One-Shots [Eldarya]

Insomnio

POV Gardennie

Insomnio, siempre lo mismo, y pensar que creí que, quizás, ya no lo iba a volver a tener en Eldarya porque ya llevaba bastante tiempo sin que mi sueño se interrumpiese. Pero ya me he dado cuenta de que me equivocaba.

Cansada de dar vueltas en la cama decidi ir a pasear, me levanté y me puse la ropa que había dejado preparada antes de acostarme, ya que como iba a salir de mi cuarto no quisiera encontrarme a nadie y yo estar en pijama.

Salí sigilosamente de mi habitación para no despertar a otras personas, a pesar de que el mio se interrumpa no me gusta desearles lo mismo a otras personas. Pasé como siempre por el pasillo principal, asombrada por lo silencioso que puede llegar a ser por la noche, lo único que se oía eran mis pasos, que a pesar de intentar ser lo mas sigilosos posibles, se distingian.

Terminé de pasar por el corredor. Pudiendo relajarme por fin un poco y dejar de ir tan lentamente y en tanto sigilo, aunque no era como si me fuese a comportar como un elefante en una tienda de porcelanas. Subí las escaleras que me llevaban al exterior y abrí con delicadeza una de las puertas, lo suficiente para poder deslizarme fuera, la volví a cerrar y avancé ya con normalidad.

Me pareció extremadamente raro ver las tiendas cerradas, ya que en alguna ocasión pensé que los purrupu eran algo así como los chinos de mi ciudad, que parecen nunca cerrar, observé con curiosidad como las calles que por el día estaban completamente activas ahora permanecian desiertas. La luz lunar dotaba a los edificios un brillo sobrenatural y que se me antojaba hermoso.

Decidí dejar de observar maravillada todos los detalles de la "ciudad" ya que debía parecer una idiota parada ahí viéndolo todo... Seguí avanzando hasta el quiosco, donde pude observar con claridad el cielo nocturno... con sus estrellas; su astro, tan brillante aquella noche; el paisaje apaciguado por la silenciosa oscuridad.

Me apoyé en la barandilla mientras navegaba entre mis pensamientos sobre la vida que llevaba allí, las misiones, el accidente que tuve y que logró que me causase pavor el mar, mi mundo, mis familiares, los portales que te traen y llevan de un mundo a otro. Reflexionaba sobre infinidad de temas, algunos más relevantes que otros y en los que no había tenido tiempo de pensar dado que siempre estaba pensando en otras cosas y manteniendome ocupada.

Pensé en que si tuviese la tecnología de mi mundo ahora mismo estaría escuchando canciones con las que separarme de la realidad. Una extraña nostalgia me empezó a inundar, algo que hacía mucho que no sentía con tanta claridad. Inevitablemente no pude evitar pensar en que  una canción tenia razón cuando decía: la noche siempre trae algún consejo, pero el silencio aviva los remordimientos. A excepción de que faltaba el consejo, porque los remordimientos venían de abandonar a mi familia...¿Cómo estarán ellos ahora?

Con miedo de ponerme ha llorar por simple añoranza y empañar así el hermoso paisaje que podía presenciar y que a pesar de tener una iluminación tenue y natural, era mucho más luminoso que el rumbo por el que estaban continuando mis pensamientos. Decidida a no derrumbarme me empece a fijar en el panorama que se abría ante mi.

Me trasladé hacia el bordillo, sentándome en él, al tiempo que miraba la delicada estructura del quiosco, impresionada por la cantidad de detalles de los que disponían sus soportes pensé en su semejanza con el estilo plateresco, aunque siendo algo menos detallado ...

Concentrada en fijarme en las columnas, con sus finas y delicadas curvas que en su capitel parecían simular alas, casi no me di cuenta cuando unas manos me cubrieron los ojos impidiéndome ver.

Por inercia eleve las mías aprisionandolas, pero antes de que pudiera ejercer fuerza para quitarlas una voz me susurro en el oído logrando estremecerme.