Capítulo IV

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Las clases habían terminado y los estudiantes se dirigían a sus casas, todos menos un chico alto que corría por los pasillos con la esperanza de no ser el único en la escuela. Lo había olvidado por completo ¿Cómo lo había podido olvidar? tenía que hablar con Baekhyun y por alguna razón, quería que fuera hoy, no podía más con tantas cosas en su mente, ya está cansado, necesitaba que Baekhyun, lo supiera... él también cometía errores. Demasiados a decir verdad.

"Ojala siga en el salón"—pensó Chanyeol, llegando al aula y para su sorpresa, o alivio, allí estaba el muchacho que buscaba con tantas ansias, sentado en el último puesto junto a la ventana, se veía como un ángel, todo el brillaba "Es hermoso"—pensó—"Concéntrate, a lo que vinimos"—se decía. No era momento para ponerse a divagar.


Chanyeol, entro al salón, los nervios parecían controlados, pero seguían ahí, siempre que se acercaba al más pequeño estaban ahí, latentes, hirviendo hasta la irritación y desesperación. Sin embargo, él era un maestro del disfraz, en cuento a sentimientos y emociones. Con una sonrisa de medio lado, se preparó para dar el golpe final. Era hoy o nunca, no más enredos, trataría de ser claro y conciso.

Sus pasos eran fluidos y agraciados. Serpenteó entre los asientos del salón de clase, perdiendo toda la elegancia cuando casi se cae al tropezar con uno de los asientos, maldijo mentalmente a la estúpida silla. Volvió a erguir su espalda, le extraño no oír la risa del Baekhyun , sin embargo, el chico del fondo no se inmuto ante su presencia, estaba tan cohibido con lo que sea que hubiera del otro lado de la ventana que Chanyeol era simplemente inexistente. No fue hasta que Chanyeol hablo que el chico del fondo le dirigió su atención hacia él.

--¿por qué no me sorprende?—Pregunto irónicamente, Baekhyun solo lo miro de mala gana, chanyeol dio dos pasos hacia delante, todo a alrededor estaba en completo silencio, la ventana se encontraba cerrada, por lo que, no se podía ni escuchar el viento suave azotando las hojas de los arboles — pobre, pobre, pobre Baekhyunie ¿Acaso nadie te espera en casa?

Baekhyun contrajo tanto su rostro que daba miedo. Sus manos se apretaron en puños y el lápiz que sostenía en su mano derecha crujió hasta partirse en dos, la punta del lápiz rodo sobre el pupitre hasta caer al suelo. Chanyeol se mordió la parte interna de su mejilla, la acaba de joder.
--Hiciste que rompiera mi lápiz—Dijo con voz ronca. Baekhyun se levantó con paciencia y tomo la punta del lápiz. Luego volvió a sentarse y se concentró en el libro que tenía abierto.

--lo lamento. Sí.

--¿Qué haces aquí, Park? ¿Qué no hay zorras haya fuera para lista para que las folles? –Decía con la vista puesta en el libro.
--Puede ser. Pero ¿Qué no es obvio? —devolvió, tratando de mantener su apariencia descomplicada. Obviamente se estaba volviendo loco, el ataque de esquizofrenia no tardaría en venir cuando saliera de este salón—Viene a follarte a ti

Baekhyun, cerró el libro de un golpe, sus miradas se encontraron y más que chispas y fuegos artificiales, parecía que Baekhyun veía el mundo arder mientras bailaba la danza de la muerte entre las cenizas del cuerpo desintegrado del joven Chanyeol. Baekhyun camino hacia la salida y con una ceja arqueada de la señalo al chico alto.


--Mira, si viniste a burlarte de mí, puedes irte

Chanyeol tembló en su posición. No obstante, algo le impedía que lo vieran flaquear por completo. Era Park Chanyeol, a él nadie lo intimidaba. Su padre le había enseñado aquello y nunca lo olvidaría. Lo que en cierto modo era contradictorio, pues se encontraba aquí, fallando, pero con la intención de burlar a su padre y enfrentar el pasado.

Admiradores Secretos [ChanBaek/BaekYeol]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora