¿Se acabó?

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Carlos: ¿Quién eres?

Voz: ¿No reconocéis mi voz, chicos?

Todos están pensativos. Y Any, cae en quién es.

Any: ¿Alberty? ¿Eres tú?

Alberty: Muy bien Any. Y parecía tonta la muchacha...

Any: ¿Qué está pasando Alberty? ¿Que haces aquí?

Alberty: Yo soy el creador de los juegos del Whatsapp.

Carlos: Eso es imposible. Era Paula. Lo ha confesado.

Alberty: Cari, levantate y cuentales de que va la cosa, anda.

Paula se levanta y se recupera del palazo de Carlos. Se acerca a Alberty y le besa. Carlos no puede salir de su asombro, como todos.

Paula: Conocí a Alberty en el funeral de Nicolás. Él ha sido el que me ha ayudado a vengarme de ti.

Any: ¿Y que hacía Alberty en el funeral de Nicolás?

Alberty: Soy su primo. Él me había hablado de ti. Me contó lo tuyo con Mario. Estaba destrozado. Nunca nadie le habia roto el corazón. Sólo la muerte podía salvarle de tanto dolor. Asi que por eso lo maté. No fue Paula.

Juan: Vale, ya está todo aclarado. Any ha pagado por todo ya, os habeis vengado y ya está. Todos satisfechos.

Alberty: No, aun no. Pero... cambiemos un poco el juego, está siendo todo demasiado fácil. Os damos 1 hora de ventaja para huir. Si Paula o yo os encontramos ¡PUM! Os mantendremos informados por el grupo. Asi que no os convendría saliros.

Any: Estas loco. ¿Por qué sigues con esto? Dejame en paz ya.

Alberty: Lo hago por Nicolás. Y porque no me caéis muy bien tampoco. Asi que... la ventaja empieza... ¡Ya!

Todos corren en direcciones opuestas. Solo tienen 1 hora para huir lo más lejos posible. Cada uno ha escogido su camino.

Mientras Any corre despavorida sin pensar a dónde irá, escucha a alguien pidiendo ayuda. Any pasa de largo pensando que es una trampa. Vuelve a oir el grito. Y any reconoce la voz. ¡Es juan!

Any, guiándose por los gritos, encuentra a Juan. Está atrapado en una trampa para osos. Tiene la pierna desgarrada y el dolor no le deja concentrar la suficiente fuerza para abrir la trampa. Any le ayuda. Y al fin, consigue quitársela. Juan no puede caminar con la pierna así, asi que Any le coge del brazo y le ayuda a ponerse en pie.

Juan: ¿Porque me ayudas?

Any: No quiero que nadie más muera. Lo hubiera hecho por cualquiera, no es nada personal.

Las palabras de Any le sacan una sonrisa a Juan. Le encanta que le vacilen de esa forma. Y Any al ver la sonrisa de Juan, no puede evitar sonreir ella también.

Any: Venga, vamos a un sitio seguro y intentamos curarte eso un poco.

Empiezan a caminar. Juan apoyado en Any, y Any haciendo el máximo esfuerzo posible para no dejar que Juan se caiga. Pero...oyen unos pasos.
Y se oyen cerca. Muy cerca. Tan cerca, que pueden ver la silueta del dueño de aquellos pasos. Es Carlos.

Any: Joder Carlos, que susto nos has dado.

Juan: A mi no.

Lo valiente que intenta aparentar Juan, hace sonreír de nuevo a Any. Al igual que a Carlos.

Any: Carlos, ayudame a llevar a Juan, anda.

Carlos: ¿Qué le ha pasado?

Juan: ¡Qué más da! Ayudame tío. No hay tiempo para historias.

Los tres se adentran en el bosque en busca de un lugar seguro. Y tras varios minutos caminando, encuentran una cueva.

El sol ya se ha escondido. Y la luna ya ha salido. Carlos enciende una hoguera pequeña dentro de la cueva, Juan está tumbado sobre un montón de hojas que le ha preparado Any y Any está preparando un paño con agua para curar a Juan.

Carlos: Voy a por algo de comer. Que tengo hambre.

Any: Está bien, pero no te vayas muy lejos. Y ten cuidado.

Carlos: Vale mamá.

El sarcasmo de Carlos, vuelve a sacar una sonrisa a todos.

Juan: ¿Qué hora es?

Any saca su móvil para ver la hora. Se fija en que no tiene cobertura. Y ve que son las 11 de la noche. Hace más de 6 horas que se había acabado la hora de ventaja. Bloquea su móvil y lo vuelve a guardar en el bolsillo. Any, al levantar la vista, ve que Carlos ya ha llegado. Pero no viene sólo.

Los juegos del Whatsapp IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora