B E G I N

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Dicen que las mejores cosas de la vida vienen cuando menos uno lo espera.

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Era como otro cualquier día para Yoongi, las mismas personas, las mismas aburridas clases, los tediosos mismos maestros, en fin, todo igual como el día anterior. Aunque por lo menos ya iba a acabar el día y por fin podría ir a dormir todo lo que resta del día, al menos eso sería para él lo ideal y lo que plenamente tenía planeado.

― Hyung, vamos levántate no puedo hacerlo sólo. ―se quejó Jimin en su triste intento de recibir ayuda del mayor, el cual era obvio que se negaba por su recurrente flojera o más bien su fingida flojera.

― Deja lo pienso un momento. ―habló después de un rato, ni siquiera hizo el intento de fingir pensarlo solo soltó su respuesta. Corta y concisa―. No.

Yoongi prefería mil veces estar recostado en la banca echando su cabeza hacia atrás y tratar de dormir a pesar de la clara incomodidad que ayudarle a su amigo, más cuando este lo había metido en tal problema, él pensaba que era completamente justo, su castigo, su karma.

― ¡Ay por favor Yoongi Hyung! ―habló haciendo aegyo, aunque el mayor no le prestara atención o al menos fingía bastante bien no hacerlo.
Era bastante usual que estos dos se quedarán a final de clases a arreglar el salón que quedaba un desastre después de que los alumnos de ahí hicieran tonterías, y aunque Yoongi no era de las personas que se metieran en problemas siempre acompañaba a su mejor amigo en todo lo que hiciera, pero no pensaba compartir aquella culpa esta vez, por primera vez en tanto tiempo no quería problemas, por el simple hecho de que había estado planeando algo y gracias al menor por unos meses, no pudo realizarlo.

― Tu dijiste “No me dejes sólo Hyung” pero jamás dijiste algo de ayudar. ―aclaró con cierta lentitud que demostraba su cansancio―. Y heme aquí, acompañándote, lo que se soy genial no hay nada que agradecer, soy el mejor hyung que pudiste haber tenido.

A pesar de ser algo distintos, en cuanto a carácter se hablaba, eso no impedía que se llevarán de maravilla, de hecho, se conocían demasiado bien como para sorprenderse de lo que dice o hace el otro, más aún cuando se conocían desde hace años.

― Te agradecería más si ayudaras.

Yoongi por fin decidió que era tiempo de ayudarlo, así que abrió los ojos poco a poco, con la misma pereza que demostraba al hablar, sin embargo, en lugar de que su atención fuera a su amigo que estaba enfrente del pizarrón, terminó en la gran ventana que dejaba ver el edificio de al lado,  sobre todo las grandes ventanas iguales a las de su edificio que reflejaban con gran claridad la azotea de este mismo y vio algo ahí peculiar que llamó su atención en demasía.

Una chica caminando en la orilla de la azotea de su mismo edificio.

― Jimin, ahora vengo. ―Yoongi se paró de inmediato y corrio con gran velocidad, esquivando las sillas, saliendo del salón para ir hacia las escaleras que daban a la azotea.

― ¡Hey!, no Yoongi, ¡Aish! ―pudo escucharse las quejas del menor en todo el pasillo sin embargo el mayor no le haría caso, su mente estaba completamente concentrada en lo que había visto y esperaba que fuera una completa ilusión. No podía evitar alarmarse por ese tipo de cosas, ya que había visto una escena así y esta vez no se quedaría parado sin hacer absolutamente nada para después terminar con remordimiento en la conciencia.

HUGS | 포옹 | 민윤기.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora