Capitulo 3

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Una gran resaca me atacó en cuanto abrí los ojos. Lo único que recuerdo es estar yendo a la mansión de Kenny para poder beber unos tragos.

-Supongo que alguna de sus sirvientas me trajo aquí –susurré para mí mismo.

Camine hasta el baño donde estaban las pastillas que tomaba cuando bebía demasiado, luego me metí la ducha porque no aguantaba la peste a alcohol, vomito y transpiración que tenía. Luego volví a la cama para que al despertar las pastillas ya hubieran hecho efecto; pero cuando lo hice (ya de noche) aun sentía que alguien me estuviera apretando el cráneo.

¿Tanto había tomado?

Mi estomago sonó por no comer nada en todo el día así que fui a la cocina para tomar unas pizzas que habían dentro del horno, y meditar que había pasado la noche anterior. Pero no había caso.

Seguro no pasó nada importante.

Mi padre entro a casa gritando que había ganado un viaje en un crucero por un mes entero. A pesar del dolor de cabeza que me había causado, en verdad e hiso feliz aquello.

-Salimos mañana así que iré a preparar las valijas –le dijo a mi madre subiendo las escaleras a toda velocidad.

-Oh hijo –exclamo mi madre- no me contaste que Kyle había vuelto, ha crecido mucho –comento sonriendo mientras lavaba los pocos platos que habían en el fregadero- Ayer él y otro chico te trajeron, estabas inconsciente.

¡¿Qué?!

¡¿Qué ocurrió?!

¡¿Por qué mierda no puedo recordar algo?!

-Ese chico era muy guapo y fuerte, jamás lo había visto en South Park. –Rió inocentemente- Si hubieras visto lo tierno que te veías en sus brazos. Te cargo hasta tu habitación.

¡¡¿QUE MIERDA?!! Sin evitarlo salí corriendo hacia la casa de Kyle en busca de respuestas. Mis pies estaban congelados por el frio nocturno pero no me importó, llegue a la puerta y esperando que mi madre me haya jugado una broma entre de golpe.

-¡Kyle! ¿Qué sucedió ayer? –pregunte apareciendo en la sala de estar.

Al entrar los encontré en el sofá con la camisa desabrochada y con el rostro completamente rojo porque Ian le estaba besando el cuello y pasando su mano por todo el pecho del pelirrojo. Cuando Kyle me vio se enderezo poniendo las manos sobre el pecho del rubio intentando de apartarlo. Ian me miraba con odio sin moverse un centímetro.

-Lo siento –dije con la voz quebrada, sentía como un nudo aparecía en mi garganta- No quise interrumpirlos –me di la vuelta y salí de allí lo más rápido que pude para que no vieran las lagrimas que se asomaban por mis ojos.

Ni siquiera sé por qué estoy llorando...

No hay razón para hacerlo...

Kyle y yo solo somos amigos.

No. Ya nada es como antes...

Ya no somos nada más que conocidos.

. . .

¿Por qué sigo corriendo? El dolor en la planta de mis pies me está matando, aunque no se compara a la presión que siento en mi pecho... Se siente como si juntara todas las veces que Wendy había cortado conmigo.

De repente deje de sentir mis pies y la mitad de mi cuerpo. Caí al suelo cubierto de nieve en un lugar que no conocía.

Cubrí mi rostro con mis brazos y deje que las lágrimas cayeran libremente, ya no quería reprimirlas. ¡¿Por qué el dolor no se iba?! ¿De dónde salían todas estas lágrimas? Solo había visto a Kyle en un momento íntimo por solo unos segundos.

Ya nada es igual GAYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora