Sombras rojas en los arboles
Cap 5: La gran ciudad
No se cuanto tiempo había pasado desde que me había montado a Margot por primera vez esta mañana. ¿Horas, minutos, segundos? Ya no me importaba. El viaje se había convertido en algo eminente, placentero.
El caballo de aliento largo y galope fiel. Los ojos grandes y negros cual noche reflejan, se dejan llevar por la tropilla domada por la mano de un sabio. Parece que por sobre las nubes vuelan y el esfuerzo se desvela. La crin al viento y un relincho fugaz, los cascos sobre la nieve, esta se levanta hasta sus hocicos. Los ruidos son opacados por la brisa y el sol mañanero ciega mi vista cómo la de ellos. El valle se tiñe de rojo fuego como sus ancas y capas. La espuma de los sumisos se escurre de sus bocas, sus pupilas se dilatan. ¡Qué galopar tan certero, que nieve suelta al viento en un correr tan ligero!
Decidí que quería mi propio caballo, un compañero, un amigo. No puedo vivir en el liceo el resto de mi vida sin caballo. Comienzo a imaginarlo, grande, negro, peludo y bravío. Un soldado en forma animalesca, creo que es lo que todo joven desea, por que a un jamelgo no se le puede llamar caballo.
El sol me ciega la retina, está cada vez más fuerte. Aún así la nieve no se derrite, es muy espesa. Los pinos están vestidos de un elegante color blanco y de las estalactitas de hielo gotean lágrimas puras seducidas por el calor.
Siento la fatiga que me deja sin aliento, el ardor en mi hombro herido. Observo todo a mí alrededor, guardando estos recuerdos en mi memoria, los olores y el sentimiento ajeno. Mi corazón estallaba de compasiones agridulces. Como si todos los pesares se volvieran uno en mis entrañas.Pobre el ser humano que sabiendo que mañana puede morir siquiera deleita el néctar de la vida. Me di cuenta que las personas bebemos el agua, pero no saboreamos el agua, por eso decimos que no tiene sapidez. Lo mismo pasa con la vida, solo la percibimos, pero no la vivimos. Nos damos cuenta que cada día es un día menos. Celebramos cada cumpleaños cuando jóvenes queriendo crecer, pero ¿que diremos cuando seamos viejos?, ¿De verdad nos alegraremos de estar un paso más hacia nuestra tumba?.
Beatriz hizo sonar una trompetilla y casi inmediatamente los jinetes jalaron las riendas, Elaine también. Los caballos convirtieron sus andanzas en un trote suave.
-Estamos por llegar a Tulipa- Me susurró en el oído.
Alcé la mirada y a lo lejos divisé un aparcado gris. No conciliaba verlo.
-Cuando crucemos esa colina podrás verla- Rió.
Lentamente nos fuimos acercando a dicha colina que era bastante empinada. Me abracé a la cruz de Margot y con los cascos bien enterrados en la nieve seguimos el camino que mostraba Beatriz. No hay nada más difícil que subir una montañita en pleno invierno de nieves movedizas y espesas. La fatiga de la yegua suplicaba descanso. Elaine no dejaba de encomiarla.
Beatriz nos esperaba en la sima con la mirada fija hacia el alba. Éramos las ultimas en subir.
Cuando llegamos arriba no pude contener mi pasmo, mi asombro; Un largo, largo puente de piedra vigoroso y ancho cómo para que lo cruce un ejército entero, surcaba las aguas de un inmenso rio de colores cobalto, que se hallaba cubierto por una capa maciza de hielo. Jamás había visto tanta majestuosidad ante mis ojos.
El olor de la corriente dulce bajo el hielo, el aroma de juncos verdes de la temporada pasada me llegaban con un una bienaventurada corazonada. Cruzando el puente vislumbré las terrazas cubiertas de escarcha y las carretas ir y venir, los mercaderes, los ciudadanos vistiendo ropas de lino encueradas.
Vi el liceo que hacía sombra sobre las casas como una catedral y también un castillo tiránico en el fondo del pueblo sobre un altozano. Toda la capital estaba bañada de un color azafranado. Me quedé absolutamente sin palabras. Era una ciudad enorme, más grande de lo que mis luceros pudieran captar.
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Sombras Rojas En Los Arboles
AdventureLa historia nos adentra en un mundo maravilloso habitado por bestias y libertadores, Los "Capas/Caperuzas Rojas" o "Soldados Escarlata". Las aventuras serán narradas por una niña rubia de poco conocimiento sobre el exterior, que ha vivido toda su in...