Parte 4. ¿¡Dónde Está Michael!?

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Habíamos llegado a mi casa. Durante el trayecto, ninguno de los tres había hablado. 

No sabía qué hacer: si dejarlos en la calle, o que entraran a mi casa. Pero, entonces, pensé: <<Si entran, podré resolver muchas de las dudas que tengo sin tener que atormentarme la cabeza cada dos por tres...>>. Así que les dejé pasar.

Deseé que mi madre no estuviera en casa, ya que me metería la bronca del siglo... por haber estado fuera de casa más de tres horas.

Y, gracias al cielo, así fue. 

Fuimos directamente a mi habitación, donde Anna se atrevió a hablar la primera:

-Tu casa... es muy grande.

-No creas... No tiene nada de especial. Es un piso normal y corriente, pero como solo somos dos, no ocupamos tanto espacio. -Contesté.

-Ajá... 

Me quité los zapatos, pero, al agacharme, vi el colgante que me dio Pinky... Pero no lo vi igual que siempre.

Pensad que el colgante es redondo, y tiene cinco colores: azul, rosa, verde, rojo y, por último, amarillo. Pero, esta vez, el color verde... no estaba. 

Me empecé a preocupar, pero pensé: <<Nah, solo será mi cerebro, que no es muy artístico, que digamos...>>. Anna se dio cuenta de que estaba nerviosa:

-¿Estás bien? 

-¿Qué, yo? Sí, sí... -Hice una pausa- Vale, no. Chicos, tengo mil dudas en la cabeza que me gustaría solucionar. Estoy muy preocupada...

-¿Preocupada por qué? -Me preguntó William.

-Ay, no sé... No sé nada... -Vale, hay que decir que, en ese punto, ya estaba exagerando un poco, je, je.

Mientras Anna y William también se sacaban los zapatos (les había dado el permiso), empezó a sonar el teléfono. Digo teléfono porque soy guay y no tengo móvil.

Fui corriendo al comedor; Anna y William detrás mío, y vi que eran Maria y Clara.

-Chicas, hola.

-Hola. ¿Te acuerdas que teníamos que hablar, verdad?

Puse el altavoz para que William y Anna lo oyeran todo.

-Sí, sí. Dime. 

-Primero de todo: ¿de dónde han salido ésos dos? 

-¿Quiénes?

-Anna y el tío rarito... -William se ofendió. Si es que Clara no se corta al hablar conmigo-

-Ah, esos... ¿Te acuerdas de la misión que nos puso a cada una Pinky, verdad? -Asentió- Bueno, pues el caso es que los conocí en la misma misión...

-Tía. Ve al grano.

-¡Ya lo he dicho! -Y, como siempre, dije mis pensamientos en voz alta:- Ahí pasaron muchas cosas...

-¿Muchas cosas? Lia... creo que nos estás escondiendo algo.

-N-no puedo explicároslo... Vosotras no estáis en la misma situación que yo... ¡Vosotras tenéis una familia de verdad!

-¿Mm?

-Mira, todo esto os lo explicaré mañana, ¿vale? Hoy estoy un poco cansada...

-Sí, sí, no te preocupes. Solo que estamos preocupadas por ti, Lia... 

-Ay... Si al menos Michael estuviera aquí...

-¡ES VERDAD!

-¿Mm? ¿El qué?

-¡MICHAEL!

-¿Qué pasa con él?

-¿Cómo que qué pasa? -Exclamaron- ¡NO HA VUELTO CON NOSOTRAS!

-¿Cómo que no? -Entonces, sí que me puse nerviosa de verdad- ¿Y, entonces, dónde se supone que está?

-¡Éso es lo que no sabemos!

-¿EH? ¿Cómo que no lo sabéis? ¡Si en la misión iba con una de vosotras!

-¡Pero no ha vuelto! -Se pone Maria al teléfono:- El caso es que teníamos un tiempo límite para hacer la misión. Por algo tiene ése nombre, ¿no? -Oí cómo tragó saliva- Y, bueno, estábamos dentro de una cueva, en la cual teníamos que encontrar 5 cristales. Como había dos caminos, no sabíamos por cuál ir. En vez de separarnos, ya que no había eco, decidió caminar él solo unos metros por uno de los caminos para ver por cuál era mejor ir, ¿no? -Tragó saliva de nuevo- Para que no perdiéramos el contacto, le até una cuerda a la cintura de cinco metros para que no se perdiera; aunque teníamos linternas. Le dije que, cuando no hubiera más cuerda, que tirara de ella para que lo supiera, pero el caso es que... no lo hizo y la cuerda, misteriosamente... se partió por dos.

-¿¡QUÉ!? -Grité.

-Lia: ¡tenemos un problema muy gordo! 

Madre mía, esto se estaba complicando cada vez más...

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⏰ Última actualización: Sep 09, 2016 ⏰

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El Portal Mágico 2: Si Todo Fuese Tan Fácil...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora