de que realmente fuera la hija del general Blúmer. ¡Otro hallazgo! Mi padre era un general de división. Mi madre, por el contrario no quería que yo me inscribiera en algo así e intentaba convencerme de que era un mal lugar para mí y que no la dejara sola. Lamentablemente no funcionó para ella. La mejor parte de esta carta, decía; Si el contrato resultante es firmado por la mano de un adulto responsable, el futuro soldado será inmediatamente trasladado por la mano del Teniente coronel en un viaje a la ciudad. Dónde será inscrito y evaluado como uno más de sus estudiantes. Resulta que era genial recibir algo así. Única oportunidad en la vida. El problema; Lograr que mi madre firme dicho contrato y formulario.
Respondí a la carta en secreto. Por que probablemente mi madre la prendería fuego o mandaría una nota en respuesta refutando la propuesta. Pero como esta oportunidad se presenta una única vez en la vida yo no negaría la petición.
Ya es invierno, hay nieve. La cicatriz que surca el pecho hasta mi abdomen, escuece bajo el abrigo. La casa se había convertido en un helado tugurio y mientras mi madre cosía otro de sus afamados suéteres y se hamacaba en una mecedora de la abuela. Yo observaba el fuego chisporroteante que me cegaba con su candela. Decidimos trasladar los colchones a la cocina, la cual convertimos en una especie de cuchitril. Nos aislamos casi completamente del exterior y aspiramos a permanecer encerradas en el interior de la propiedad todo el invierno. Comíamos de lo que habíamos guardado para el invierno. En la planta de arriba no había chimenea, y el frío se escurría de manera inevitable.
El día Domingo escuchamos cómo alguien tocó a la puerta. Mi madre dejó el tejido en la mecedora y con desgano, arrastrando las piernas observó por la ventana y me miró de soslayo con cara de repeluzno y la boca entreabierta. Supe de inmediato que detrás de la puerta me esperaban los comandantes.
Sonreí y corrí dando brincos a abrir la puerta. El viento escarchado me pegó en la cara, y entrecerrando los ojos para que el frió invernal no me helara las lagrimas, observé con detenimiento al Capa Roja que tenía frente a mí. Por sobre el metro ochenta y con la cara casi totalmente cubierta por la Caperuza colorada.
-¿Se encuentra aquí la señorita María Astrid Blumer?- Preguntó el soldado.
-Si, si. Soy yo- Me apresuré a contestar. Vi que mamá me sujetó de los hombros y observó al muchacho con desdén.
Detrás del militar, pude ver una carroza de roble oscuro con infinidad de detalles artísticos y exhibición de guarniciones, adornos, así cómo cuatro farolas y cristales cubiertos por cortinas de terciopelo brocado bermellón. Manejada por un soldado y tirada por 4 overos atigrados de nieve dispuestos en flecha, con colleras y cabezada.
La puerta de la carroza se abrió interrumpiendo mi emoción. Unas piernas anchas vestían un pantalón de pana negro con zapatos de charol. Abrieron paso a una joven pulposa que lucía jersey y cuadros, sin molestarse en utilizar vestido o corset destacaba una figura voluptuosa y oronda. El pelo voluminoso y rubio platinado que apenas rozaba los hombros, ojos acaramelados, labios rojos y cara regordeta. Con una especie de puntero, bajó los peldaños del carruaje y se acercó a mi. Usaba lentes de medialuna y sacándose la galera me dedicó una sonrisa con su hilera de dientes blancos. A juzgar de las insignias y galones que presentaba en el uniformal jersey, deduje que se trataba del teniente general. ¿Pero cómo? Si no llevaba uniforme militar y mucho menos una capa roja. La mujer que utilizaba blancos guantes de cuero, me tendió la mano para estrecharla.
ESTÁS LEYENDO
Sombras Rojas En Los Arboles
AdventureLa historia nos adentra en un mundo maravilloso habitado por bestias y libertadores, Los "Capas/Caperuzas Rojas" o "Soldados Escarlata". Las aventuras serán narradas por una niña rubia de poco conocimiento sobre el exterior, que ha vivido toda su in...