CAPÍTULO 29.

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Un nuevo día amanece en el frío Londres. Hoy el cielo está muy nublado, el tiempo es horroroso. Todo el firmamento está cubierto por unas grises y densas nubes de las que cae una tormenta muy fuerte, que incluye algún que otro relámpago. Un mal tiempo para un día pésimo. Hoy las cosas van a cambiar mucho. Hoy Niall acabará con lo que empezó hace exactamente un año y dos días. A partir de hoy no habrá más complicaciones, todo termina aquí... O eso es lo que ellos creen.

Niall se despierta por la tormenta, ya que está generando un fuerte ruido. Al abrir los ojos se encuentra con Leah dormidita entre sus brazos. La abraza más entre sus brazos y la aprieta hacia él. Acaricia suavemente su pelo y un trueno le hace volver a la realidad. Se aparta rápidamente de ella, con cuidado de no despertarla y se mete en el baño. Se desnuda rápidamente y entra en la ducha. El agua cae sobre su cuerpo, relajándole por completo. En unos minutos termina de ducharse y se pone una camisa de tirantes gruesos de color blanco y unos tejanos ajustados. Encima se coloca una chaqueta tejana y, cuando está, sale de la habitación. Camina hacia la cocina y ahí se encuentra con Louis, aún en pijama.

-Hey -se saludan los dos a la vez haciendo su saludo, que consiste en un choque de nudillos. Louis coge un bol de leche y cereales y se sienta en uno de los taburetes que hay al lado de la mesa de la cocina. Niall se prepara lo mismo y se sienta al lado de su amigo.

-¿Lo vas a hacer hoy, verdad? -pregunta Louis de un momento a otro. Eso a Niall le pilla desprevenido así que se gira hacia él, con confusión -¿Le vas a matar? -aclara Louis.

-Ah... Sí, no puedo alargarlo más. Leah conoce todos los lugares en los que me escondo, sabe cómo soy, mi nombre, mis apellidos, los de mis amigos... Es un peligro dejarla suelta. No tardaría ni cinco minutos en contárselo todo a la policía -contesta Niall frío.

-Vale... ¿Cuándo y cómo lo harás? -pregunta Louis.

-Cuando se levante y termine de desayunar la llevaré fuera... Cogeré mi arma y bueno, la mataré. Después tendrás que ayudarme a deshacerme del cuerpo... Ah, y tendrás que vigilar que no venga nadie des de la puerta -dice Niall señalando la puerta principal de la casa. Louis se mete los cereales en la boca y después de masticarlos se gira hacia Niall.

-De acuerdo, lo haré, pero a cambio tendrás que acompañarme a ver a mi familia... -contesta Louis sonriendo.

-¿Tú familia? ¿Por fin te has decidido a ir a verlas? -pregunta Niall alegre de escuchar la noticia. Louis asiente.

-Sí, Leah me convenció... Es muy buena escuchando a la gente -sonríe Louis.

Un gran relámpago resuena por toda la casa y Leah se despierta sobresaltada, poniéndose muy nerviosa. Mira a todos lados con miedo y suspira al reconocer que tan solo son truenos y una fuerte tormenta. Pero aunque sepa eso su miedo no desaparece, sabe de sobras que hoy es el día, hoy Niall la matará. Al nombrar a Niall en su cabeza gira su cabeza nerviosamente, buscándolo con la mirada, pero al no verlo ni notarlo supone que ya se habrá despertado.

¿Qué se supone que hace la gente en sus últimas horas de vida? ¿Qué se supone que tendría que hacer? ¿Llorar? ¿Gritar? ¿Reír? ¿Recordar? ¿Pensar? ¿Salir huyendo? La última opción le parece muy convincente, huir, eso es lo que quiere hacer. Necesita salir corriendo de aquí, alejarse a toda prisa de Niall y de su pistola... De todo lo que le envuelve.

Se levanta lentamente de la cama, posando su mirada en todos los rincones de la habitación. Se da cuenta de que sigue desnuda así que decide darse una ducha, para alargar el tormentoso momento lo máximo posible. Se mete en la ducha y deja que el agua caiga suavemente encima de ella, despertándola por completo y relajando todos sus, hasta ahora, tensados y temblorosos músculos. Tarda más de media hora en ducharse de cuerpo entero y, cuando termina, sale de la ducha, envolviéndose en una diminuta toalla.

-Vamos a dejar un bonito cadáver -se dice a sí misma Leah mirándose en el espejo mientras una lágrima recorre sus mejillas. Como Leah no puede evitar su muerte como mínimo está decidida a morir con dignidad.

Se viste con una camisa rosa de Louis Vuitton que deja al aire su delgado abdomen y su pequeña cintura y unos pantalones cortos tejanos. Decide dejar su larga melena pelirroja rizada suelta, excepto su largo flequillo que lo recoge en una trenza ladeada. ¿Esto os suena de algo? Sí, es la ropa que llevaba puesta el día que Niall la secuestró. Es muy simbólico, con este conjunto empezó todo y con este acabará. Cuando está lista suspira profundamente.

-Ni una lágrimas más Leah, ni una -susurra señalando con el dedo su reflejo en el cristal. Asiente y suspira profundamente. Sale del baño y de la habitación y camina lentamente por el corto pasillo. Baja las escaleras silenciosamente y al llegar al último escalón puede observar a Louis y Niall hablando en susurros en la cocina. Vuelve a suspirar y entra en la cocina, haciéndose notar para que dejen de hablar.

Niall y Louis se giran hacia ella. Niall reconoce instantáneamente ese conjunto y entiende perfectamente la razón por la que lo ha hecho. La mira de arriba a abajo, examinándola detenidamente y no puede evitar sonreír pícaramente. Louis la observa con una dulce sonrisa y aprecia lo atractiva que es.

-Buenos días -saludan Louis y Niall a la vez. Leah se limita a hacer una mueca extraña y se prepara un vaso de leche con cereales. Se sienta al lado de Niall y empieza a comer lentamente. Tarda unos veinte minutos en comérselo todo y, cuando termina, se levanta para lavar los platos.

Niall y Louis se miran, ha llegado el momento. Niall se levanta del taburete, al igual que Louis, y se dirige hacia Leah. Posa sus manos en su descubierta cintura y la aprieta contra él. Leah se estremece y se queda totalmente inmóvil, notando la respiración de Niall en su nuca. Nota un bulto en su espalda, primero piensa que es su miembro erecto, pero está demasiado alto... Su cuerpo se tensa aún más y empieza a temblar. Eso que roza su espalda es una pistola, la pistola de Niall.

-Vamos preciosa, no me lo pongas más difícil y acompáñame fuera -susurra Niall en la oreja de Leah. Leah empieza a temblar, traga rápidamente saliva y sigue a Niall hasta la puerta principal -Abre la puerta -ordena Niall. Leah obedece rápidamente, abre la puerta y los dos salen al callejón, notando como la lluvia desliza y moja todo su cuerpo. Louis se queda apoyado en el umbral de la puerta, vigilando que no venga nadie.

Historia De Un SecuestroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora