Un gilipollas simple.

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-¿Partidas comentadas, dices? Pero ¡¿De qué va esto?! -protesté, tanto indignado como intrigado.


Las clases habían acabado y por fin, Cheeto me mostró el afiche del torneo de Overwatch, así como las bases de este.


-Si, tío. Recuerda que más que una competencia, esta vez se trata de un "show" -explicó Abraham.


Cheeto sacó unas cuantas cosas de su casillero, lo cerró y se apoyó contra este.


-Tranquilo -continuó- que es casi lo mismo que hemos estado haciendo todo este tiempo cuando jugamos en casa con los otros; simplemente que ahora será frente a un publico. No es por ir de flipao; pero me han dicho nuestro equipo tiene fans ¿Sabes?

-Supongo.


¿Fans? Pero lo único que hacemos es jugar videojuegos, no somos cantantes ni nada de eso. Bueno, que hay gamers a los que admiro y tal; pero no somos así de "pro" como para merecer fans, flipo.


-Esta sería nuestra última participación en torneos como equipo, así que ¡A meterle caña, Rubiuh!


Animado, me dio unas cuantas palmaditas en la espalda, mientras que yo aún sujetaba el afiche del evento en mis manos, estudiándolo.

Seguía sin creérmela, esta sería la última vez que competiríamos como equipo. Alejandro pronto se mudará y quedamos incompletos. Además, con eso de comentar las partidas ya me estoy poniendo un tanto nervioso, suena complicado; pues, cuando juego, me siento en mi silla en plan ameba y no me paro de ahí por unas horas. ¿Y si se me sale alguna chorrada sin sentido enfrente de tanta gente?


-Vale, pues nada, que me voy pirando. -anunció Abraham agitando la mano y alejándose.


Me despedí simplemente imitando su gesto.

Dejando de lado el afiche, continué metiendo y sacando cosas de mi casillero. De repente, por el rabillo del ojo noté un par de zapatos asomarse misteriosamente al fondo.


¿Miguel?


Cerré el casillero y me acerqué a donde repuntaban los zapatos, asomandome. Ahí estaba él, apoyado contra un locker, como ocultándose.


-Tío; pero ¿Qué coño haces ahí escondido? -pregunté, sujetándome de las asas de mi morral.


Se despegó de los casilleros y me miró, inexpresivo.


-Descansaba.

-Seguro, crack. -repliqué, sonriendo incrédulo.


Miguel me ha estado esperando tras los casilleros todo este tiempo. Al parecer, no le interesa tratar con mis amigos. Y es que, bueno, las cosas han cambiado un poco ahora.

Hemos entrado a último año. Además, ahora nos han dejado en clases distintas.


Classmates ||RUBELANGEL||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora