One-Shots [Eldarya]

Celebración

Una suave música, la primera que escuchaba desde su llegada en aquel mundo peculiar. La música emitida por las pruebas que realizaban de diferentes tipos de melodías algunos lugareños con instrumentos semejantes a los que poseían los humanos.

En frente del acantilado que se encontraba en la parte trasera del QG habían preparado todo lo necesario para aquella fiesta, todas las casas se encontraban tenuemente iluminadas y adornadas en el exterior con tantas flores como era posible poner, todas ellas absolutamente hermosas, desde brillantes flores de un tono azul eléctrico hasta delicadas campanillas de color blanco que permitían que graciosamente los familiares más pequeños se pasearan entre ellas haciendo que se tambalearan mientras jugaban unos con otros, ajenos a todo lo que sucedía.

La fiesta iba a tener lugar sobre un claro pavimentado en el interior de la muralla, dando la espalda al cuartel, pudiendo observar como orgullosamente a los pies del acantilado se abría la inmensidad azul y a sus espaldas detrás de las imponentes paredes blancas del edificio el Sol, ese brillante disco, se ocultaba casi por completo dejando la sola iluminación de las edificaciones y pequeñas lamparitas que habían sido repartidas de alguna manera.

Repentinamente la música cesó y el ajetreo de personas que hasta entonces habían estado dando vueltas, saludándose y deseándose bendiciones se comenzaron a acercar formando diligentemente una especie de círculo dejando libre en el pavimento una circunferencia que estaba decorada con motivos geométricos.

La música volvió a sonar una vez la gente estuvo reunida y pudo observar no sin cierto asombro que aquella partitura la había escuchado alguna vez en la Tierra, seguramente debido al intercambio cultural que hubo en su época.

Entrando lentamente con la música de fondo pudo adivinar varias parejas, ellas cogidas del brazo de él, algunas caras se le iban haciendo conocidas de miembros de alguna de las guardias que había visto por los pasillos, hasta que la última pareja entró. Miiko luciendo un vestido de cola sin tirantes de un color granate que hacia contraste con las colas que lucían orgullosas detrás de ella, su mirada, más confiada de lo normal, estaba adornada por algunos puntitos azules debajo del ojo a juego con su larga melena, se sujetaba con confianza el brazo de Leiftan cuya ropa no había cambiado notablemente. Caminaron hasta el centro en medio de las otras parejas presidiendo, probablemente, al resto de miembros de la guardia brillante, se posicionaron para empezar y poco a poco comenzaron a moverse al ritmo de la música que empezaba a coger fuerza.

Observando como ellos sujetaban con una de sus manos y delicadeza la cintura de ellas mientras estas apoyaban su mano en el ancho hombro de su acompañante y ambas manos libres se sujetaban mutuamente. Pensó, que definitivamente era un baile similar a un vals, de aquellos que tantas veces había visto en películas que recreaban tiempos antiguos y que alguna vez había fingido bailar con sus amigas.

Se movían en armonía, con pasos fluidos al tiempo que la Luna comenzaba a mostrarse iluminando poco a poco con su pálida luz la escena, dándole un maravilloso toque mágico e irreal.

Terminada la primera pieza, comenzó la siguiente canción envolviendo a todas las personas allí presentes invitándolas a dejarse llevar por sus acompasadas notas.

Sin necesidad de palabras todos allí comenzaron a buscar una pareja con la que poder bailar, como si de una norma no escrita se tratase, no importaba si era un amigo tuyo, un conocido, un desconocido o a lo mejor el amor de tu vida, lo único verdaderamente importante era bailar. Y así, lentamente varias las parejas se fueron fusionando con las que ya danzaban cautivadoramente, incluso pudo volver a encontrar a Karenn y Alajéa, aunque se habían perdido entre la multitud en el momento que ella empezó a distraerse con ese nuevo fragmento de historia que se abrió ante sus ojos, las visualizó saliendo a bailar con apuestos desconocidos que quizás para ellas no lo eran tanto.